El viento, el frío y la lluvia, fueron los protagonistas no deseados de mi tercera participación en la tradicional Carrera de Canillejas. Amaneció un día gris, desapacible, de esos en los que ver el sol se convierte en tarea imposible y en los que la lluvia cae de manera pertinaz sobre el asfalto de Madrid, sin atisbos de mejora. Llegué al barrio de Canillejas en coche y tras aparcar cerca de la nacional II, me dirigí a la zona de salida trotando, a modo de calentamiento necesario en un día así; fueron unos tres kilómetros de subida en los que intercambié impresiones con varios atletas que seguían mi camino. Ya en la zona de salida, me tomé un café, calenté y me coloqué en la salida junto a mis amigos Jaime y Antonio, bastante adelantados, pero no en una posición demasiado buena para evitar atletas más lentos.
Salí bien, a pesar de la aglomeración inicial, pero no a tope, pues quería evitar fundirme en el segundo kilómetro de subida; de modo que fui marcando un ritmo cercano a los 4 min/km. Perdí de vista muy pronto a mis amigos, aunque algo después me saludó mi compañero de club Jorge, que iba acompañando a un amigo.
La cuesta de la calle Aquitania me hizo "pupa" y cuando llegué a la avenida de García Noblejas para comenzar a bajar, ya había perdido un tiempo, que no iba a poder recuperar en el resto de la carrera. Sin duda, el frío y la lluvia habían hecho mella en los primeros kilómetros, pero a partir del tercero, las piernas empezaron a ir mejor, ya más calientes y con más tono muscular, de manera que la el tramo de la avenida de Arcentales, a pesar de sus subidas y bajadas, pude hacerlo a un ritmo constante.
Después de ese tramo, se inicia el descenso final hasta meta, muy rápido, pero sabedor de que mi tiempo no se podía acercar a mi marca, me limité a mantener un ritmo fuerte y evitar desgastes estériles, de modo que crucé la meta en 41'06'', un minuto mejor que la semana anterior en la Grutear, pero con la sensación de no haber gastado demasiadas energías.
En definitiva, satisfecho con el test, aunque me hubiera gustado hacer un tiempo mejor, pero es obvio que mis entrenamientos no están encaminados a batir mi marca en el diezmil, sino a preparar poco a poco un objetivo mucho más importante, el Maratón de Sevilla. Precisamente por eso, voy a seguir disputando carreras de 10 km en diciembre, a fin de mejorar mis prestaciones a ritmos rápidos para que se vea reflejado posteriormente en las carreras largas.
La cuesta de la calle Aquitania me hizo "pupa" y cuando llegué a la avenida de García Noblejas para comenzar a bajar, ya había perdido un tiempo, que no iba a poder recuperar en el resto de la carrera. Sin duda, el frío y la lluvia habían hecho mella en los primeros kilómetros, pero a partir del tercero, las piernas empezaron a ir mejor, ya más calientes y con más tono muscular, de manera que la el tramo de la avenida de Arcentales, a pesar de sus subidas y bajadas, pude hacerlo a un ritmo constante.
Después de ese tramo, se inicia el descenso final hasta meta, muy rápido, pero sabedor de que mi tiempo no se podía acercar a mi marca, me limité a mantener un ritmo fuerte y evitar desgastes estériles, de modo que crucé la meta en 41'06'', un minuto mejor que la semana anterior en la Grutear, pero con la sensación de no haber gastado demasiadas energías.
En definitiva, satisfecho con el test, aunque me hubiera gustado hacer un tiempo mejor, pero es obvio que mis entrenamientos no están encaminados a batir mi marca en el diezmil, sino a preparar poco a poco un objetivo mucho más importante, el Maratón de Sevilla. Precisamente por eso, voy a seguir disputando carreras de 10 km en diciembre, a fin de mejorar mis prestaciones a ritmos rápidos para que se vea reflejado posteriormente en las carreras largas.
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