Una experiencia como es correr el maratón de Boston merece más de un post, así que he decidido dividir en tres capítulos todo lo que tengo que decir sobre esta carrera.
Volé a Boston un viernes, acompañado por Marisa y unos amigos, Rafa, Susana, Jorge, Ana y Carlos. El vuelo fue un poco pesado debido a que hicimos escala en Chicago, pero al fin desembarcamos en Boston sobre las 7 de la tarde y al recoger las maletas la ciudad de Boston ya vimos que la ciudad de saludaba a todos los runners que íbamos a correr el maratón. Era la primera señal de que Boston es una ciudad volcada con su maratón: el más antiguo del mundo.
El fin de semana previo al Patriot´s day (tercer lunes de abril en el que se celebra una fiesta local y se disputa el maratón), la vida de los bostonianos gira en torno a la gran carrera del lunes. Ya el sábado se disputan competiciones infantiles, se corta la calle donde finaliza la carrera y se instalan gradas y el gran arco que señala el final de la carrera de 26,2 millas. Acudí a la impresionante feria del corredor a recoger mi dorsal y la camiseta de la carrera y con mi bolsa amarilla al hombro visité una ciudad donde todo el mundo me felicitaba por ser uno de los casi 30.000 participantes.
Los habitantes de Boston están orgullosos de acoger una carrera tan importante y por eso se vuelcan con los participantes que literalmente ocupan el centro de la ciudad durante el fin de semana. Tanto mi hotel como los del centro en general están ocupados por completo, llenos de maratonianos de todas las nacionalidades: españoles, japoneses, mejicanos... es una fiesta del running.
Para mi, ha sido una gran experiencia vivir los días previos en una ciudad en la que el maratón es unos de los principales acontecimientos del año. Los bostonianos me acogieron con hospitalidad, respeto y cariño y quiero agradecer su comportamiento desde mi modesto blog.
Volé a Boston un viernes, acompañado por Marisa y unos amigos, Rafa, Susana, Jorge, Ana y Carlos. El vuelo fue un poco pesado debido a que hicimos escala en Chicago, pero al fin desembarcamos en Boston sobre las 7 de la tarde y al recoger las maletas la ciudad de Boston ya vimos que la ciudad de saludaba a todos los runners que íbamos a correr el maratón. Era la primera señal de que Boston es una ciudad volcada con su maratón: el más antiguo del mundo.
El fin de semana previo al Patriot´s day (tercer lunes de abril en el que se celebra una fiesta local y se disputa el maratón), la vida de los bostonianos gira en torno a la gran carrera del lunes. Ya el sábado se disputan competiciones infantiles, se corta la calle donde finaliza la carrera y se instalan gradas y el gran arco que señala el final de la carrera de 26,2 millas. Acudí a la impresionante feria del corredor a recoger mi dorsal y la camiseta de la carrera y con mi bolsa amarilla al hombro visité una ciudad donde todo el mundo me felicitaba por ser uno de los casi 30.000 participantes.
Los habitantes de Boston están orgullosos de acoger una carrera tan importante y por eso se vuelcan con los participantes que literalmente ocupan el centro de la ciudad durante el fin de semana. Tanto mi hotel como los del centro en general están ocupados por completo, llenos de maratonianos de todas las nacionalidades: españoles, japoneses, mejicanos... es una fiesta del running.
Para mi, ha sido una gran experiencia vivir los días previos en una ciudad en la que el maratón es unos de los principales acontecimientos del año. Los bostonianos me acogieron con hospitalidad, respeto y cariño y quiero agradecer su comportamiento desde mi modesto blog.