Con el de Viena, he dado por finalizada una serie de seis maratones en doce meses: Coruña, Praga, Quebec, Atenas, Marrakech y Viena. Se puede considerar un poco excesivo el esfuerzo realizado, pero no me arrepiento de ninguna de mis participaciones en esas carreras y no puedo decir si repetiré o no experiencia, simplemente, esas carreras ya forman parte de mi lista de maratones terminados.
Aparte de descansar, estas últimas semanas me han servido para reflexionar y plantear mis retos atléticos futuros. No tengo claro ni el número ni los maratones que voy a correr el año que viene y tampoco tengo prisa por decidirlo; por el momento, quiero preparar bien mi participación en el Maratón de Chicago, con el que completaré los seis majors: Berlín, Londres, Nueva York, Boston, Chicago y Tokio.
Aunque aún queda mucho tiempo hasta octubre, he comenzado ya a entrenar, aunque con la vista puesta en objetivos más cercanos; Depa me está programando sesiones cortas, con trabajo de fuerza (cuestas y gimnasio) varias veces a la semana, pero sin desgastarme demasiado. Se trata de intentar mejorar esa velocidad que me falta en las carreras cortas y que me puede venir muy bien a la hora de afrontar la parte final de un maratón. Y para ver como está funcionando el plan, ya me he inscrito a una competición, una legua que correré en Valverde del Majano (Segovia) el próximo sábado.
Como he dicho al principio, he abierto una etapa de reflexión, con el objetivo de evitar tomar decisiones precipitadas; el objetivo del sub3h sigue estando sobre la mesa, pero es complicado saber si aún soy capaz de correr tan deprisa o si mis piernas ya no dan más de si y es que la edad no perdona. Creo que el entrenamiento y el posterior Maratón de Chicago, me va a servir para calibrar mis posibilidades, pues en esta ocasión voy a poder planificar bien el entrenamiento y eso supone llegar a la cita en el mejor estado de forma posible.
No me preocupa que mi sexto major salga por encima de las 3 horas, porque lo voy a seguir intentando, pero espero que mis sensaciones me transmitan si el objetivo soñado es aún factible o empieza a ser utopía. No sería un drama el darme cuenta que mis objetivos tienen que empezar a ser más modestos, pues mi pretensión es que mi idilio con el maratón dure muchos años más, independientemente del tiempo que consiga. No puedo negar que siempre entreno para conseguir la mejor marca posible, pero para si para un atleta profesional el objetivo debe ser siempre la mejora de su marca, el objetivo de un popular como yo, debe ser siempre disfrutar del maratón y de las sensaciones que producen momentos que no son susceptibles de medición, pero que aportan igual o superior satisfacción que una buena marca; me estoy refiriendo al agradable cosquilleo antes de la salida, a los aplausos del público durante el recorrido, al paso por lugares emblemáticos de las ciudades por donde gasto zapatillas, a los gritos de ánimo de mis inseparables seguidores en las carreras y por supuesto, a la sensación difícilmente explicable que me produce volver a cruzar una línea de meta y detrás de ella, siempre encontrar el abrazo de Marisa y de mis hijos.
Espero lograr superar mis 3h 01' 35'' en los próximos meses o años, pero lo consiga o no, seguiré corriendo maratones, porque tengo suficientes motivos para seguir amando esta carrera.