Hace unos días me he inscrito para la San Silvestre Popular 2015, que este año contará con una participación de 40.000 atletas; han pasado 10 años desde mi primera participación en el año 2005 y desde entonces ésta y otras carreras han cambiado mucho, tanto que podrían morir de éxito si algún día los participantes nos pusiéramos de acuerdo en exigir más respeto por el elemento fundamental de cualquier carrera: el corredor.
No pretendo hablar de aquellos tiempos en los que unos cuantos "locos" de este deporte organizaban carreras populares de verdad, en la que la participación no pasaba de un puñado de entusiastas deportistas vestidos de manera extravagante ante la mirada atónita de los viandantes; como reza el título de mi blog, yo soy un corredor tardío, que se incorporó hace diez años a las competiciones populares, no hace demasiado tiempo, pero el suficiente para poder comparar esa época con el boom que se ha producido en los últimos tres años.
En el caso de la última carrera del año, el aumento de participación ha sido espectacular y es normal porque es una carrera especial, con un ambiente insuperable y con la magia de correr por la noche en un Madrid iluminado para Navidad. Pero no es oro todo lo que reluce, porque con una participación tan masiva aumenta los riesgos de los competidores, pues se está más expuesto a caídas, aparte del agobio que supone correr practicante codo con codo con el de al lado. Parece que a los organizadores no les preocupa eso, pues cada año aumenta la participación, se agotan antes los dorsales y es más complicado inscribirse. Este año, las inscripciones se han agotado en menos de dos días y eso que la organización jugó al despiste anunciando solamente el día de apertura de las inscripciones, pero no la hora, de manera que muchos, entre los que me incluyo, pasamos horas delante del ordenador hasta que nos "permitieron" pagar los 20 euros de la inscripción. Es obvio que no me puedo quejar mucho, pues yo mismo he entrado por el aro.
Un caso diferente es el de la famosa Carrera Popular de Aranjuez, considerado uno de los 10k más rápidos de la Comunidad de Madrid y que agota sus dorsales cada año en tiempo récord. Supongo que animados por esta circunstancia, los organizadores han decidido que el dorsal debe ser recogido viernes o sábado en su particular feria del corredor y que no entregan dorsales el día de la carrera; este sistema es también utilizado por otras carreras, pero la diferencia fundamental es que Aranjuez está a unos 60 km de Madrid y si hablo de mi casa, la cosa se va a 75; eso quiere decir, que para correr en esa carrera tan guay y tan rápida, tengo que hacerme 150 km un día o dos antes de la competición. Lógicamente, he descartado ir, como muchos otros corredores, pero a la organización le da igual faltar al respeto a los corredores, porque agotan los dorsales. Una vez más, entramos por el aro.
No me entendáis mal, el respeto al corredor no se ha perdido sólo en España, hay casos más sangrantes fuera de nuestras fronteras, como el archifamoso maratón de New York que todo "runner" quiere hacer, al menos, una vez en su vida; conscientes de la elevada demanda, la organización cobra 7 dólares sólo por el hecho de apuntarse al sorteo y como os podéis imaginar, ese dinero no se devuelve si no eres agraciado en la lotería. Entiendo que se quiera hacer negocio, pero esa práctica roza lo inmoral, como también lo roza el viaje de más de dos horas que normalmente hacen los corredores para llegar a la zona de salida, la espera de más de una hora en los cajones o la supresión del punto de encuentro con los familiares en la llegada, donde también han quitado los roperos; en definitiva, te tratan como ha ganado, pero cada año, aumenta el número de peticiones.
Que el atletismo popular se haya convertido en un negocio boyante y que muchos organizadores se hayan echado en manos de los grandes almacenes más importantes de España para que les consigan participantes o tan sólo para que les presten un espacio para organizar la recogida de dorsales en vez de hacerlo horas antes de comenzar la prueba, parece inevitable; no creo que sea negativo que haya algunos que hacen negocio, pero lo es, que el aumento de participantes no redunde en un mejor servicio al corredor, sobre todo porque los precios de las carreras han subido, a pesar de la disparatada idea que ha pergeñado el Ayuntamiento de Madrid para reducir el importe y ya de paso el número de carreras. Sinceramente, creo que si alguien quiere meter las narices en este deporte, debe estar mínimamente informado de como va y procurar que la gente disfrute de las competiciones sen las mejores condiciones posibles.
Pero no quiero acabar sin pedir respeto a los corredores por parte de los propios corredores; os comenté en mi ultimo post que los participantes del Derbi de las Aficiones hicieron caso omiso a los cajones de salida, que no estaban controlados por la organización, es cierto, pero considero que cualquier participante debe saber que una mala ubicación en la salida perjudica a otros e incluso puede ser peligroso. Más peligroso aún es el caradura que se cuela en los primeros metros de carrera porque no ha conseguido dorsal o quizás no quiere pagar por ello y además se permite el lujo de pedir la bolsa del corredor en la llegada. Y para remate, está la afición creciente a correr carreras de 10k con niños menores de 16 años, una actividad contraindicada por los profesionales sanitarios y que cada vez es más frecuente; los niños tienen que correr distancias cortas, carreras de niños, no de adultos y hay que fomentar que se celebren de manera paralela a la de los mayores, como desde hace más de 20 años lleva haciendo el ejemplar Trofeo José Cano, la Canillejas de toda la vida.
En fin, aunque este blog no tiene mucha difusión, espero que mis reflexiones sirvan para algo y que nadie se moleste; cuando corres debes respetar al que corre a tu lado, dejarle pasar si es más rápido, echarte a un lado si te paras, no cruzarte cuando tienes que avituallarte con agua y no aprovisionarte de cuatro o cinco botellines de agua o plátanos en la llegada porque son gratis, ya que hay otros que van a llegar mas tarde y los van a necesitar también. Estas y otras normas básicas, nos ayudarán a ser más felices en nuestras próximas competiciones.
En el caso de la última carrera del año, el aumento de participación ha sido espectacular y es normal porque es una carrera especial, con un ambiente insuperable y con la magia de correr por la noche en un Madrid iluminado para Navidad. Pero no es oro todo lo que reluce, porque con una participación tan masiva aumenta los riesgos de los competidores, pues se está más expuesto a caídas, aparte del agobio que supone correr practicante codo con codo con el de al lado. Parece que a los organizadores no les preocupa eso, pues cada año aumenta la participación, se agotan antes los dorsales y es más complicado inscribirse. Este año, las inscripciones se han agotado en menos de dos días y eso que la organización jugó al despiste anunciando solamente el día de apertura de las inscripciones, pero no la hora, de manera que muchos, entre los que me incluyo, pasamos horas delante del ordenador hasta que nos "permitieron" pagar los 20 euros de la inscripción. Es obvio que no me puedo quejar mucho, pues yo mismo he entrado por el aro.
Un caso diferente es el de la famosa Carrera Popular de Aranjuez, considerado uno de los 10k más rápidos de la Comunidad de Madrid y que agota sus dorsales cada año en tiempo récord. Supongo que animados por esta circunstancia, los organizadores han decidido que el dorsal debe ser recogido viernes o sábado en su particular feria del corredor y que no entregan dorsales el día de la carrera; este sistema es también utilizado por otras carreras, pero la diferencia fundamental es que Aranjuez está a unos 60 km de Madrid y si hablo de mi casa, la cosa se va a 75; eso quiere decir, que para correr en esa carrera tan guay y tan rápida, tengo que hacerme 150 km un día o dos antes de la competición. Lógicamente, he descartado ir, como muchos otros corredores, pero a la organización le da igual faltar al respeto a los corredores, porque agotan los dorsales. Una vez más, entramos por el aro.
No me entendáis mal, el respeto al corredor no se ha perdido sólo en España, hay casos más sangrantes fuera de nuestras fronteras, como el archifamoso maratón de New York que todo "runner" quiere hacer, al menos, una vez en su vida; conscientes de la elevada demanda, la organización cobra 7 dólares sólo por el hecho de apuntarse al sorteo y como os podéis imaginar, ese dinero no se devuelve si no eres agraciado en la lotería. Entiendo que se quiera hacer negocio, pero esa práctica roza lo inmoral, como también lo roza el viaje de más de dos horas que normalmente hacen los corredores para llegar a la zona de salida, la espera de más de una hora en los cajones o la supresión del punto de encuentro con los familiares en la llegada, donde también han quitado los roperos; en definitiva, te tratan como ha ganado, pero cada año, aumenta el número de peticiones.
Que el atletismo popular se haya convertido en un negocio boyante y que muchos organizadores se hayan echado en manos de los grandes almacenes más importantes de España para que les consigan participantes o tan sólo para que les presten un espacio para organizar la recogida de dorsales en vez de hacerlo horas antes de comenzar la prueba, parece inevitable; no creo que sea negativo que haya algunos que hacen negocio, pero lo es, que el aumento de participantes no redunde en un mejor servicio al corredor, sobre todo porque los precios de las carreras han subido, a pesar de la disparatada idea que ha pergeñado el Ayuntamiento de Madrid para reducir el importe y ya de paso el número de carreras. Sinceramente, creo que si alguien quiere meter las narices en este deporte, debe estar mínimamente informado de como va y procurar que la gente disfrute de las competiciones sen las mejores condiciones posibles.
Pero no quiero acabar sin pedir respeto a los corredores por parte de los propios corredores; os comenté en mi ultimo post que los participantes del Derbi de las Aficiones hicieron caso omiso a los cajones de salida, que no estaban controlados por la organización, es cierto, pero considero que cualquier participante debe saber que una mala ubicación en la salida perjudica a otros e incluso puede ser peligroso. Más peligroso aún es el caradura que se cuela en los primeros metros de carrera porque no ha conseguido dorsal o quizás no quiere pagar por ello y además se permite el lujo de pedir la bolsa del corredor en la llegada. Y para remate, está la afición creciente a correr carreras de 10k con niños menores de 16 años, una actividad contraindicada por los profesionales sanitarios y que cada vez es más frecuente; los niños tienen que correr distancias cortas, carreras de niños, no de adultos y hay que fomentar que se celebren de manera paralela a la de los mayores, como desde hace más de 20 años lleva haciendo el ejemplar Trofeo José Cano, la Canillejas de toda la vida.
En fin, aunque este blog no tiene mucha difusión, espero que mis reflexiones sirvan para algo y que nadie se moleste; cuando corres debes respetar al que corre a tu lado, dejarle pasar si es más rápido, echarte a un lado si te paras, no cruzarte cuando tienes que avituallarte con agua y no aprovisionarte de cuatro o cinco botellines de agua o plátanos en la llegada porque son gratis, ya que hay otros que van a llegar mas tarde y los van a necesitar también. Estas y otras normas básicas, nos ayudarán a ser más felices en nuestras próximas competiciones.