La XIV edición de los 10K Villa de Laredo estaban destinados a ser testigos de una nueva intentona por bajar de los 40 minutos y incluso superar mi MMP actual en el 10K (39'37''), pero mis expectativas fueron bajando después de no dar la talla en los tests previos de Parla y Pinto; aunque estuve tentado de no desplazarme a Laredo, finalmente decidí competir con el objetivo de darlo todo, ratificar la mejoría de mi estado de forma y sobre todo, demostrarme a mi mismo que no estoy acabado. Afortunadamente, el experimento salió bien.
Salí de casa temprano sábado por la mañana, con el objetivo de llegar a comer a la villa cántabra con tiempo suficiente para descansar antes de la carrera; conducía Marisa y nos acompañaba Ángela, con la que quería celebrar, ya de paso, el día del padre. Llegamos sin contratiempos y tras una comida ligera, recogí el dorsal y me fui al hotel a echarme la siesta y relajarme antes del comienzo de la prueba.
Volví a la zona de salida una hora antes del comienzo de la prueba y el ambiente ya era impresionante, a pesar de la ligera lluvia que caía sobre los corredores que calentaban por las calles reservadas a tal efecto; en este sentido, me gustaría hacer un inciso para comentar el gran nivel organizativo de esta importante cita atlética; no sé si éste es el 10K más rápido del mundo, como dicen en los carteles anunciadores, pero es evidente que este evento se organiza con mucho cariño y pensando en los atletas que llegan de todos los puntos de España para probar su vertiginoso circuito. En Laredo, se corta la zona de salida desde primeras horas de la mañana para facilitar la recogida de dorsales y la instalación de las vallas y arcos de salida y llegada de la prueba. Los atletas pueden calentar horas antes del comienzo en la zona reservada para ellos o en los jardines aledaños, sin ningún problema con el tráfico; tras cruzar la meta, hay abundante fruta y bebidas para reponerse. Si a todo ello unimos que la localidad se vuelca con los participantes, con menús especiales en los restaurantes y descuentos en hoteles ¿Qué más se puede pedir? Sin duda, es una prueba que recomiendo a todos los atletas, independientemente de su nivel.
Retomando el relato, mi calentamiento fue el apropiado para un 10.000 y posteriormente me dirigí a la zona de salida donde tuve que "colarme" un poco hasta una posición más o menos adelantada, ya que no me habían asignado ningún cajón. La lluvia había pasado de ligera a pertinaz, pero yo estaba ya concentrado en salir a tope desde el primer metro y poner a prueba mi capacidad de sufrimiento. Mi reloj me echó una mano a la hora de rebajar la posible presión en carrera y se desconfiguró durante el calentamiento, de manera que era imposible consultar el cronómetro; pensé en pedirle a Marisa el suyo, pero decidí salir "sin reloj", como me habían aconsejado algunos de mis amigos.¿Quién dijo miedo?
Salí rápido, pero con cabeza, me pegué a un grupo que parecía rápido y confié en que el ritmo estuviera por debajo de lo 4 min/km. En esta prueba, prácticamente todos los atletas salen a buscar marca, así que debía estar muy atento para no pasarme de ritmo y por eso fui adaptándome a lo que me convenía, aunque según mis cálculos y lo que comentaban los atletas a mi alrededor, las cosas discurrían al ritmo deseado. Aguanté muy bien la primera vuelta, esforzándome por no perder la estela del grupo que estaba siguiendo, de manera que tras del primer paso por meta, el reloj de la organización me hacía concebir esperanzas, pues mi ritmo era el adecuado para acabar alrededor de los 40 minutos. Además de la lluvia, el viento molestaba en ciertos tramos, aunque no de una manera acusada, pero suficiente para restar segundos; durante la segunda vuelta, soplaba con más fuerza y tuve dos kilómetros malos, entere el 7 y el 9, en los que me despegué un poco de mi grupo.
Encaré el último kilómetro con ganas y lo di todo en la recta de meta para acabar en 40'47'', una marca digna, acorde con mis posibilidades actuales y con lo que tenía planeado antes de la carrera. Sé que no es una gran marca, pero lo importante es que he vuelto a bajo de 41 minutos y he vuelto a correr un 10K a tope, sin venirme abajo.
Puede que Laredo sea el punto de inflexión que necesitaba para volver a sentirme capaz de hacer buenos registros, pues he recuperado la confianza en mi mismo; parece que no estoy tan acabado como yo pensaba y estoy convencido de poder bajar de 40 minutos otra vez, pero mi objetivo ahora es la media de San Sebastián, donde quiero ir con garantías suficientes para mejorar mi marca y si es posible bajar de 1h28'. Voy cumpliendo años y me cuesta más coger la forma, pero creo que estoy planificando bien el año y quizás las alegrías comiencen un poco más adelante; ganas y trabajo, no me van a faltar.
Salí de casa temprano sábado por la mañana, con el objetivo de llegar a comer a la villa cántabra con tiempo suficiente para descansar antes de la carrera; conducía Marisa y nos acompañaba Ángela, con la que quería celebrar, ya de paso, el día del padre. Llegamos sin contratiempos y tras una comida ligera, recogí el dorsal y me fui al hotel a echarme la siesta y relajarme antes del comienzo de la prueba.
Volví a la zona de salida una hora antes del comienzo de la prueba y el ambiente ya era impresionante, a pesar de la ligera lluvia que caía sobre los corredores que calentaban por las calles reservadas a tal efecto; en este sentido, me gustaría hacer un inciso para comentar el gran nivel organizativo de esta importante cita atlética; no sé si éste es el 10K más rápido del mundo, como dicen en los carteles anunciadores, pero es evidente que este evento se organiza con mucho cariño y pensando en los atletas que llegan de todos los puntos de España para probar su vertiginoso circuito. En Laredo, se corta la zona de salida desde primeras horas de la mañana para facilitar la recogida de dorsales y la instalación de las vallas y arcos de salida y llegada de la prueba. Los atletas pueden calentar horas antes del comienzo en la zona reservada para ellos o en los jardines aledaños, sin ningún problema con el tráfico; tras cruzar la meta, hay abundante fruta y bebidas para reponerse. Si a todo ello unimos que la localidad se vuelca con los participantes, con menús especiales en los restaurantes y descuentos en hoteles ¿Qué más se puede pedir? Sin duda, es una prueba que recomiendo a todos los atletas, independientemente de su nivel.
Retomando el relato, mi calentamiento fue el apropiado para un 10.000 y posteriormente me dirigí a la zona de salida donde tuve que "colarme" un poco hasta una posición más o menos adelantada, ya que no me habían asignado ningún cajón. La lluvia había pasado de ligera a pertinaz, pero yo estaba ya concentrado en salir a tope desde el primer metro y poner a prueba mi capacidad de sufrimiento. Mi reloj me echó una mano a la hora de rebajar la posible presión en carrera y se desconfiguró durante el calentamiento, de manera que era imposible consultar el cronómetro; pensé en pedirle a Marisa el suyo, pero decidí salir "sin reloj", como me habían aconsejado algunos de mis amigos.¿Quién dijo miedo?
Salí rápido, pero con cabeza, me pegué a un grupo que parecía rápido y confié en que el ritmo estuviera por debajo de lo 4 min/km. En esta prueba, prácticamente todos los atletas salen a buscar marca, así que debía estar muy atento para no pasarme de ritmo y por eso fui adaptándome a lo que me convenía, aunque según mis cálculos y lo que comentaban los atletas a mi alrededor, las cosas discurrían al ritmo deseado. Aguanté muy bien la primera vuelta, esforzándome por no perder la estela del grupo que estaba siguiendo, de manera que tras del primer paso por meta, el reloj de la organización me hacía concebir esperanzas, pues mi ritmo era el adecuado para acabar alrededor de los 40 minutos. Además de la lluvia, el viento molestaba en ciertos tramos, aunque no de una manera acusada, pero suficiente para restar segundos; durante la segunda vuelta, soplaba con más fuerza y tuve dos kilómetros malos, entere el 7 y el 9, en los que me despegué un poco de mi grupo.
Encaré el último kilómetro con ganas y lo di todo en la recta de meta para acabar en 40'47'', una marca digna, acorde con mis posibilidades actuales y con lo que tenía planeado antes de la carrera. Sé que no es una gran marca, pero lo importante es que he vuelto a bajo de 41 minutos y he vuelto a correr un 10K a tope, sin venirme abajo.
Puede que Laredo sea el punto de inflexión que necesitaba para volver a sentirme capaz de hacer buenos registros, pues he recuperado la confianza en mi mismo; parece que no estoy tan acabado como yo pensaba y estoy convencido de poder bajar de 40 minutos otra vez, pero mi objetivo ahora es la media de San Sebastián, donde quiero ir con garantías suficientes para mejorar mi marca y si es posible bajar de 1h28'. Voy cumpliendo años y me cuesta más coger la forma, pero creo que estoy planificando bien el año y quizás las alegrías comiencen un poco más adelante; ganas y trabajo, no me van a faltar.