No hay que darle vueltas, mi actuación en el trofeo José Cano 2012 ha sido un absoluto fracaso. No es el momento de paños calientes, de palmaditas en la espalda o del típico: "ya saldrá", sino el momento de reflexionar sobre mi rendimiento en una distancia que se me lleva atragantando varios años. Y la reflexión es complicada, porque estoy entrenando bien, me hallo en un momento de forma excelente y sin embargo, mi actuación ayer rozó lo patético, mal de principio a fin.
La jornada empezaba bien, ausencia de lluvia, temperatura agradable y un ligero viento no muy significativo. Llegué a la salida con tiempo suficiente para calentar y hacer alguna progresión, pero sin pasarme, pues mis piernas estaban bien y quería salir fuerte. Me dirigí a la salida y me coloqué mal, no se todavía la razón, porque había espacio suficiente para colocarse más adelante y opté por colocarme un poco más atrás para salir con gente de nivel similar; primer error, me coloqué con los que iban de paseo.
Suena el pistoletazo e intento arrancar fuerte, pero ni por esas, empujones cruces, reproches y me voy por una acera para poder correr a mi aire; ya estoy nervioso, las cosas no empiezan bien, pero no pasa nada. Llego a la doble curva y vuelvo a pararme por cogerla por dentro; y digo yo, ¿cuantas veces me he repetido que en las carreras masivas hay que ir por fuera para evitar pararse? Pues no, me voy por dentro, pierdo tiempo y me pongo más nervioso. Paso por el primer kilómetro en 3'55'', mal, así que hay que remontar, pero la calle pica hacia arriba, voy crispado y a pesar de cruzar el km 2 en 7'50'' noto que las cosas no van bien, muy forzado para el tiempo que marco.
La carrera empieza a picar hacia abajo y pienso que las cosas pueden empezar a cambiar, pero las cosas no marchan y pronto giramos a la derecha y llegamos a Arcentales, donde se va a decidir todo, porque tras bajar hacia la glorieta, la carretera se empina y empiezo a sufrir; las cosas no van bien, pero paso el km 5 en 19'50'' y la carrera gira 180º para volver por donde he venido y volver a subir Arcentales. Y ahí me hundo, el km 6 lo hago por encima de 4'15'' y aunque recupero un poco, cuando llego al km 7, el crono marca 28'30'', es decir, hay que recuperar 30'' en tres kilómetros, pero son cuesta abajo.
Me conjuro y me digo, vamos por ello; pero las piernas no parecen obedecer al cerebro y no sólo no recupero sino que al paso por el km 8 sigo perdiendo fuelle y lo mismo me pasa en el km 9. Con las piernas doloridas, cansado y sobre todo, abatido, recorro el último kilómetro pensando en que se me ha vuelto a ir, en una carrera no tan rápida, pero favorable para haber logrado mi marca, mi sueño.
El tiempo final, 40 min 50'' es un golpe duro para mi moral, porque ni siquiera me he acercado a mi MMP. Para que os hagáis una idea, en Moscú corrí los cinco últimos kilómetros a una media de 4'07'', pero llevaba 37 en las piernas; ayer, en sólo 10 km, mi media se quedó en 4'05''. ¿Inexplicable? Yo que sé.
En fin, otra oportunidad más perdida y van... Pero no es el momento de lamentos, hay que seguir entrenando, hay que seguir peleando e intentándolo. No sé donde ni cuando volveré a intentarlo; de momento mi objetivo principal sigue siendo el Maratón de Sevilla de febrero y un mes antes la Media de Getafe, pero Depa quiere que vuelva a intentarlo antes de preparar esos retos y por supuesto, Depa manda. Habrá que bajar de 40 minutos, por el y por vosotros.