sábado, 11 de noviembre de 2023

Maratón de Estambul (3) - La carrera

Salí muy temprano del hotel caminando al embarcadero donde salía el Ferry que transporta a los atletas a la zona de salida; era una mañana agradable, sin nubes, húmeda, una mañana perfecta para hacer turismo, pero no para correr un maratón, o al menos, no para mi. Charlé con algún atleta por el camino hasta llegar al barco donde coincidí con una parte are españoles, Pablo y Gabriela, dos adorables personas con las que me entretuve hasta la llegada a puerto. Pablo iba a correr el maratón (y muy rápido) mientras que Gabriela iba a hacer los 15Km; me ayudaron a olvidar un poco lo que se me venía encima, porque sabía perfectamente que no era mi día y que tocaba uno de esos maratones "de sufrimiento", no estaba equivocado.

Me despedí de ellos para prepararme antes de calentar un poco; entonces coincidí con un atleta turco poco previsor que me pidió vaselina y apósitos para evitar rozaduras y obviamente se lo presté y tras una foto juntos, nos deseamos suerte amablemente. Llevé las cosas al camión ropero, me coloqué en en el cajón de salida y tras sonar los acordes del "We Will rock you" de Queen, empezaba el lío con unas preciosas vistas sobre el Bósforo.

Había decidido salir conservador, no llegaba en forma a la salida y la lesión que me hizo parar diez días a tres semanas de la carrera había provocado que también llegara muy falto de kilómetros; pero los primeros kilómetros de esta carrera son difíciles de gestionar, empieza subiendo ligeramente, luego baja para volver a subir durante casi dos kilómetros y por fin vuelve a bajar con una pendiente muy acusada hasta llegar al llano alrededor del kilómetro 6. Hasta ahí la cosa iba bien o eso creía, aunque me notaba cansado, pero mi ritmo estaba claramente por debajo de los 5 min/km y así lo mantuve a hasta el km 10 cuando recibí los primeros ánimos de mi afición.

A partir de ahí se comienza el tramo de autopista y se acumulan los problemas; el primero, el fuerte viento de cara que tendría que soportar durante 16 Km, hasta llegar al giro en fondo de saco; la humedad era muy alta, pues a la habitual de una ciudad al lado del mar, se sumaba la generada por la lluvia de la noche anterior. Y de remate el sol brillaba en todo lo alto, no aparecía ni una nube en el cielo y el calor se acumulaba. Ya me había dado cuenta que recorrer esos kilómetros contra el viento iba a ser duro, pero no contaba con los desniveles que generaban varios pasos por túneles, lo que hacía mucho más exigente el recorrido, sobre todo para mi, ya que me quedaban muy pocas fuerzas.

Mi ritmo cayó claramente por encima de los 5 min/Km y me resigné a aguantar los que me esperaba, sufrimiento hasta  meta; creo que fue después del km 18 cuando paré por primera vez a estirar un poco, pero seguí camino esperando que me ayudaran  los ánimos de mi afición el Km 20, donde estaban ondeando sus banderas, pero yo sólo puede esbozar una sonrisa porque mis fuerzas estaban al límite y eso que faltaba más de la mitad del recorrido. Después todo fue muy complicado, paradas en avituallamientos, ratos caminando, ratos corriendo a lo que podía, mucho calor y más paradas en sombras para evitar una subida de la temperatura corporal. Y eso que tras girar en el km 26 el viento ya soplaba de espalda, pero a mi ya no me afectaba mucho, sólo quería llegar y descansar.

Estaba siendo un maratón horrible, sin sonreír, sin bromear con el público, sin disfrutar de la carrera en definitiva, pero completando kilómetros poco a poco hasta llegar a los últimos kilómetros, donde decidí no parar más. Ya olía la meta y cada vez había más gente animando, pero la carrera picaba cuesta arriba en el parque que se cruza justo antes de afriontar el último kilómetro con una subida que no pude superar, tuve que parar de nuevo, caminar un poco y volver a correr para ver a mi afición justo antes de enfilar la recta de meta, donde conseguí acelerar para llegar de una manera digna.

Mi tiempo en meta fue de 3h41'58'', el peor maratón de mi vida, un poco por encima de Tenerife y Quebec donde también pasaron factura el calor y la humedad; pero lo peor no es el tiempo, es que no disfruté la carrera, pero decidí llegar porque un maratoniano merece ser finisher y al menos tener esa satisfacción después de todo lo pasado. En el atletismo no hay milagros, llevo sin entrenar con regularidad desde la lesión previa al maratón de Zaragoza en abril; en Adelaida salí del paso en una carrera decente que se estropeó por los calambres, pero Estambul ha demostrado que sin entrenar convenientemente no se puede acabar bien un maratón.

La medalla de mi cuadragésimo octavo maratón terminando está ya mis vitrinas, una maratón que no voy a recordar con cariño, pero que formará parte de mi historial. Ahora toca descansar, planificar bien los entrenamientos de 2024 y esperar que las lesiones musculares me respeten un poco y me dejen entrenar más de dos semanas consecutivas sin parones. Esta vez ha salido mal, pero hay que ser positivo y esperar que las cosas mejoren en el futuro, el próximo marzo en Roma. 


viernes, 10 de noviembre de 2023

Maratón der Estambul (2) - La organización

Hacer un maratón con recorrido atractivo, con elevada participación y con un buen trato a los corredores no es una tarea fácil y en el caso que nos ocupa, se conjugan todos esos factores que voy a tratar de analizar de manera breve.
En primer lugar hay que analizar la página web, que en general está bien diseñada, es atractiva y tiene información relevante; sin embargo no me acaba de convencer que tengas que registrarte en una plataforma de inscripciones turca para conseguir hacerlo en el maratón, sobre todo porque la plataforma en cuestión no tiene muy desarrolladas las traducciones a otros idiomas en todas sus páginas. En todo caso, la inscripción fue sencilla y rápida. 
La información que proporciona la página sobre la carrera es muy completa, con información detallada y unos mapas bastante buenos que te permiten hacerte una idea de lo que te vas a encontrar; también es remarcable la información que se envía por mail previa a la carrera, completa y útil.

Una vez en Estambul, tengo que empezar hablando de la feria del corredor, punto neurálgico de los días previos; esta ubicado lejos del centro, el acceso no es sencillo, pero se llega. Se celebra en unos pabellones de exposiciones grandes, sin problema de espacios y con muchas posibilidades, aunque pienso que está un poco desaprovechado porque podrían acoger a muchos más expositores, aunque imagino que los hábitos de consumo de los turcos difieren de los europeos, en general. Hay pocos expositores, ninguno de otras carreras, nada de merchandaising, algo que me resultó sorprendente pues siendo Decathlon es sponsor deportivo,  hubiera sido un buen negocio vender camisetas a acompañantes o complementos para corredores, pues casi siempre nos solemos llevar algún souvenir de la carrera. Pues esta vez nada.
Sin embargo, la recogida del dorsal y la camiseta es ágil, los voluntarios son simpáticos y amables y hablan en inglés correctamente con los que somos de fuera, ninguna pega. También utilicé el mostrador de información para resolver una duda y me atendieron a la perfección. Por lo demás, hay muchos espacios habilitados para hacer fotos atractivas que seguro que son muy apreciadas por los instagramers y por los que seguimos usando cámaras convencionales. No es una mala feria, pero podría ser mucho mejor.
Vámonos al dia de la prueba, que comienza a las 9 de la mañana, una hora muy prudente que facilita el transporte hasta la salida, pues hay que llegar hasta un ferry andando o en tranvía y después del recorrido por el Bósforo caminar otros quince minutos hasta la salida; se tarda casi una hora en completar el trayecto hasta el puente, pero está bien organizado y se llega con facilidad. La zona de salida es grande, se puede calentar con facilidad y no hay colas para dejar la ropa en el camión/ropero, fundamental en una prueba lineal como esta. Hay baños, pero pienso que no suficientes, en mi opinión hacen falta más, aunque las colas no eran muy numerosas, así que quizás no vi todos los disponibles.
La salida es espectacular, cruzando el puente para luego adentrarse en El Barrio de Besiktas donde ya hay mucha gente animando, pero la organización también pone su grano de arena colocando numerosos grupos de animación en los primeros kilómetros, de manera que prácticamente la carrera es una fiesta hasta el kilómetro 10, cuando empieza el recorrido por la autopista. La prueba discurre al lado del mar por una carretera completamente cerrada al tráfico (tanto de ida como de vuelta) durante 16 Km hasta llegar. aun fondo de saco para volver por el carril contrario, insisto, con el tráfico cerrado en ambos sentidos. Hay poca gente y algunos puntos de animación colocados por la organización. No es un recorrido ideal pues es largo y aburrido, pero teniendo en cuenta las características de la ciudad, con infinidad de cuestas, se puede decir que es la mejor alternativa.

Los avituallamientos se ubican cada 5 Km y en ocasiones cada 2'5 km, supongo que éstos últimos debido al calor reinante; son largos, sin problemas para conseguir el agua en botella; también hay esponjas, comida y geles, pero no hay bebida isotónica.
Tras recorrer la autopista, se entra en la ciudad en los últimos kilómetros en un recorrido completamente vallado que impide cruces molestos de peatones. Se acaba en pleno Hipódromo de Constantinopla, al lado de la Mezquita Azul, una llegaba muy bonita y bien organizada pues luego se sigue recorriendo la calle, te ponen la medalla y te dan un bolsa con avituallamiento antes de llegar a la zona para recoger tu bolsa y salir del recinto de llegada para encontrar a tus familiares.
La organización del Maratón de Estambul es buena en términos generales, aunque creo que podría ser mucho mejor; el acceso a la salida, los puntos de animación, la gestión del ropero o el vallado final son muy buenos procedimientos, pero creo que hay cosas mejorables, como la feria, los baños o los avituallamientos donde se echa de menos la bebida isotónica. Sin duda son detalles fáciles de pulir en una prueba que tiene un nivel notable a efectos organizativos.


jueves, 9 de noviembre de 2023

Maratón de Estambul (1) - El ambiente

Estambul tiene una población de 15 millones de habitantes repartidos en dos continentes, Europa y Asia, separados por el Estrecho del Bósforo que posee una frenética actividad náutica con barcos desplazándose de un lado a otro articulando el movimiento de personas de la ciudad. A dicha población hay que añadir el ingente número de turistas que acuden habitualmente atraídos por su espectacular zona  antigua donde las mezquitas Azul y de Santa Sofía además del Palacio Topkapi, son sus indiscutibles estrellas. Nuestro hotel estaba situado justo al lado de la Mezquita de Santa Sofía, una zona abarrotada de turistas prácticamente todo el día, pues allí se concentran los principales atractivos de la ciudad. Con este panorama, ¿se percibe que hay maratón?

No puedo responder a esa pregunta, sobre todo porque salvo excepciones, no se veían turistas con zapatillas o ropa deportiva, pero supongo que muchos de los que corríamos el domingo éramos parte de las interminables colas que se formaban para entrar en los monumentos destacados. Aún así, aunque no fuera evidente la presencia de atletas, si lo eran los numerosos carteles que anunciaban la celebración del evento el domingo por la mañana, sobre todo en las zonas que coincidían con el recorrido.

Creo que una de las razones por las que no se ven atletas es la ubicación de la feria del corredor, lejos del centro y de acceso complicado; la feria es grande, bulliciosa, pero se ubica en un pabellón junto a una carretera y cuando sales de allí tienes que hacerlo en transporte público porque caminando pilla muy lejos del centro. En todo caso, se puede decir que el ambiente de la feria es bueno, fundamentalmente porque la participación en la prueba es elevada.

Pero más importante que el ambiente previo, es el ambiente el día de la carrera y en es aspecto mi impresión fue bastante positiva; ayuda y bastante la hora de comienzo de la prueba, las 9 de la mañana, una hora cómoda para que el público salga a la calle a animar a los sufridos atletas. Se sale del famoso puente que conecta Asia con Europa, donde el acceso al público está vetado, pero tras recorrer los primeros tres kilometros se entra en el bulliciosos barrio  de  Besiktas donde la gente sale a animar sin descanso a los atletas, hay mucha gente en la acera, mucha animación colocada por la organización y eso se extiende hasta el kilómetro 10 más o menos, cuando empieza el recorrido por la autopista que discurre junto al mar, cuyo acceso es más complicada para el público, pero aún así, hay lugares en los que se puede ver público animando.

Capítulo aparte merecen los últimos tres kilómetros, que discurren por la zona centro hasta acabar al lado de la Mezquita Azul; ahí, las calles están abarrotadas de gente animando y dando fuerza a los atletas en el duro final de la prueba; la llegada es espectacular, se acaba en pleno hipódromo, rememorando las carreras de cuadrigas que si disputaban allí en época romana. Una de esas llegadas que merecen la pena disfrutar.

Y como siempre, tengo que hablar de mi afición, sin duda la mejor, que estuvo a la altura de las circunstancias en un recorrido difícil para los seguidores de los atletas; me vieron en tres puntos agitando las banderas de España y portando las "camisetas oficiales" de mi maratón. En un maratón tan malo para mi, me empujaron a llegar a meta, pues yo creo que sin ellos quizás me hubiera retirado. Aunque también es verdad que me preocupaba que me vieran pasándolo tan mal como lo pasé, pero al final todo eso se olvida.

Estambul es un maratón con ambiente, alegre, bullicioso, una prueba donde da gusto correr, a pesar de su dureza, que comentaré en los siguientes post. Ciñéndome al asunto de este post, el ambiente, hay que correr en Estambul.

miércoles, 1 de noviembre de 2023

El maratón intercontinental

 La ciudad de Bizancio fue fundada por colonos griegos allá por el año 600 a.c.; supongo que cuando se establecieron en ese privilegiado entorno, ignoraban la apasionante historia que iba a surgir de ese pequeño asentamiento. Persas, espartanos, macedonios y celtas conquistaron sucesivamente la ciudad hasta la llegada del Imperio Romano en el año 191 a.c., pero fue Constantino el Grande quién en el año 330 refundó la ciudad como Nueva Roma y posteriormente como Constantinopla y la convirtió en la capital del Imperio. Tras la división del Imperio Romano en el 395, se estableció como capital del Imperio Bizantino. Fue una época importante en la ciudad, en la que se construyó la magnífica iglesia de Santa Sofía, pero con la decadencia del imperio, la ciudad fue conquistada por los otomanos en 1453 para convertirse en la capital de dicho imperio. Esa fecha, 29 de mayo de 1453, se considera el inicio de la Edad Media.

Los otomanos renombraron la capital como Estambul y la ciudad se transformó completamente, Santa Sofía se convirtió en mezquita, aparte de construirse otras nuevas como la de Mezquita Azul o la de Suleiman.A finales del siglo XVII, Estambul era una de las ciudades más ricas del planeta y contaba con 500.000 habitantes, pero el Imperio Otomano también llegó a su fin con la Primera Guerra Mundial y la ocupación del país por británicos, franceses, griegos etc. La República de Turquía que hoy conocemos, fue fundada por Kemal Ataturk el 29 de octubre de 1923, después de conseguir la victoria en la guerra de la independencia contra losgriegos . Por tanto, este año se han cumplido 100 años de la creación de la República de Turquía, que además de otros eventos, se conmemorará durante la disputa del Maratón de Estambul, el único maratón intercontinental del mundo.

Estambul es uno de esos maratones que tenía en mi agenda desde hace tiempo, una carrera atractiva por el la ciudad en si y por la peculiaridad de correr en dos continentes en la misma prueba, pues la carrera empieza en el lado asiático del puente que cruza el Bósforo, para pasar al lado europeo donde se desarrolla prácticamente toda la prueba. La prueba pasa por la zona más monumental de la ciudad para luego seguir la costa en un recorrido de ida y vuelta que lleva a la meta ubicada frente a la Mezquita Azul; parece un recorrido interesante, aunque también puede ese recorrido al lado del mar se haga un poco tedioso, veremos. 

No llego a Estambul en mi mejor momento, la preparación iba viento en popa hasta que una sobrecarga en el isquio me obligó a parar durante seis días, además en la parte clave de la preparación, tres semanas antes de la prueba: Ya estoy recuperado y parece que listo para poder acabar sin sobresaltos, pero tendré que ser prudente y no forzar demasiado para evitar que se reproduzca la lesión; habrá que acabar de la manera más digna posible y para eso también contaré con el apoyo de mi inimitable afición que estaré en las calles otomanas animando como siempre. Esta vez la expedición la componen Carlos, Myriam, Encho, Toli, mi sobrino Dani y. obviamente Marisa, que buscará la ubicación óptima para arroparme. 

Espero terminar mi cuadragésimo octavo maratón el próximo domingo a mediodía y disfrutar de una prueba con muchos atractivos que, como he dicho, conmemora el primer centenario de la República de Turquía. El cruce del Bósforo, el recorrido costero y la llegada en Sultanhamet seguro que valen la pena. 

Y para terminar, me voy permitir reproducir un cuarteto de la archiconocida "Canción del Pirata" de Espronceda que me servirá para motivar mi desempeño maratoniano.


La luna en el mar riela,
en la lona gime el viento,
y alza en blando movimiento
olas de plata y azul;
y ve el capitán pirata,
cantando alegre en la popa,
Asia a un lado, al otro Europa,
y allá a su frente Estambul.