Fue en 2005 cuando corrí mi primera San Silvestre Vallecana; por aquel entonces, era un recién llegado al mundo de las carreras populares y fui rápidamente encandilado por el ambiente festivo de la última prueba del año, mucho menos masiva que hoy en día. Desde entonces, sólo he faltado dos veces a la cita debido a sendos viajes, porque me sigue atrayendo esta carrera, a pesar de ser cada vez más cara y de su excesiva masificación, que aumenta año a año sin tener en cuenta que manejar a tantos atletas en una distancia tan corta es muy complicado. Por contra, me gusta el recorrido, favorable para lograr buenas marcas y además atractivo por recorrer lugares emblemáticos de la capital de España; y a eso, se añade el ambiente espectacular, con miles de personas animando en las calles, sobre todo en el barrio de Vallecas, cuya llegada es realmente emocionante.
Como anuncio en el título de este post, la San Silvestre de este año va a ser muy especial para mi por dos razones; la primera es que por primera vez voy a correr la San Silvestre Internacional, pues he conseguido inscribirme acreditando mi marca de maratón, pues con la de 10 kilómetros no me llegaba; sé que no soy precisamente un especialista en esta distancia, pero llego en un buen momento de forma y teniendo en cuenta que podré correr sin los agobios de la popular, espero poder atacar y superar mi mejor marca en la distancia, lograda precisamente el año pasado en esta misma prueba.
Me falta por explicar la segunda razón y esta es mucho más emotiva, pues si yo voy a debutar en la prueba internacional, mi hijo, Alonso, con 16 años recién cumplidos, va a debutar en la San Silvestre Popular junto con su amigo Nacho. Ambos han preparado la prueba siguiendo mis indicaciones y creo que están preparados para acabar sin problemas, pues el objetivo que se han propuesto es disfrutar de la carrera, sin preocuparse de marcas ni de puestos; no me preocupa su marca, pues creo que con su edad, deben centrarse en pasar un buen rato corriendo, empaparse de ese sano ambiente festivo que rodea la prueba y del buen "rollito" que se genera entre los participantes.
Vuelvo a acabar mi año atlético en Vallecas, pero esta vez de manera más espectacular que en años pasados, pues acabaré la prueba dentro del Estadio del Rayo Vallecano, quizás rociado con nieve artificial por los aficionados, una escena que siempre me ha gustado. Mi marca no será de las mejores, más bien seré de los peores de la clasificación, pero espero conseguir bajar una vez más de los 40' y superar mi marca. Tengo buenas sensaciones, me he preparado a conciencia y creo que lo tengo en las piernas, pero no puedo evitar recordar mi amplio historial de decepciones; claro que en esta ocasión, mi gran objetivo es que mi hijo cruce la línea de meta de Vallecas, con el tiempo que sea, pues el orgullo de un padre es mucho más satisfactorio que cualquier marca personal.
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