martes, 31 de diciembre de 2013

Se acaba 2013

En 2013, he corrido 3341,52 km, para los que he empleado 267 horas y media repartidas en unas 270 sesiones de entrenamiento; en este cómputo, excluyo la San Silvestre que correré esta tarde.
En cuanto a mi rendimiento, he conseguido mejorar mi marca en media maratón en Getafe (1h28'15'') y la de maratón en Sevilla (3h01'35''). Curiosamente, las marcas fueron conseguidas en los meses de enero y febrero, respectivamente, lo que unido a mi mejor marca en los 10 kilómetros conseguida en la San Silvestre 2012, me hace deducir, que mi mejor momento del año fue a principios de año, aunque no me quiero quejar del resto. 
En términos globales, ha sido un buen año, por las marcas conseguidas y por las buenas sensaciones que conservo después de entrenar muy duro. Obviamente, sigo con la espina clavada del maratón de Munich, donde no llegué en mi mejor momento, debido a los irregulares entrenos del verano, acortados por mi viaje a California en julio. En cualquier caso, hice un buen maratón y podría haber sido mejor si no hubiera mediado la lesión que me produje.

El final de año también está siendo bueno, pues aunque no haya conseguido batir ninguna marca, vuelvo a estar muy en forma, listo para volver a atacar mi tiempo en la San Silvestre y creo que con muchas posibilidades de conseguirlo. Espero, además, que  los entrenamientos sigan siendo positivos y que vuelva a llegar en condiciones óptimas a finales de febrero, para volver a hacer de nuevo un gran maratón en Sevilla y espero, que esta vez si, bajando de las tres horas.
Se acaba 2013, un buen año atlético y ya me espera 2014, donde he programado tres maratones por primera vez (Sevilla, Praga y Atenas) y donde espero dar otro saltito de calidad en mis tiempos. Y aunque no creo que estas cosas, voy a acabar el año corriendo vestido con una camiseta roja y además se estrenará Alonso en su primera carrera popular; todo esto, unido a una enorme ilusión, me hace tener buenos presagios y espero que también se cumplan los deseos atléticos y no atléticos de todos los que me leéis.
Feliz año 2014.

lunes, 30 de diciembre de 2013

Una San Silvestre especial

Fue en 2005 cuando corrí mi primera San Silvestre Vallecana; por aquel entonces, era un recién llegado al mundo de las carreras populares y fui rápidamente encandilado por el ambiente festivo de la última prueba del año, mucho menos masiva que hoy en día. Desde entonces, sólo he faltado dos veces a la cita debido a sendos viajes, porque me sigue atrayendo esta carrera, a pesar de ser cada vez más cara y de  su excesiva masificación, que aumenta año a año sin tener en cuenta que manejar a tantos atletas en una distancia tan corta es muy complicado. Por contra, me gusta el recorrido, favorable para lograr buenas marcas y además atractivo por recorrer lugares emblemáticos de la capital de España; y a eso, se añade el ambiente espectacular, con miles de personas animando en las calles, sobre todo en el barrio de Vallecas, cuya llegada es realmente emocionante.

Como anuncio en el título de este post, la San Silvestre de este año va a ser muy especial para mi por dos razones; la primera es que por primera vez voy a correr la San Silvestre Internacional, pues he conseguido inscribirme acreditando mi marca de maratón, pues con la de 10 kilómetros no me llegaba; sé que no soy precisamente un especialista en esta distancia, pero llego en un buen momento de forma y teniendo en cuenta que podré correr sin los agobios de la popular, espero poder atacar y superar mi mejor marca en la distancia, lograda precisamente el año pasado en esta misma prueba.
Me falta por explicar la segunda razón y esta es mucho más emotiva, pues si yo voy a debutar en la prueba internacional, mi hijo, Alonso, con 16 años recién cumplidos, va a debutar en la San Silvestre Popular junto con su amigo Nacho. Ambos han preparado la prueba siguiendo mis indicaciones y creo que están preparados para acabar sin problemas, pues el objetivo que se han propuesto es disfrutar de la carrera, sin preocuparse de marcas ni de puestos; no me preocupa su marca, pues creo que con su edad, deben centrarse en pasar un buen rato corriendo, empaparse de ese sano ambiente festivo que rodea la prueba y del buen "rollito" que se genera entre los participantes.
Vuelvo a acabar mi año atlético en Vallecas, pero esta vez de manera más espectacular que en años pasados, pues acabaré la prueba dentro del Estadio del Rayo Vallecano, quizás rociado con nieve artificial por los aficionados, una escena que siempre me ha gustado. Mi marca no será de las mejores, más bien seré de los peores de la clasificación, pero espero conseguir bajar una vez más de los 40' y superar mi marca. Tengo buenas sensaciones, me he preparado a conciencia y creo que lo tengo en las piernas, pero no puedo evitar recordar mi amplio historial de decepciones; claro que en esta ocasión, mi gran objetivo es que mi hijo cruce la línea de meta de Vallecas, con el tiempo que sea, pues el orgullo de un padre es mucho más satisfactorio que cualquier marca personal.


martes, 24 de diciembre de 2013

Feliz Navidad

Un año más, las fiestas navideñas se cuelan en nuestra vida, cada vez más pronto, cada vez más presentes en las televisiones y en los medios donde nos machacan constantemente para que compremos regales, juguetes, comida etc. Sin embargo, para la mayoría de las personas, estas fiestas tienen un carácter especial, porque aparte de unos días de merecidas vacaciones, la Navidad es un buen momento para acordarse de las personas que forman parte de tu vida de alguna manera, desde tu familia, al panadero, pasando por el cartero etc. Todos nos deseamos felicidad y creo que con total sinceridad.
Por eso y a riesgo de repetirme y de dejarme algo en el tintero, hoy quiero desear lo mejor a todas las personas que han estado presente en mi vida atlética del año que termina. Hoy toca recordar a todas las personas que forman parte de la organización de una carrera y que velan por tu seguridad, por tu salud o por tu comodidad, aunque no sepas quién son; también me gustaría agradecer la labor de los voluntarios, los que te dirigen por la ruta correcta, los que te acercan la botella de agua o los que te colocan la medalla al acabar un maratón y sonríen mientras pronuncian un simple enhorabuena, que sienta fenomenal. También quiero acordarme del público que acude a las carreras, los que aplauden ala salida o la llegada a meta, pero sobre todo a los que te animan a mitad de carrera coreando tu nombre, o diciéndote lo poco que queda, aunque quede mucho, o los que simplemente te llaman campéon; tampoco me olvido de todos mis amigos que me animan por las redes sociales, aunque no nos hayamos visto desde hace tiempo, de la gente de mi urbanización que me saluda cuando salgo a correr y de todos aquellos que respetan al corredor y agarran a su perro o aminoran la marcha cuando van en coche y te ven. Y claro esta, de todos los corredores que comparten kilómetros en carreras o simplemente entrenando.
Por supuesto, hoy me acuerdo de mis compañeros del club que hemos fundado  en el trabajo, RUNNING BAJO CONTROL, pero también de todos los compañeros que me animan y me preguntan por mis logros atléticos. Y claro,  no me voy a olvidar a mis amigos foreros, de los que recibo no sólo buenos consejos atléticos, sino una gran amistad. Ese amistad y mucho cariño, me la da también mi "afición" en todas las carreras a la que me acompañan, un grupo de amigos que me soportan en mis citas importantes. Y por último, quiero acordarme de mi entrenador, el increíble Depa, que me hace disfrutar del atletismo día a día, independientemente de los logros.
A todos ellos les deseo disfruten la mejor de las navidades junto a sus seres queridos y espero que el año que viene podamos seguir disfrutando del deporte que nos une.


FELIZ NAVIDAD A TODOS



viernes, 20 de diciembre de 2013

IV San Silvestre de Alcorcón

Alcorcón es un lugar que me trae buenos recuerdos, pues allí debuté en la media maratón y con buenos resultados; por eso, cuando busqué un diezmil para competir el domingo 15 de diciembre, me decanté por la ciudad del sur de Madrid, donde se celebra una San Silvestre bastante temprana, pero con un buen ambiente navideño.
La San Silvestre de Alcorcón es una carrera modesta, de esas en las que gusta correr, porque la participación no es agobiante, puedes recoger el dorsal el mismo día de la carrera y recibes un trato amable al final, muy de andar por casa. El circuito es mejorable, ya que transcurre en todo momento por zonas deshabitadas, expuestas al viento, sin presencia alguna de espectadores y para remate, es una sucesión de falsos llanos que pican hacia arriba o hacia abajo, según toque; en definitiva, un recorrido muy poco amable y además, de doble vuelta.

Pero pasemos a la carrera, a la que acudí con Andrés, buen amigo y corredor de Runnig Bajo Control, como yo; nos colocamos un tanto atrás en la salida y aunque no había demasiados participantes, tuvimos que adelantar a bastantes en los primeros metros, que consistían en una subida no muy acusada, pero constante de unos 700 metros, ya en la cima, Andrés se  fue por delante y yo puse un ritmo exigente sin dificultad. No llegaba tan mentalizado, ni tan descansado como en el Akiles y eso se notaba en los tiempos de paso por lo hitos kilométricos, en torno a los 4'06'', claro que también contribuía el viento, los falsos llanos y los excesivos virajes y subidas de bordillo que había que realizar. Aún así, el primer paso por meta (los 5000), lo hice en 20'29'' y pensé que era posible bajar de 41'. Y aunque no lo fue, me quedé muy cerca, porque mi ritmo no se resintió, no acusé cansancio y fui remontando puestos durante toda la segunda mitad de la prueba, tantos que incluso pude llevar a André a la vista en los últimos tres kilómetros, aunque fui incapaz de cazarlo.
Al final, 41'08'', un crono aceptable en una carrera difícil en la que he conseguido cumplir mi objetivo prioritario, un entrenamiento de mucha calidad en el que he podido correr a ritmos fuertes y regulares, pero sin la sensación de impotencia que he soportado otros años. 
A falta de dos semanas para la San Silvestre, creo que estoy en la forma adecuada para ser capaz de batir mi marca en incluso de manera clara, aunque hay que seguir manteniendo la misma intensidad en los entrenamientos y salir con fe y a por todas para conseguir una marca acorde a mi gran estado de forma.

jueves, 12 de diciembre de 2013

XXXIII Trofeo Akiles

En mi segunda participación en el popular Trofeo Akiles, el intenso frío volvió a ser el protagonista de una bonita carrera que discurre por la inigualable Casa de Campo madrileña. Este año, se celebraban los 50 años de existencia del Club Akiles y por ello la organización esperaba una participación numerosa, lo que, en mi opinión, originó que se centralizara la recogida de dorsales en el Corte Inglés de Castellana. Repito que es una interpretación propia, pues de otra manera, no se podría entender que se haga ir a la gente hasta dicho centro comercial en un fin de semana en el que Madrid está a reventar de gente a causa del puente de la Constitución.
El caso es que, como le pasó a otros muchos atletas, no me enteré de la obligatoriedad de la recogida del dorsal los días previos a la carrera hasta el mismo sábado por la noche, así que el domingo de mañana, me dirigí a la Casa de Campo con la incertidumbre de saber si iba a poder correr o no el Trofeo Akiles. No tuve problemas para recoger el dorsal, aunque  tuvo que esperar por la camiseta hasta el final de la carrera.
Hacía un frío intenso, alrededor de dos bajo cero y con humedad, pues no en vano se corre alrededor del lago; debido a la temperatura, apuré el tiempo dentro del coche y calenté junto con mi hermano, que también competía, no demasiado tiempo y sin demasiada intensidad. Nos colocamos bien en la salida, pero no muy adelante, pues no quería castigarme demasiado en los primeros kilómetros, de manera que cuando sonó el pistoletazo, me puse a un ritmo fuerte, pero sin cebarme, pues los dos primeros kilómetros pican hacia arriba e inmediatamente después se comienza la subida al Cerro Garabitas, una rampa dura, que obliga a regular y en la que se pierde tiempo, a pesar de un  descanso que precede a la rampa final. Calculo que en la cima perdí unos 30 segundos, pero no estaba cansado, ni mucho menos, así que inicié el descenso con fuerza, intentando recuperar tiempo y lo conseguí, porque rodé claramente por debajo de 4' hasta llegar al kilómetro 6, en el que la carretera vuelve a picar ligeramente hacia arriba, lo que, sin embargo, no provocó un descenso notable de mi ritmo.
Ya sabía que no iba a poder bajar de 40', pero quería intentar un buen crono, así que seguí forzando la marcha para acabar en unos meritorios 40'33'', con la guinda de haber completado el último kilómetro en 3'50''. Considero que es un buen crono, teniendo en cuenta el perfil de la prueba y el hecho de correr por debajo de cero grados; las sensaciones son buenas y lo que es más importante, creo que voy por el buen camino en esta preparación. El domingo volveré a competir en un 10.000, sin grandes expectativas, pero con la esperanza de que me sirva para asaltar mi marca el último día del año, en la San Silvestre Vallecana.

domingo, 24 de noviembre de 2013

XXXIV Trofeo José Cano

El viento, el frío y la lluvia, fueron los protagonistas no deseados de mi tercera participación en la tradicional Carrera de Canillejas. Amaneció un día gris, desapacible, de esos en los que ver el sol se convierte en tarea imposible y en los que la lluvia cae de manera pertinaz  sobre el asfalto de Madrid, sin atisbos de mejora. Llegué al barrio de Canillejas en coche y tras aparcar cerca de la nacional II, me dirigí a la zona de salida trotando, a modo de calentamiento necesario en un día así; fueron unos tres kilómetros de subida en los que intercambié impresiones con varios atletas que seguían mi camino. Ya en la zona de salida, me tomé un café, calenté y me coloqué en la salida junto a mis amigos Jaime y Antonio, bastante adelantados, pero no en una posición demasiado buena para evitar atletas más lentos.
Salí bien, a pesar de la aglomeración inicial, pero no a tope, pues quería evitar fundirme en el segundo kilómetro de subida; de modo que fui marcando un ritmo cercano a los 4 min/km. Perdí de vista muy pronto a mis amigos, aunque algo después me saludó mi compañero de club Jorge, que iba acompañando a un amigo.
La cuesta de la calle Aquitania me hizo "pupa" y cuando llegué a la avenida de García Noblejas para comenzar a bajar, ya había perdido un tiempo, que no iba a poder recuperar en el resto de la carrera. Sin duda, el frío y la lluvia habían hecho mella en los primeros kilómetros, pero a partir del tercero, las piernas empezaron a ir mejor, ya más calientes y con más tono muscular, de manera que la el tramo de la avenida de Arcentales, a pesar de sus subidas y bajadas, pude hacerlo a un ritmo constante.
Después de ese tramo, se inicia el descenso final hasta meta, muy rápido, pero sabedor de que mi tiempo no se podía acercar a mi marca, me limité a mantener un ritmo fuerte y evitar desgastes estériles, de modo que crucé la meta en 41'06'', un minuto mejor que la semana anterior en la Grutear, pero con la sensación de no haber gastado demasiadas energías.
En definitiva, satisfecho con el test, aunque me hubiera gustado hacer un tiempo mejor, pero es obvio que mis entrenamientos no están encaminados a batir mi marca en el diezmil, sino a preparar poco a poco un objetivo mucho más importante, el Maratón de Sevilla. Precisamente por eso, voy a seguir disputando carreras de 10 km en diciembre, a fin de mejorar mis prestaciones a ritmos rápidos para que se vea reflejado posteriormente en las carreras largas.


viernes, 15 de noviembre de 2013

De la Grutear a Canillejas

Ya estoy inmerso en plena pretemporada o si lo preferís, en plena preparación para el Maratón de Sevilla 2014. De momento, Depa me ha programado sesiones cortas, a ritmos altos y por supuesto, cuestas, todo un clásico cuando se comienza de  nuevo. Munich está olvidado, ahora estoy empezando de nuevo, con buenas sensaciones y con la confianza absoluta en que el sub 3h puede caer en Sevilla, entre otras cosas, porque sé que en Praga va a ser difícil lograr esa marca y en Atenas es casi imposible.
Pero no es el momento de pensar en maratones, sino en carreras más cortas en las que acostumbrar a ritmos más rápidos a mis piernas, ya recuperadas del duro entrenamiento de este verano.
Me marqué el Trofeo José Cano (la Canillejas) como la prueba en la que volver a competir, pues es una  prueba que conozco, que me gusta y en la que, además, voy a coincidir con muchos de mis amigos; pero la semana pasada, mi amigo Luis me ofreció su dorsal para correr la Carrera Grutear en Alcalá y no me lo pensé dos veces, aunque con la única intención de rodar un poco más rápido que un entrenamiento normal.
La Grutear es una carrera muy popular en la ciudad cervantina que recorre el centro histórico en dos vueltas; el recorrido es plano, pero excesivamente sinuoso, con muchas curvas y algunas zonas de adoquín, pero aún así es una carrera en la que se puede correr rápido. La organización es correcta, modesta, pero resolutiva y el ambiente es realmente excelente, así como el entorno por donde se corre y la salida y  la llegada en plena Plaza de Cervantes.
Como os dije, mi intención era rodar rápido y lo hice, quizás demasiado rápido porque acabé en 42'12'', doblando prácticamente el primer y el segundo cinco mil y con el freno de mano echado constantemente, sin forzar para evitar el cansancio. Obviamente, las sensaciones fueron buenas e indican que estoy trabajando bien, aunque es demasiado pronto para lanzar las campanas al vuelo. 
De hecho, el domingo tengo una prueba más seria, porque en Canillejas pienso ir fuerte, aunque tampoco a tope, porque he seguido un entrenamiento normal durante la semana, sin descanso específico ya que esta carrera no es un objetivo, simplemente una piedra de toque seria en la preparación. Aún así, intentaré estar por debajo de los 41' y si las piernas me responden puedo soñar con hacer un sub40, aunque no creo que sea fácil conseguirlo a estas alturas. La solución, el próximo domingo.


jueves, 31 de octubre de 2013

Cambio de planes

Hace unas semanas, os anunciaba mi intención de disputar los maratones de Praga y Chicago en 2014; el mal resultado cosechado en Munich, junto a un cambio de planes a finales de año, han motivado un cambio considerable de mi calendario atlético en 2014.
Este año, por primera vez en mi vida atlética, voy a correr tres maratones en un año, aunque no es probable que salga a disputarlos todos ellos. Mantengo Praga, porque ya tengo planeado el viaje, estoy inscrito y además me apetece mucho correr en esa bonita ciudad, aunque me ha comentado Depa que no es una buena prueba para hacer marca debido a que la parte final es dura y además hay unos cuantos kilómetros de empedrado.
Por esa razón, he decidido volver a Sevilla, el maratón donde he realizado mi mejor marca este mismo año, una prueba que me gusta por su recorrido y por su clima y que además, puedo preparar con garantías porque hay tiempo de sobra. Por tanto, el próximo 23 de febrero, estaré en la línea de salida del maratón de Sevilla 2014 con un objetivo claro: bajar de las 3 horas.

Posteriormente, el 11 de mayo, correré en Praga, tras casi tres meses de descanso e imagino que con pocas posibilidades de acercarme a mi mejor marca, aunque eso será algo que decidiré más adelante.
Ya en otoño, he decidido posponer de nuevo mi participación en Chicago, ya que en 2015 tendré la oportunidad de coincidir con mis amigos Andrés, Mario y Raquel. En 2014 correré en Atenas, el maratón original, ese que discurre entre la localidad de Maratón y el antiguo estadio olímpico ateniense. No es el de la capital griega, un buen maratón para hacer marca, pero, a buen seguro, va  a ser una experiencia inolvidable recorrer esos míticos 40 kilómetros que recorrió Filípedes en su día.
Esta es la programación definitiva de maratones para 2014, sujeta a cambios, claro, pero espero que se pueda mantener el calendario. En cuanto a medias, diezmiles y otras carreras, seguid atentos a mi blog.


miércoles, 23 de octubre de 2013

Maratón de Munich (3) - La carrera

El despertador de mi teléfono sonó a las 6 de la mañana, después de una noche en la que no dormí tan mal como otras veces; bajé a desayunar lo de siempre antes de un maratón, es decir, fruta, cereales y una tostada, regadas con un café bastante malo. Había varios atletas desayunando a la misma hora y en sus caras se percibían esos nervios que acompañan las horas previas a la carrera. Tras volver a la habitación, cambiarme y despedir a Marisa, me dirigí al metro para llegar con tiempo a la salida; estaba cayendo una finísima lluvia a la que acompañaba una temperatura no excesivamente baja. Teniendo en cuenta que el pronóstico no auguraba agua a la hora de la salida, todo indicaba que las condiciones iban a ser ideales, aunque con un poco de humedad.

Tras recorrer Munich bajo tierra junto a otros atletas, llegué al parque Olímpico, donde ya había un buen número de participantes preparándose; pasé pronto mi cita obligada por el baño y tras ello me cambié en las gradas del estadio, dejé la bolsa en el ropero y comencé a trotar hacia la salida.
No estaba nervioso, más bien concentrado en lo que había planificado con Depa la tarde anterior, salir a 4'15'', no desgastarme en la primera mitad cruzando la media alrededor de 1h30' e intentar incrementar levemente el ritmo en la segunda parte para bajar de las 3 horas. Me coloqué más o menos bien, o eso creía, pero pronto me di cuenta que el globo de las 3 horas quedaba bastante por delante y ya no había manera de acercarse; así que me relajé, escuché el himno alemán  y tras desear suerte a los atletas que me rodeaban, comencé a correr mi decimosexto maratón.
Comencé a un ritmo cómodo, se podía correr a pesar de que me vi obligado a adelantar a muchos corredores, pero enseguida fui colocándome en zonas de corredores que iban a mi ritmo; el globo de las 3 horas estaba a la vista, pero no había prisa, me quedaban muchos kilómetros para alcanzarle y no quería realizar sobreesfuerzos. Los kilómetros iban cayendo de acuerdo a lo previsto, siempre a ritmo de 4'15'' el kilómetro, cumpliendo casi en todos los pasos; iba relajado y sin signos de cansancio cuando "recibí" la primera visita de mis amigos, en el kilómetro 8, dentro ya del English Park, un parque inmenso en el que se entra por el kilómetro 4 y que no se abandona hasta el 17.
El recorrido por el parque se me hizo pesado, no sólo por la escasa afluencia de público, sino porque el camino se estrechaba y el suelo estaba muy mojado, a consecuencia de las lluvias de la noche; el problema es que la frondosidad de los árboles impedía que el sol, que ya lucía en el cielo, secara la carretera, que además de estrecha era un tanto resbaladiza. Eso no me impedía seguir a mi ritmo, metido dentro de un grupo de atletas que marchaban a la velocidad que me interesaba. Al paso por el kilómetro 15, volví a ver a mi "afición" y las cosas seguían rodando bien, ritmo constante, globo a la vista y moral intacta; pero no iba a seguir así...

Por fin salgo del parque, tenía ganas, pero empiezo a notar la pierna derecha cargada, un tanto rígida; es la pierna derecha, la misma donde tuve la rotura fibrilar hace años y la misma que me ha dado algún problema durante la preparación,  pero decido olvidar el tema y seguir como si nada. Pero mi ritmo disminuye, parece que el globo se aleja y aunque intento acelerar, mis piernas no responden y empiezan a caerme segundo de propina en cada kilómetro; cuando paso la media, ratifico que mi maratón se ha ido al garete, 1h31'30'', minuto y medio por encima de lo planeado, casi imposible remontarlo. Está claro, no va a poder ser, me digo, pero tirar la toalla es de cobardes, así que pongo en orden mis ideas y me digo que el nuevo objetivo debe ser bajar de 3h 05' y con esa ilusión continúo corriendo.
Pero la ilusión no basta cuando las piernas no van y mis piernas no sólo no van, sino que la derecha se carga cada vez más, hasta el punto que empiezo a correr con dificultades, alargando menos la zancada para prevenir problemas. No es una sensación nueva, en Amsterdam y en Nueva York me había pasado lo mismo, pero en esos casos me pasó a falta de tres kilómetros para meta y aún esta vez, me queda poco menos de la mitad.
En el kilómetro 26 hay una pequeña bajada, intento ganar ritmo y "zas", dos pinchazos agudos en el isquio me obligan a parar en seco, se acabó; la calle está casi desierta, no hay apenas corredores, estiro, pienso y me digo: "o me retiro aquí mismo o acabo como sea". Pero claro, me conocéis y lo de la retirada no entra en mi ideario, así que tomé como bandera esa frase tan repetida por los atletas: "el dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional" y me conjuré para llegar a la meta del Olympiastadion, aunque sabía perfectamente que restaban 15 kilómetros de sufrimiento.

Podía correr, no a un ritmo alto, pero si a ritmo de rodaja, es decir, a ritmo de entrenamiento; tomé el gel que da la organización el km 27 (ya había tomado otro antes) y recuperé un poco las fuerzas, pero cualquier intento por alargar la zancada, acababa en un aviso de mi isquio, que amenazaba con romperse. Al paso por el 30 vuelvo a ver a Marisa y mis amigos, les cuento que estoy lesionado, que voy a intentar llegar, pero que no sé cuanto tardaré. Me adentro en la parte más espectacular de la carrera, pasando por Marienplatz y todo el centro de la ciudad, que está plagada de gente, pero mi paso no es muy glorioso, estoy sufriendo, el isquio cada vez está más cargado y mi ritmo se resiente metro a metro. Me van pasando atletas, pero soy capaz de adelantar a alguno que va aún peor que yo y aunque había decidido pasar de los geles, me tomo uno más a falta de 7 km para aguantar mejor hasta meta.
Obviamente las 3h05' no van a ser posibles, ni siquiera las 3h10', así que nuevo objetivo consiste en llegar sin que me adelante el globo de las 3h15'. Miro al crono y mi ritmo sigue cayendo hasta los 5'/km, pero es suficiente para lograr el objetivo. Los últimos 5 kilómetros son de gran sufrimiento, me arrastro más que correr, fuerzo al máximo unas piernas cargadas, doloridas y contracturadas; no recuerdo una sensación de tanto deterioro físico desde el maratón de Londres, pero ya queda menos, entro en el Parque Olímpico y a lo lejos diviso el majestuoso Olympiastadion, ese donde había soñado una entrada gloriosa, el mismo en el que Mariano Haro hizo una de las carreras más recordadas por la afición española, aunque su esfuerzo no supuso una medalla. Esos pensamientos y la certeza de tener a Marisa y mis amigos dentro, me ayudaron a llegar al estadio y a recorrer unos emocionantes últimos 400 metros, tras cruzar el túnel de entrada y enfilar la contra recta ante con los ánimos de mi particular afición. Llego en 3h13'06'', físicamente roto y moralmente hundido.

No he logrado mi objetivo, no es momento de analizar porqué, habrá tiempo para eso; lo positivo es que he acabado mi decimosexto maratón,  me he sobrepuesto a una lesión y he sabido sufrir para cruzar la línea de meta, sin la gloria de la marca, pero con la satisfacción de haberlo conseguido.


martes, 22 de octubre de 2013

Maratón de Munich (2) - La organización

Un paseo por Munich puede dar idea al visitante de la eficacia y meticulosidad germana, pues es una ciudad bien urbanizada, limpia, poco ruidosa y agradable para recorrer a pie; además, parece que existe unanimidad cuando se piensa en Alemania como país bien organizado y todo esto nos puede llevar a pensar que el maratón de la ciudad de Bavaria debe estar perfectamente organizado, pero es una suposición no muy exacta, como voy a pasar a explicar.
Empecemos con la página web, resultona, colorida y agil, en la que me pude inscribir al maratón con comodidad y rapidez; la información se revisaba periódicamente, pero el problema surgía cuando enviaba las newsletter periódicas a mi correo, pues estaban escritas en alemán y es un idioma que poca gente no alemana domina. En cualquier caso, hay que dar buena nota a este servicio.

Ya en Alemania, el primer contacto con la carrera lo tomo en la feria del corredor, ubicada en el excepcional Parque Olímpico de Munich, que albergó la Olimpiada de 1974, aquella recordada por el triste suceso de los atletas judíos y por la gran actuación del nadador Mark Spitz. El parque está cuidado al detalle, sin signo alguno de deterioro y con las instalaciones funcionando a pleno rendimiento, como es el caso de la piscina olímpica y hasta hace poco el coqueto Olypiastadion, famoso por sus cubiertas de poliuretano y que ha sido la sede del Bayern de Munich hasta hace pocos años; ahora, al estadio le han quitado el tartán y el césped es artificial, pero conserva un buen aspecto.
La feria se desarrolla en los bajos del estadio, en un espacio demasiado pequeño, lo que genera que todos los stands estén muy juntos y no sea cómodo pasear por allí; la recogida del dorsal es ágil, pero luego hay que ir moviéndose de lado a lado del local para hacerse con la camiseta y la bolsa del ropero, un mareo del que no llego a entender el porqué. En cuanto a los expositores, se echan en falta a las grandes marcas deportivas y hay un exceso de tiendas de deportes. También se pueden ver stands promocionado maratones, fundamentalmente alemanes.
Vamos a lo importante, la carrera. La base de operaciones se sitúa en el estadio olímpico, al que se puede acceder sin problemas para cambiarse o simplemente soñar con la llegada horas más tarde; hay baños suficientes, se puede estar a cubierto en caso de necesidad, aunque eché en falta algún lugar en el que poder beber agua o tomar un café. La salida no se efectúa en el estadio, sino a unos 2 kilómetros en una amplia avenida dentro del parque a la que se accede con comodidad mientras calientas. 
Además del maratón, se disputa una carrera de 10 kilómetros y una media maratón, pero la salida ni es simultánea, ni en el mismo lugar, de manera que se evita esa mezcla tan antipática para los que corremos, de atletas de diferentes distancias en una misma línea de salida.
La salida está organizada por cajones, pero son demasiado amplios, pues empieza en las sub 3h30' y aunque no es una carrera masificada, la mezcla de ritmos es evidente. Aún así, no hay demasiados problemas en la salida pues como he dicho, la avenida es bastante amplia y enseguida la carrera se interna por calles lo suficientemente anchas en la ciudad. El recorrido está bien indicado y cerrado al tráfico, aunque cuando se entra en el English Garden, por donde se recorren casi 15 kilómetros, hay zonas sin apenas voluntarios pues los caminos se estrechan notablemente. En general la carrera está bien señalizada y los hitos kilométricos bien colocados, pero en algunos tramos, la gente cruzaba la carrera sin reparo, sobre todo al finalizar y entrar de nuevo en el Parque Olímpico, donde tuve que sortear a alguna persona paseando. 

El recorrido es bastante plano y tras salir del Parque Olímpico, discurre en su primera parte por un gran parque y tras la media se adentra de nuevo por la ciudad recorriendo el centro histórico, para regresar de nuevo al estadio.
En cuanto a los avituallamientos, son en vaso, hay agua e isotónicos y también avituallamiento sólido, pues dan fruta y un gel GU en el kilómetro 27.
La llegada está bien organizada y tras cruzar la línea de meta, puedes acceder al césped artificial central, donde aparte de la medalla, te dan bebida, comida y cerveza (sin alcohol) sin límite. Lo malo, es que para salir del césped te hacen subir escaleras equivalentes a unos tres pisos, que después de 42 kilómetros de esfuerzo, no es lo más adecuado para los corredores.
La organización de Munich es buena, no excelente, pero suficiente para una carrera de participación media, rápida y bonita.



lunes, 21 de octubre de 2013

Maratón de Munich (1) - El ambiente

Munich, capital de Baviera y sede del equipo más importante de la Bundesliga, El Bayern,  organiza el maratón más importante del sur de Alemania, una carrera sin tanto renombre como lo tienen los maratones de Frankfurt o Hamburgo, ni por supuesto tan importante como el "major" Berlín, porque se centra más en el corredor popular, dejando a un lado la contratación de grandes figuras y poner el acento en los verdaderos protagonistas de la prueba, los corredores populares.
Quizás por esta razón, no es un maratón tan conocido en el mundillo atlético, a pesar de su recorrido favorable  y de un clima muy adecuado a la práctica atlética; por eso, cuando llegué al aeropuerto Joseph Strauss, me di cuenta que las referencias a la prueba eran nulas, del mismo modo que ocurría al pasear por el centro de la ciudad después de recoger el dorsal en la feria del corredor. Apenas se veían atletas de otros países por la calle, algún que otro italiano y poco más, aunque supongo que habría de alguna nacionalidad más. Además, la feria se ubica en el famosísimo Parque Olímpico, lejos del centro, de manera que el escaso ambiente que se palpa en la modesta feria, apenas tiene reflejo en la coqueta ciudad bávara.
Obviamente, las cosas cambian el día de la carrera; la salida se da en el Parque Olímpico y al llegar a ese magnífico complejo, ya se pueden ver a miles de corredores, acompañantes y curiosos en las inmediaciones. La salida se efectúa fuera del estadio, con escasa presencia de público, pero en cuanto se cubre el primer kilómetro, empieza a verse a público en las calles, no muy ruidoso, pero animan a los corredores en esos primeros kilómetros. A partir del kilómetro 7 se entra en un enorme parque y entonces la presencia de público disminuye drásticamente, tanto que pasan kilómetros sin ver a nadie en las cunetas, salvo los voluntarios. Se sale del parque alrededor del kilómetro 18 y enseguida se alcanza la media maratón, también escasa de público.
Las cosas cambian a partir del kilómetro 30, en el que se pasa por el centro de la capital y entonces si, la animación es constante mientras se recorren lugares emblemáticos como la Marienplatz o la explanada de los museos, pero enseguida se sale del centro y la carretera  enfila de nuevo hasta el Olympiastadion por calles semidesérticas hasta que al final se llega al estadio, donde un buen número de aficionados esperan la llegada de sus amigos o de sus seres queridos.
En definitiva, no vayas a Munich si estás buscando un ambiente espectacular, es un maratón modesto, con poca participación foránea y eso se nota en la escasa presencia de banderas o pancartas en las calles y lo que es más importante, la afición que los porta. Afortunadamente, yo siempre llevo a mi afición conmigo y como siempre, estuvieron de 10.

miércoles, 9 de octubre de 2013

Calma chicha

Queda menos de una semana para que se celebre el Maratón de Munich; la semana previa a la carrera suele ser tranquila, los entrenamientos se reducen a la mínima expresión e intento descansar lo más posible, evitando ir de compras o hacer trabajos domésticos. En estos días, comienzo a preparar todo mi aparato logístico; ya tengo decidida la camiseta con la que voy a correr, zapatillas, calcetines e incluso tengo preparados los geles, aunque puede haber cambios de última hora.
Estoy relajado, no sé si es bueno, pero intento no pensar en la carrera y en ese objetivo tan ambicioso que me he propuesto: bajar de 3 horas. he entrenado bien, he soportado el calor de verano, entrenamientos de series muy duros y el consiguiente dolor en las piernas. Sin embargo no estoy del todo satisfecho, pues mi creo que he sido demasiado irregular y he tenido más sesiones malas de lo normal; por un lado, no debería preocuparme, pues nunca he entrenado tan "rápido" un maratón, pero por otro, el hecho de no tener las mejores sensaciones posibles, me hace dudar. Claro que si echo la vista atrás, me doy cuenta que no siempre he llegado a los maratones con las mejores sensaciones y que las veces que he conseguido acabar los entrenamientos eufórico, no se ha correspondido en la marca final.
¿Qué me espera en Munich? Creo que ya lo he dicho, pero lo repito, un maratón duro, en el que tengo correr rápido y por tanto, en el que tendré que sufrir; no me importa sufrir, es la opción que he elegido, lo que me importa es poder aguantar ese sufrimiento y llegar a meta antes de tres horas. El perfil es llano, la temperatura va a ser fresca, como me gusta y pos si fuera poco, voy a tener a mi grupo de incondicionales animándome durante el recorrido, de manera que voy a tener pocas excusas a las que agarrarme.

Hoy por hoy no he perfilado la táctica, no sé si saldré un poco más lento para acelerar en cuanto las piernas estén a punto, no sé los kilómetros en los que me voy a tomar los geles y tampoco he decidido si seguiré al globo de las tres horas, rodaré solo o intentaré unirme a un grupo que lleve un ritmo que se adecue a mis necesidades. En realidad, nada de eso me preocupa ahora, habrá tiempo para decidirlo y para contarlo. Hay que intentar seguir relajado y no pensar en la carrera, pero tengo muy claro que cuando llegue el momento, debo tener todo perfectamente planeado para, esta vez si, bajar de tres horas.  
Acabo con un dato importante, mi dorsal, el 05077, que luciré en mi camiseta de la selección española, como siempre que corro fuera de mi país. El color, blanco o rojo, lo desvelaré más adelante, así que... seguid atentos.


domingo, 29 de septiembre de 2013

Munich, a tiro de piedra

Hoy ha terminado lo duro, o al menos, eso es lo que me ha anunciado Depa, aunque sé que la semana que viene no va a encajar con la definición de "fácil". Pero hablando en términos de entrenamiento, la semana que hoy acaba después de 105 km recorridos, es la última de acumulación de volumen y a partir de ahora comienzo lo que se denomina como "tapering", es decir, una reducción progresiva de los entrenamientos que me permita llegar al 13 de octubre en perfectas condiciones para afrontar los 42,195 km del Maratón de Munich.
Tras la media de Valladolid, he pasado dos semanas difíciles, debido a la dureza de los entrenamientos y a los problemas musculares que me obligaron a parar un día para evitar inoportunas lesiones. Aún así, las series largas de 5 y 6.000 metros me han salido bastantes decentes, así como los ritmos controlados de 8 y 10 km, sobre todo el de 8 kilómetros que me salió a 4'02''. He sufrido más en los rodajes largos, sobre todo el del domingo pasado, porque aún hacía un calor insoportable y estuve a punto de deshidratarme; hoy, he puesto la guinda con un rodaje de 30 km, a un ritmo no demasiado vivo, 4'47'', pero con buenas sensaciones, porque he empezado lento debido al cansancio del entreno de ayer (10 km controlados) y he acabado bastante rápido y con sensación de poder más, aunque con las piernas muy cansadas.

A falta de los últimos ajuste, creo que he realizado una preparación bastante irregular para este maratón; el calor veraniego siempre me ha afectado y eso ha supuesto que haya alternado días buenos con otros no tan buenos, de manera que hoy por hoy no tengo muy claro mi estado de forma. Comparando con otras preparaciones, he hecho buenos tiempos, pero por alguna razón no me siento tan fuerte como otras veces o mejor dicho, no me siento tan fuerte como para pensar que el bajar de 3 horas es pan comido. Evidentemente no lo es, a pesar de mi gran progresión en los últimos años de la mano de Depa; pero ahora y después de quedarme a las puertas en Sevilla, las dudas me asaltan y empiezo a pensar que la empresa va a resultar muy difícil, aunque confío en lograrlo. 
No llego a Munich después de batir mi marca en media, como lo hice en Sevilla, ni tan fresco como lo hice en Barcelona, mis sensaciones se parecen más a las de antes de Moscú, después de pasar un verano muy duro; eso si, en Moscú no se me dio nada mal. Pero quedan dos semanas y supongo que el descanso me va a venir bien, así que espero tener una opinión más atinada en diez días, cuando ya sea un manojo de nervios con el maratón a la vista. Sea como sea, lo que está muy claro, es que no creo que esté en condiciones de bajar de tres horas en Munich de manera holgada, más bien apuesto por una marca muy justa, por encima de las 2h59'30'', pero por debajo de las 3h00'00''. Y hago esta apuesta porque, por si alguien tiene alguna duda, voy a salir a intentar ser sub3h en Munich, es mi objetivo, es mi sueño y sigo pensando que lo tengo en las piernas.

martes, 17 de septiembre de 2013

XXV Media Maratón Ciudad de Valladolid

Un año más, Valladolid me ha servido como piedra de toque para la preparación de un maratón; a falta de tan sólo cuatro semanas para competir en Munich, la media de mi ciudad cumplía las condiciones ideales para hacer el último test, antes de la gran cita. Valladolid es una media que me gusta, un circuito rápido que además  conozco, un clima agradable y la presencia de amigos y familiares animándome en las calles. Este año, además, había una mini-quedada forera, que comenzó con una cena el sábado en compañía de Moncho y su familia, Iñaki, Jaime y Saul.
El domingo por la mañana llegué temprano a la salida, done me esperaba Moncho para calentar un poco; tras dar dos vueltas al Campo Grande, nos colocamos en la zona de salida junto con Iñaki, bien colocados, pues ellos iban a salir más fuerte que yo. La mañana era agradable, soleada y con un ligera brisa, que a la postre iba a molestar un poco en carrera.

Tenía dudas al respecto de como afrontar la carrera, pues aunque mi estado de forma era bueno,  no estaba seguro de la conveniencia de salir a tope para no cansarme demasiado, aunque, por otro lado, queda tiempo suficiente para recuperar; así que decidí hacer caso de mis sensaciones y afrontar la carrera según me fuera viendo, es decir, lo mismo que apliqué en enero en Getafe con buenos resultados. Así que cuando sonó el pistoletazo de salida, no me volví loco y salí a un ritmo cómodo, adelantando a atletas más lentos, pero sin ponerme nervioso y con el globo de la hora y treinta a la vista. Poco a poco fui alcanzando al globo y decidí seguirlo, pero me veía con fuerzas y preferí subir el ritmo un poco, los sobrepasé y me coloqué detrás de dos corredores del Parquesport, cuyo ritmo me convencía.

Tras el paso por la primera vuelta, la pequeña, seguía con comodidad en el grupo, que incluso había incrementado el ritmo.  La temperatura  empezaba a aumentar y el la brisa se había convertido en viento, pero mi segundo 5.000 había sido más rápido que el primero. Estaba convencido de poder mantener el ritmo sin problema y seguía a rueda de los corredores del Parquesport; un poco más adelante fui adelantado por Iñaki, que debido a su catarro rodaba detrás de mi, pero aún así su ritmo era superior al mío y decidí no seguirle. Al paso por el km 15 comprobé que mi ritmo había decrecido ligeramente, pero iba bien; adelanté a Saul, también con problemas, pero las cosas empezaban a ponerse difíciles, pues mi grupo fue dispersándose y acabé descolgándome. Empecé a pasarlo mal y me  di cuenta que la posibilidad de una buena marca se esfumaba, así que me lo tomé con más calma y evité hacer esfuerzos inútiles; mi parcial entre el km 15 y el 20 era bastante superior a los anteriores, pero ya estaba llegando y sólo restaba acabar con dignidad, aunque cansado con una marca de 1h29'39''.

En mi opinión, he hecho una buena carrera, acorde con lo esperado y un buen test de cara al maratón del próximo trece de octubre; sin embargo, la comparación con lo realizado en la media de Getafe, antes del Maratón de Sevilla, no es muy favorable. En Getafe salí más lento, pero remonté y acabé muy rápido, batiendo mi marca sin apenas pretenderlo; en Valladolid, empecé bien, pero me hundí en la última fase de la carrera. Quizás planteé mal la carrera y puse un ritmo alto demasiado pronto o quizás no esté tan bien como estaba el pasado enero en la ciudad madrileña. Por otro lado, he corrido buenos maratones después de haber hecho medias mucho peores que la de ayer.
Aún me quedan cuatro semanas de preparación para afinar mi estado de forma y estoy convencido que en este tiempo conseguiré estar a punto para tomar la salida del Maratón de Munich y acabarlo por debajo de las tres horas si todo funciona con normalidad. No es momento para desanimarse, sino para seguir entrenando y depurando aspectos como la táctica en carrera o  la alimentación, que pueden ayudarme a rascar esos segundos que necesito para bajar de las tres horas.




lunes, 2 de septiembre de 2013

VI Carrera El Espinar

La bonita villa segoviana de El Espinar alberga un club de atletismo lleno de buenos atletas y mejores personas, como son mis amigos Alex y Beto, sin olvidarme de Julio; este joven club, lleva ya organizadas cuatro ediciones de una carrera de montaña en pleno verano y este año, animado por mis amigos y porque con motivo de la carrera, se ha organizado una gran quedada de foreros, me animé a participar y puedo decir bien claro, que no me arrepiento para nada de la experiencia.
Es Espinar se ubica al pie del puerto de Guadarrama, junto a  San Rafael, por lo que no es fácil deducir que cualquier carrera que se organice, va a estar plagada de cuestas y bajadas; si además, el recorrido discurre por la ladea de una montaña y entre pinares, el resultado es una preciosa carrera, dura, técnica a ratos y muy divertida. Además, la organización del club "A Gatas" es realmente magistral, así que la prueba es redonda de principio a fin, una llegada realmente espectacular subiendo por un empedrado hasta la iglesia del pueblo.
Como he comentado, organizamos una quedada de foreros que resultó ser realmente masiva; no voy a poner nombres, pues puedo olvidar a alguno de ellos y no me gustaría, pero como se puede imaginar, el ambiente previo fue emotivo, pues además de ver a algunos amigos que hacía tiempo que no veía, pude poner cara a otros que aún no había tenido la oportunidad de conocer en persona.
Hacía calor y me puede a rodar con Duquito antes del comienzo, pero tras unos minutos, me empezó a doler la rodilla y tuve que parar; no podía apenas andar y no sabía lo que pasaba, así que estiré un poco y seguí trotando un poco, con la esperanza de que el problema no se agravara. Afortunadamente, tras la salid, el dolor duró alrededor de 200 metros y remitió, pero aún así, me produjo cierta ansiedad y pasé apuros en la salida, pues no llegaba a coger bien la respiración y la s piernas no me iban.
La carrera empieza subiendo y no era mi intención fundirme al principio, así que me coloqué junto a mi amiga Pili y así completé el primer kilómetro, sin forzar demasiado. Pili se quedó un poco después y tuve que decidir si seguir con ella o intentar colocarme junto a Abel y Saul que iban por delante; pero como temía fundirme y empezaba estar más cómodo, decidí seguir solo, de manera que los tres kilómetros de subida restantes me resultaron un poco más duros, aunque puede poner un ritmo regular que me llevó hasta la zona de toboganes que comienza tras el mencionado kilómetro cuatro. 
Hasta entonces todo era asfalto, pero enseguida cogimos un camino a la derecha, para iniciar una vertiginosa bajada, muy técnica y en mi opinión, peligrosa, que nos llevó hasta las afueras de San Rafael a un ritmo bestial, pero era imposible retenerse debido al estado del camino, así que tuve que jugarme varias veces los tobillos al pisar "a ciegas".
Una vez terminada la bajada y tras un tramo llano, comienza la parte dura, unos dos kilómetros de subida constante, con un desnivel nada desdeñable y un firme muy complicado, que impedía mantener constancia en el ritmo. Me costó bastante subir, pero guardé fuerzas para afrontar el último tramo, de nuevo por carretera y cuesta abajo, hasta llegar a El espinar de nuevo. Lo mío no son las bajadas, pero no lo hice tan mal como otras veces, sobre todo porque me alcanzaron Pili y Torroles, que me animaron a seguirlos y a alargar más mi zancada para lograr más rendimiento.
El final, son unos 300 metros de subida hasta la iglesia, con mucha gente animando que te llevan en volandas hasta cruzar la línea de meta, tras la cual, te agasajan con fruta, bollos, refrescos y cerveza de barril bien fría; el final ideal.
Tras la carrera, me tomé unas cervezas con mis amigos y posteriormente una barbacoa, pero de eso no voy a hablar, pues no es un tema estrictamente atlético.
Quedan seis semanas para Munich y mis sensaciones siguen siendo confusas, buenas a veces, malas otras veces; ayer corrí bien, estoy satisfecho, aunque creo que podía haber forzado más, pero tampoco quería fundirme, pues los entrenos han seguido su curso habitual hoy mismo. Empieza septiembre y una fase clave para finar mi puesta a punto. espero que a partir de ahora las sensaciones mejoren y que pueda refrendarlo en la media de Valladolid, en dos semanas.

domingo, 25 de agosto de 2013

Run Forest run

No me atrevería a juzgar si el tratamiento que hace del running la inolvidable película de Robert Zemeckis protagonizada por Tom Hanks, es adecuada o no; sin embargo, me he atrevido a titular este post con una frase inolvidable, no sólo para los que adoramos la película, sino para los aficionados a esto de correr. ¿Y por qué este título? Simplemente porque este año, mis vacaciones veraniegas se han desarrollado en la costa oeste norteamericana y he tenido la oportunidad, o el privilegio, según por donde lo miremos, de correr por rutas que siempre desee recorrer y que nunca olvidaré. 
Lo primero que quiero apuntar, es que la afición por el running es muy notable en los Estados Unidos; es fácil toparse con gente corriendo por la calle y muy difícil encontrar una cinta libre en los gimnasios que visité por imperativos meteorológicos, pues es comprensible que no me aventurara a salir a la calle en Las Vegas, con unos 42º de temperatura. Si bien sabía que los americanos son muy dados a calzarse sus zapatillas, su Garmin, sus cascos y salir a correr, lo que me sorprendió más fue el comprobar que el porcentaje de mujeres corredoras era muy alto, en algunos casos incluso más alto que el de los hombres; me parece muy positivo que las norteamericanas hayan dejado los complejos aparcados y salgan a disfrutar de sus calles corriendo, una tendencia que en España aún no está tan generalizada, pero que está empezando a caminar.
Corrí en todas las ciudades que visité, aunque no siempre por la calle, debido al calor de Las Vegas y a la falta de tiempo en Monterey; mi objetivo no era entrenar a tope, pues tras la media de Burgos, Depa me recomendó centrarme en mis vacaciones y así lo hice, pero tampoco quería perder la oportunidad de correr por lugares tan representativos como San Francisco, Monument Valley o Los Ángeles.
Sin ánimo de ser exhaustivo en mi exposición, paso a enumerar los lugares por donde corrí, con un breve análisis de la ruta.

Los Ángeles: recién llegado a la "meca" del cine, corrí por Franklin Street, en pleno Hollywood, una avenida residencial, muy larga, ligeramente ondulada y con las vistas de casas típicas americanas. En mi trayecto, me cruce exclusivamente con mujeres corredoras.

Las Vegas: sólo se podía correr en la cinta del gimnasio de mi hotel, eso si, preparada con una televisión individual y de una anchura considerable. Si no querías ver la tele, podías echar un vistazo a la calle.

Kayenta: es la ciudad más cercana a Monument Valley. Corrí por la carretera y pude admirar, de lejos, las caprichosas formas que adoptan esos montículos que tantas veces hemos visto en las "pelis del oeste". Algo soso por ser en carretera, pero bonito.

Mammoth Lakes: desgraciadamente no había hotel en Yosemite, así que nos alojamos en Mammoth Lakes, al pie de una gran estación de esquí. Corrí por el pueblo, terreno ondulado, alto y con buenas vistas.

San Francisco: mi recorrido comenzaba en el Fisherman Wharf, subía la colina de Fort Mason, para acabar recorriendo el Marina Boulevard hasta Presidio. Recorrido fantástico, clima frío, nebuloso y una cantidad ingente de runners.  Fueron tres entrenos inolvidables por una zona especialmente preparada para los corredores, aderezada por la presencia de los catamaranes de la Copa América, pero, spbre todo, por las vistas al Golden Gate.

Monterey: aunque la ciudad promete buenos recorrido, me tocaba gimnasio, tenía poco tiempo y acabé en la cinta

Venice Beach: otro gran recorrido, por el carril bici que une la playa de Venice con la de Santa Mónica. Corredores, skaters, ciclistas, todos compartíamos sin problemas un recorrido especialmente bonito, con vistas a una playa famosa por sus surferos y por sus socorristas.

En definitiva, vacaciones inolvidables y recorridos inolvidables. Supongo que todos los corredores que me leéis estréis conmigo: salir a correr en vacaciones es otra manera de disfrutar el descanso, otra manera de ver ciudades, gentes y de sentirte libre allá donde vas.

lunes, 5 de agosto de 2013

VII Carrera Popular Cabezón de Pisuerga

Tras la disputa de la media de Burgos comencé unas vacaciones no sólo laborales, sino en el terreno atlético, pues necesitaba descansar física y psicológicamente de una temporada muy larga; sin embargo, no he parado por completo, sino que he salido a correr sin objetivo prefijado, simplemente por placer y con el objetivo de no perder la forma de cara a la segunda gran cita del año, el Maratón de Munich, para el cual, quedan poco más de dos meses.
A la vuelta de las vacaciones me esperaba un plan de entrenamiento muy duro, pero antes de comenzarlo, decidí competir a fin de evaluar mi estado de forma; la carrera elegida era la del Arenal, una prueba muy divertida que ya realicé hace años, pero a última hora deseché la posibilidad y me inscribí en la Carrera Popular de Cabezón de Pisuerga, en Valladolid, una prueba de 7 kilómetros, que resultó ser también de montaña, aunque en principio lo ignoraba.
Me presenté en Cabezón una hora antes de la prueba, ya que me había citado con Depa; la prueba no consta de muchos participantes, de manera que la recogida del dorsal (no hay chip) es bastante ágil. Calenté bien, pregunté a muchos participantes por el perfil y tras comprobar que era una prueba dura, decidí plantear una táctica conservadora, pues mi estado de forma era una incógnita.
La carrera comenzaba en el pueblo y me coloqué en la zona media, a fin de evitar quemarme al principio; tras una primera vuelta a la localidad se llega a un parque en la ribera del Pisuerga y allí un primer repecho sirve de aperitivo para lo que viene un poco después, cuando sales del pueblo por un camino hacia una colina que se sube por una rampa de fuerte pendiente; ya por entonces, estaba bien colocado y aguantaba el tirón subiendo con dificultad, pero sin venirme abajo. 
A partir del repecho, el camino se convierte en una senda que bordea la colina, con continuas subidas y bajadas y apenas espacio para adelantar.Apenas perdí posiciones hasta que llegué a la parte final de la carrera, en la que se llega a las bodegas y se inicia un descenso en el que fui superado por varios atletas bastante más hábiles que yo en el quehacer del descenso.
Un último esfuerzo animado por Depa, hizo que cruzara la meta en 32'05'', un tiempo nada espectacular, pero que me demostró que mi estado de forma no era tan malo como pensaba y que corriendo con cabeza, se saca más partido a las competiciones.
En fin , una buena manera de comenzar los duros entrenamientos para la cita alemana, que la ser a primeros de octubre, me va a obligar a pasar otro verano entrenando duro; nada nuevo, por otro lado.

lunes, 24 de junio de 2013

Petardazo

Sin ánimo de generar polémicas taurinas, supongo que muchos de vosotros recordareis los famosos patardazos de Curro Romero, capaz de hacer  lo mejor y  lo peor en los ruedos españoles. Os contaba hace unos días que mis sensaciones eran buenas de cara a la media de Burgos y lo había refrendado haciendo unas series de 500 y 1000 metros a un gran nivel. Después de eso, varios rodajes suaves, descanso y a correr en Burgos, una media plana, en la que se preveía un clima fresco, ideal para reventar mi marca. Sin embargo, como el Curro de sus peores tardes, en Burgos he pegado uno de los mayores petardazos de mi carrera atlética, porque no sólo no he logrado mi objetivo, sino que me he quedado a siete minutos de la marca que buscaba. Está claro que algo ha fallado, pero no sé el que.
La carrera ha tenido poca historia, apenas los primeros 7 u 8 kilómetros que recorrí aun ritmo más o menos aceptable, después de un a buen comienzo de carrera al lado de Julio, un corredor de El Espinar representante del club A Gatas. Ambos nos colocamos en un grupeto para comenzar la carrera, pero pronto decidimos acelerar un poco la marcha, pues el grupo iba más lento de lo que necesitábamos; la temperatura era ideal, pero el viento soplaba con fuerza en algunos tramos, aunque no creo que fuera un factor decisivo en la carrera. Tampoco lo fue la nefasta colocación de los hitos kilométricos, sobre todo para mi, porque Julio me cantaba los kilómetros de su gps.
Al llegar al kilómetro 10, nuestro tiempo no cumplía las expectativas marcadas (1h27'), así que Julio me comentó que iba a acelerar un poco para intentar compensar lo perdido; le dije que intentaría seguirle, pero ya por entonces mis fuerzas se habían agotado y tuve que ver con impotencia como se iba por delante, mientras mis piernas empezaban a estar cada vez más cansadas, rígidas, doloridas y sin capacidad alguna de reacción. Tenía mal los cuadriceps, mal los isquios, mal la espalda... en general todo me iba mal, mi ritmo empezaba a caer en picado y por mi cabeza rondaba la idea de la retirada. 
El paso por el kilómetro 14 está a 200 metros de mi hotel, me lo pienso, sé que mi marca va a ser horrible, pero decido seguir, tengo que sufrir, la competición no sólo vale para conseguir marca, incluso en las situaciones complicadas se puede sacar alguna conclusión. Esos últimos siete kilómetros son un calvario, sin fuerza, con las piernas muy tocadas y con la moral aún más tocada porque me adelantan un montón de runners; esta vez, el cadáver soy yo. Al final llego a meta a duras penas, muy dolorido y mareado, ya no puedo más y mi marca, 1h34'16'' refleja mi nefasta competición en una media preparada especificamente. No me lo puedo explicar.
Puestos a buscar explicaciones, tengo que empezar por el cambio de fecha, un retraso de una semana que puede no parecer significativo, pero que ha contribuido a que llegara a la cita más cansado física y mentalmente. Indirectamente, el cambio había propiciado que el día antes de la carrera tuviera una comida con amigos a la que asistí, de manera que me desplacé a Burgos después de la fiesta, llegué tarde, a las 10 y pico de la noche y me tomé una ensalada de pasta como cena, para posteriormente irme a la cama con mal estómago; mi plan era llegar a media tarde y dar un paseo, pero no puedo ser y quizás por eso pasé una mala noche, muy nervioso y sin casi pegar ojo. Otro factor que me gustaría comentar, fue el masaje que me di el miércoles anterior a la prueba; Cristina, mi fisio habitual, estaba lesionada y su sustituta me hizo un masaje de descarga demasiado agresivo, tanto que tuve las piernas doloridas jueves y viernes y creo que puedo influir en un tono muscular deficiente el día de la prueba.
Sea como sea, no hay que buscar culpables externos, sino reflexionar sobre los fallos cometidos y evitarlos en las próximas ocasiones. Para mi llegan las vacaciones y me van a venir bien porque necesito descanso físico y psicológico, aunque seguiré corriendo. Munich está en el horizonte y aunque después de Burgos veo las cosas más complicadas, sigo pensando que el asalto a las 3 horas es posible. Queda un verano, espero que alguna que otra carrera de montaña, algún diez mil y en principio la media de Valladolid, antes de correr en Munich; voy a tener oportunidades para resarcirme, para volver a subir la moral y para demostrar que lo de Burgos sólo ha sido un accidente. Ahora toca levantarse y seguir entrenando. No sé pasa de buena  mal atleta en un día y creo que sigo siendo un buen atleta.

martes, 18 de junio de 2013

Todo listo para Burgos

Esta mañana he realizado mi último entrenamiento serio de cara a la Media Maratón Ciudad de Burgos, que disputaré el próximo domingo en la ciudad castellana. Han sido cuatro series de 1.000+500, en las que me he sentido suelto, rápido y con ganas; todo parece indicar que mi estado de forma es óptimo para afrontar los 21,1 kilómetros que se recorren en un circuito de tres vueltas llano y rápido, según cuentan. 
Después de rebajar mi marca maratoniana en Sevilla, decidí preparar específicamente una media para intentar conseguir una buena marca, en torno a 1h26' o menos; a Depa le pareció bien la idea y me sugirió la media de Burgos para llevar a cabo el reto, pues el logró su mejor marca de la distancia en esta misma prueba. Desde entonces he realizado una preparación específica para llegar a esta cita con garantías. Han sido tres meses duros, plagados de series cortas y de ritmos rápidos, es decir, de entrenos a los que no estoy acostumbrado y que no son mis predilectos, precisamente. Para colmo, la organización trasladó una semana la fecha de la prueba, contratiempo que no creo que me afecte demasiado, aunque me sentó muy mal en su momento. De hecho, la semana pasada pensaba que no daba para más, que mis piernas ya no estaban frescas y que mi estado de forma no era tan bueno como creía; pero las series de hoy han vuelto a dar la razón (como siempre) a la preparación ideada por Depa y mis miles entre 3'47'' y 3'43'' y mis 500 entre 1´45?? y 1'42'' me han devuelto la esperanza, o quizás me hayan mostrado la realidad de mi estado: estoy como un tiro.
No es una expresión generada por la euforia, es una realidad que demuestran la calidad de mis series, mis ritmos y mis controlados de los últimos meses. Sé que estoy bien, mejor preparado que nunca para afrontar una media y por eso empiezo a tener miedo, porque en Burgos no puedo contemporizar, tengo que salir a cuchillo desde el kilómetro 1 y esperar que vaya todo bien; un planteamiento conservador sólo me llevaría al fracaso, porque mi objetivo no es bajar mi marca en la media, mi objetivo es bajar de 1h27' y si es posible acercarme a 1h25'. 
Depa cree que puedo estar en 1h25', pero siendo realistas, creo que bajar de 1h26' es harto complicado, aunque eso no me va a impedir intentarlo; para ello, cuento con un circuito rápido y una temperatura que se prevé fresca,como a mi me gusta. Pero lo más importante es que me funcionen las piernas, que pueda mantener un buen ritmo desde el principio y que pueda acelerar en el último 5.000; si lo consigo, es probable que el lunes leáis un post verdaderamente eufórico. Pero hoy toca ser prudente, consciente de mi buena preparación, pero inteligente para hacer una carrera que espero que me lleve a la gloria a la orilla del río Arlanzón.


martes, 4 de junio de 2013

Run4Parkinson 2013

Hasta hace unos días, pensaba que me faltaban poco más de dos semanas para correr en Burgos, pero el pasado jueves, me informaron que la organización había cambiado la fecha, retrasando el evento al día 23 de junio, debido a un requerimiento de la Policía Municipal de Burgos. No voy a entrar a valorar la falta de respeto por los corredores por parte de las personas que tomaron la decisión de variar la fecha porque no lleva a ningún lado; según la organización, ha sido un requerimiento de la policía local de Burgos, debido a la coincidencia con una prueba ciclista. Lo que no alcanzo a entender, es que se den cuenta del problema a falta de dos semanas para la disputa de los eventos, cuando muchos de los participantes, ya tenían reservados hoteles o hechos planes concretos y lo que es peor, se trastoca de manera notable la preparación para llegar en forma al día de la prueba.
En mi caso, Depa ha tenido que reprogramar mi preparación, mientras yo he tenido que hacer algún cambio de turno y de hotel, para volver a poner todo en orden, de cara a una cita en la que tengo puestas muchas esperanzas. Espero que no me afecte el cambio.
Pero como reza el título del post, hoy os voy a hablar de la carrera Run4Parkinson, que disputé el pasado domingo en Alcorcón, teniendo en cuenta que tenía programado un controlado de 8 Km ese día. Como se trata de una carrera benéfica y hacía mucho que no competía, me fui a la ciudad del sur de Madrid a fin de comprobar si mi estado de forma seguía siendo tan bueno como demuestran mis entrenamientos y ya de paso echar una mano para la investigación de esta enfermedad.
Me presenté en la salida con mucho tiempo de antelación, dado que la carrera apenas llegaba a 500 participantes; la recogida del dorsal fue rápida, así que me fui a tomar un café antes de comenzar un calentamiento previo a la carrera. Tras una pequeña demora en la salida debido a las fotos protocolarias, se dio el pistoletazo inicial y comencé a correr junto a los primeros atletas por el parque ferial de Alcorcón, donde estaba situada salida y meta. No me quería cebar, así que adapté mi ritmo a lo que quería hacer, pero el viento de espalda y la euforia inicial, me llevó a completar los dos primeros kilómetros en 3'51''. Ya por entonces, estábamos corriendo por el semidesierto polígono industrial en el que se desarrollaba casi toda la prueba, un recorrido repleto de giros, bordillos, cuestas y viento de cara, que provocaron que mi ritmo se resintiera de manera notable, por encima de los 4'05''.
La parte con viento de cara se fue alargando, hasta que al final se giraba hacía la salida de nuevo, pero en un punto, te volvían a desviar hacia el polígono, mucho antes de los 5 km, lo que me sorprendió. Volví a perder tiempo en esa zona tan "antipática", de manera que mi media siguió bajando a la para que mi moral. Al final, volví a la zona donde me desviaron para enfilar la recta de llegada demasiado pronto, tanto que por mi reloj, sólo había recorrido 8 km y no los 10 que, supuestamente, comprendía la prueba.
No puedo estar satisfecho con mi media, e 4'06'' a 4'07'', porque una semana antes había hecho un controlado de 7 km a 4'02'', aunque pienso que el viento y el recorrido me afectaron. Sin embargo, creo que un mal entreno descalifique el trabajo que estoy haciendo, así que no le doy importancia y mi prioridad es seguir haciendo bien las cosas durante una semana más, para llegar a punto a una cita que veo un poco más lejos, pero con la misma ilusión.



jueves, 30 de mayo de 2013

Conocer tus límites

Siempre he pensado que un buen deportista debe conocer a la perfección sus limitaciones a la hora de practicar su deporte; un buen futbolista debe tener claro, por ejemplo, que si no sabe disparar bien a puerta, tiene que pasar el balón a otro compañero o buscar una alternativa antes de malgastar un  cartucho con un disparo; lo mismo se puede decir del tenista que debe limitar sus subidas a la red porque no domina la volea. Este desconocimiento de tu propia capacidad es muy común en las carreras populares, pues en todas se puede ver a atletas que salen disparados en los primeros kilómetros para acabar ahogados al poco tiempo, lo que les genera un enorme esfuerzo adicional para llegar a meta ya sin fuerzas; el corredor debe, más si cabe, conocer a la perfección los ritmos que puede aguantar, en función del recorrido, al distancia y de la calidad de los entrenamientos que haya realizado.
Yo, aunque corredor tardío, ya acumulo una considerable experiencia en el deporte de la carrera a pie y me jacto de ser un buen estratega a la hora de planear una competición y no es tarea fácil, porque salir demasiado deprisa puede pasar factura al final de la carrera y salir demasiado despacio supone perder un tiempo que luego es imposible recuperar. Es evidente, que la elección errónea del ritmo puede echar a perder una competición y es por eso, por lo que considero como una tarea muy complicada el elegir bien la táctica en función de los entrenamientos realizados.
Actualmente, estoy preparando le Medio Maratón Ciudad de Burgos, que disputaré el próximo 16 de junio; Depa me ha programado una preparación específica para  intentar conseguir una marca de calidad en esta prueba. El objetivo principal es batir mi tiempo en la media, pero aún no he decidido el ritmo con el que debo afrontar la prueba. Estoy entrenando bien, haciendo series y controlados muy buenos, que me hacen pensar que tengo que bajar de 1h27' por lo menos. Según Depa, debo intentar parar el crono en 1h25', pero en mi opinión es correr un riesgo demasiado grande, pues no sé si podré aguantar un ritmo tan fuerte, aunque sé que me lo dice porque me ve preparado para llevarlo a cabo. Como he  dicho antes, un ritmo "reservón" puede arruinar mi marca y sería una pena desaprovechar mi estado de forma actual, así que me decantó más por salir a arriesgar, aunque sin cometer locuras. En mi opinión, debo salir a un ritmo que me permita hacer 1h26' de manera holgada y si las cosas van bien, incrementar el ritmo para conseguir mejorar la marca.
Faltan poco menos de tres semanas para la prueba y aún daré mil vueltas al ritmo que debo emplear, pero lo importante es seguir entrenando como lo estoy haciendo hasta ahora; el plan está dando frutos, mis series son cada vez mejores y los controlados siempre salen conforme a lo previsto e incluso mejor. Hay razones para la esperanza y para acudir a la cita burgalesa con optimismo por varias razones: circuito plano, temperaturas bajas y un estado de forma excelente. ¿Se puede pedir más? Quizás no, así que hay que seguir entrenando duro para conseguir el objetivo.

lunes, 29 de abril de 2013

Media Maratón Rock & Roll de Madrid

El renovado MAPOMA, ahora Maratón Rock & Roll de Madrid, en su objetivo de aumentar el número de inscritos en la prueba, ha incluido la distancia de medio maratón en la edición de 2013. En mi opinión, no ha sido una idea brillante, salvo para engrosar el número de participantes, aunque personalmente me ha servido como test para mi preparación de cara a mi objetivo más inmediato, la Media Maratón Ciudad de Burgos.
Empezaré analizando la prueba, inmersa dentro de un maratón renovado que tiene vocación de aumentar de modo notable su importancia a base de novedosas ideas y anunciados cambios de recorrido para años venideros; es cierto que Madrid tiene un protagonismo testimonial en el panorama atlético europeo y además se está quedando rezagado respecto al aumento de participación que cada año se registra en otros maratones celebrados en España, sobre todo el de Barcelona, que ya está colocado como  quinto de Europa. En mi opinión, Madrid no es un maratón atractivo para la participación foránea por dos razones: un recorrido muy duro y una fecha en la que el calor suele apretar por el centro peninsular. Entiendo que es complicado buscar otra fecha, pero no lo es tanto cambiar un recorrido, sobre todo si las administraciones públicas se implican y se dan cuenta, de una vez, que un maratón es una fuente de riqueza para la ciudad, por lo que cortar el tráfico una mañana, no debe ser considerado "casus belli". Otro aspecto a tener en cuenta, es la candidatura olímpica de Madrid para los Juego Olímpicos de 2020; en los últimos días, se han hecho múltiples declaraciones reclamando la necesidad de organizar un maratón acorde con la importancia de una ciudad candidata a albergar los juegos. En fin, es evidente que los organizadores quieren poner a la prueba madrileña en el lugar que se merece teniendo en cuenta su atractivo como capital de España, pero en la práctica, el resultado organizativo del Rock & Roll Madrid Maratón 2013 se resume con una palabra: chapuza.
He corrido dos MAPOMAS y los 10 km de Madrid y en ninguna de esas participaciones utilicé el ropero; ayer me decidí a hacerlo, motivado por las bajas temperaturas y la amenza de lluvia y en menuda hora se me ocurrió. Llegué un poco justo de tiempo a la salida, pues me costó un poco aparcar, pero con margen suficiente para dejar la bolsa y empezar a calentar. Restaban 40 minutos para el comienzo de la prueba y al llegar a los camiones observé que la cola era enorme; el problema, sin embargo, no era la longitud de la fila, sino que prácticamente no avanzaba. Los minutos fueron pasando, los corredores estaban cada vez más nerviosos y por fin, a eso de las 9:05 conseguí dejar la bolsa con la esperanza de una demora en la salida a la vista del caos organizado; pero la organización debió pensar que era mejor mirar para otro lado y dejó que miles de runners comenzaran la prueba con bastante demora.
Lo curioso de todo esto, es que al recoger el dorsal, te dan una bolsa exclusiva para usar en el ropero, con unos cuadrados marcados para colocar una pegatina con tu número de dorsal, pero esa pegatina no existía y en la práctica tenía que ir al camión, que un voluntario te pusiera una pegatina en la bolsa y otra en tu dorsal y listo; lógicamente, este sistema es mucho más lento que dejar la bolsa con el número puesto por cada corredor, de manera que los voluntarios sólo tendría que colocar las bolsas. Supongo que la organización no consideró esta posibilidad, porque aumentaría ligeramente el gasto y parece que se trata de ganar dinero solamente. También por ese motivo, el número de camiones (doce) era claramente insuficiente para 25.000 corredores inscritos. Y para acabar con los roperos, ¿por que no había roperos diferenciados por prueba? ¿No saben los organizadores que los de los 10 Km llegan mucho antes que los de la media y éstos mucho antes que los maratonianos? ¿no es más fácil y rápido que cada prueba tenga sus camiones?
Pero hay más, pues a los organizadores se les ocurrió la brillante idea que los participantes de las tres pruebas ocuparan los mismos cajones de salida, todos mezclados; no es difícil entender, que un atleta que hace un 10.000 suele salir mucho más fuerte que un maratoniano, pero supongo que no cayeron en ello o simplemente evitaron organizar mejor el evento con tres salidas diferenciadas, algo que, por cierto, ocurre en otros maratones.
Pero no acaba aquí la cosa, pues a la llegada, la recogida de mi bolsa se convirtió en una odisea, porque a los voluntarios no les había dado tiempo a ordenar las bolsas debido al caos del comienzo, de manera que te acercabas al camión e iban sacando bolsas y cantando números como si fuera el bingo, hasta que encontraban algún afortunado que recuperaba la bolsa a tiempo; me costó bastante conseguir la mía y pensé lo que podría ocurrir a la llegada de los maratonianos, que no fue otra cosa que más caos y abandono de bolsas por el suelo y que cada uno "pille" la suya, si puede.
Como guinda del pastel, faltaron medallas y se entregaron alguna spor error, aunque aquí hay que dar un buen pescozón a todos aquellos atletas que corren con el dorsal fotocopiado y además tienen la poca vergüenza de pedir una medalla que no les corresponde.
Una vez terminado el análisis de la organización, vamos con mi participación, que debo calificar de testimonial, pues salí con el objetivo de hacer un buen rodaje largo sin más; de hecho, a principio de la semana, Depa me preguntó si quería descansar o no para la prueba y mi respuesta fue negativa porque mi objetivo no era esta media ni en este momento; de manera que llegaba al domingo con el lógico cansancio acumulado tras una dura semana de entrenos, en la que además tuve serios problemas con mi gemelo derecho, que me impidieron salir a correr el martes.
Aún así, tenía ganas de probarme e iba a intentar seguir al globo de la 1h30' que portaba mi amigo Mario, pero mi incidente en el ropero, me impidió salir colocado, de manera que me pasé los primeros diez kilómetros adelantando a corredores lentos, corriendo por aceras, bordillos, parques... y sufriendo para ir sobrepasando globos, pues las aglomeraciones de corredores son mayores junto a los pacemakers.
Mi tiempo final, 1h35'15'' no me deja satisfecho ni mucho menos, pero no hice mala carrera, teniendo en cuenta que empecé corriendo a 4'49''/ km los primeros 5 kilómetros y al final acabé  haciendo alrededor de 4'15'', llegando a meta con mucha fuerza y sensación de ir "sobrado". Ha sido un buen test, accidentado, pero bueno y a partir de ahora hay que seguir trabajando para conseguir realizar una gran marca en Burgos. Espero, que los organizadores de esta prueba también se pongan las pilas, para colocar el maratón madrileño en la cabeza de los maratones españoles, pues esta ciudad se lo merece.