domingo, 26 de abril de 2009

113rd Boston Marathon (1)- El ambiente

Una experiencia como es correr el maratón de Boston merece más de un post, así que he decidido dividir en tres capítulos todo lo que tengo que decir sobre esta carrera.
Volé a Boston un viernes, acompañado por Marisa y unos amigos, Rafa, Susana, Jorge, Ana y Carlos. El vuelo fue un poco pesado debido a que hicimos escala en Chicago, pero al fin desembarcamos en Boston sobre las 7 de la tarde y al recoger las maletas la ciudad de Boston ya vimos que la ciudad de saludaba a todos los runners que íbamos a correr el maratón. Era la primera señal de que Boston es una ciudad volcada con su maratón: el más antiguo del mundo.
El fin de semana previo al Patriot´s day (tercer lunes de abril en el que se celebra una fiesta local y se disputa el maratón), la vida de los bostonianos gira en torno a la gran carrera del lunes. Ya el sábado se disputan competiciones infantiles, se corta la calle donde finaliza la carrera y se instalan gradas y el gran arco que señala el final de la carrera de 26,2 millas. Acudí a la impresionante feria del corredor a recoger mi dorsal y la camiseta de la carrera y con mi bolsa amarilla al hombro visité una ciudad donde todo el mundo me felicitaba por ser uno de los casi 30.000 participantes.
Los habitantes de Boston están orgullosos de acoger una carrera tan importante y por eso se vuelcan con los participantes que literalmente ocupan el centro de la ciudad durante el fin de semana. Tanto mi hotel como los del centro en general están ocupados por completo, llenos de maratonianos de todas las nacionalidades: españoles, japoneses, mejicanos... es una fiesta del running.
Para mi, ha sido una gran experiencia vivir los días previos en una ciudad en la que el maratón es unos de los principales acontecimientos del año. Los bostonianos me acogieron con hospitalidad, respeto y cariño y quiero agradecer su comportamiento desde mi modesto blog.


viernes, 17 de abril de 2009

Boston Marathon: yes we can


Mañana vuelo a Boston; ha llegado el momento y cuanto más se acerca más noto el miedo a la carrera que afrontaré el lunes. Han sido unos 1.200 Km los que he empleado para preparar este maratón. Unos kilómetros en los que he estado acompañado por mis Nimbus, por mis Tangent, por mi POlar, por mi Ipod... pero también por Marisa, por Alonso, por Ángela, por Viry, Por Feli, por Trini, por Jesús, por Mayte, por Javier, por Arancha... y por todos los habéis leído en algún momento este blog o me habéis animado.
El lunes cumpliré el sueño de correr en Boston, será la primera vez que corro fuera de Europa y correré mi primer "big five". Creo que puede ser un gran día, creo que puedo terminar y bajar de las 3h10', creo que voy a disfrutar de la carrera y por eso quiero dedicar a todos vosotros el momento en el que cruce la línea que señale el final de mi sexto maratón. Estad seguros que en ese momento os agradeceré a todos vuestro apoyo, aunque como siempre, cuando cruce la línea volveré a buscar ansioso el mejor premio que recibo al acabar un maratón: el abrazo de Marisa.

miércoles, 15 de abril de 2009

Las agujas de Arancha


Ayer rendí la obligada visita al fisio de antes de la competición. A las 8:30 me esperaba, como siempre, Arancha dispuesta a recuperar algo mis curradas piernas de cara a la cita de Boston y ya de paso comentar mis sensaciones. Antes de empezar me preguntó por algún dolor en particular y le conté que tenía cargado el sóleo de la pierna izquierda. Tras comprobar mi estado general y hacerme un masaje en el resto de los músculos de la pierna se centró en gemelos y sóleos y me preguntó si tenía miedo a las agujas, a lo que respondí que no. Respuesta correcta, debió pensar, porque rápidamente me propuso introducirme unas agujas en el músculo, técnica que, según ella, me iba a curar mis males. Ya no podía decir que no y encomendándome a sus manos le dejé que me introdujera tres agujas en cada gemelo que me provocaron una sensación extraña, pero no dolorosa. Tras unos cinco minutos, Arancha retiró las agujas y me previno que tendría molestias durante el día pero que no me preocupara. No pasé una buena tarde ayer, es cierto, pero confiaba en que hoy pudiera rodar según lo previsto. Hoy he vuelto a correr y tras acabar y estirar he comprobado que mis gemelos están mucho mejor y yo listo para afrontar las 26,2 millas del lunes.
No puedo ocultar que ayer dudé de la eficacia del método, como he dudado otras veces de las sesiones de entrenamiento que me ha programado mi entrenador; sin embargo hoy siento que estoy a punto y en gran parte se lo debo a la ayuda de estos dos buenos profesionales. Ahora voy a seguir con los preparativos de mi viaje, debo estar tranquilo, todo está controlado.

sábado, 11 de abril de 2009

Comienza la cuenta atrás


Esta mañana he completado mi último entrenamiento de series de cara al Maratón de Boston. Han sido ocho miles en los que me he demostrado que mi estado de forma es realmente esperanzador. Menos mal que este último test ha sido bueno, porque después del chasco de Lisboa he empezado a dudar si estaba fuera de forma, pero después de una semana realmente dura, estas series me han dejado un buen sabor de boca con el que afrontar el reto más importante de mi carrera atlética.
Quedan 6 días para que viaje y 9 para la carrera y ya he empezado con los preparativos. Ya me he empapado el folleto que me ha enviado la organización y empiezo a pensar que la experiencia va a valer la pena. También he empezado a pensar en la táctica de la carrera. Me preguntaba un amigo ayer si tenía miedo al maratón y le dije que naturalmente; a un maratón siempre hay que tenerle el respeto que se merece porque si no lo puedes pasar mal. No puedes salir rápido porque pagas tu osadía al final, ni puedes salir lento porque es muy difícil recuperar; tienes que beber lo justo, comer lo justo y perder el tiempo justo en los avituallamientos; no debes dejarte llevar por los aplausos del público, pero el ambiente te da alas cuando lo necesitas. En definitiva, un maratón es esa carrera en la que sólo sabes como te va a salir cuando estás cruzando la meta.
El día 20 espero cruzar la meta del maratón más antiguo del mundo. Hasta ese día me quedan unas pocas sesiones de entrenamiento de descanso activo y muchos nervios. El día 20 volveré a correr un maratón, será el sexto, mi primer grande, el primero fuera de Europa, pero sea como sea, el día 20 volveré a sentirme el hombre más feliz de la tierra cuando complete esas 26, 2 millas que dicen los americanos.

martes, 7 de abril de 2009

Y van 43

El pasado 1 de abril cumplí 43 años. Lo celebré corriendo unas series de 1.000 metros en Castelldefels, donde estaba por trabajo, sin ver a mi familia. No fue el mejor cumpleaños de mi vida, pero las celebraciones anterior y posterior fueron muy bonitas. El número 43 es un número primo, es el número del famoso licor y es uno más que la distancia del maratón. No me parece un número bonito, pero con él voy a convivir los próximos doce meses. En estos doce meses correré en Boston, en Berlín y quizás en Tokio, además de medias y diezmiles por definir. Va a ser un año intenso, pero también lleno de las satisfacciones que me da el atletismo ya con 43 años. Es una clara demostración que los proyectos y los objetivos no tienen edad. Correr los cinco grandes y en los cinco continentes es algo que hay que planear a largo plazo, cuidando todos los detalles para que todo salga bien. Es necesario tener la paciencia del fondista, una paciencia que he adquirido con la edad, lo que demuestra que cumplir años es positivo.
Como suele pasar, muchos amigos me llamaron o me enviaron un sms de felicitación. Desde aquí agradezco a todos la felicitación, así como el apoyo que me brindan cada día en mi preparación para el maratón de Boston. Una carrera en la que intentaré superar mi marca, pero sobre todo disfrutar de la maratón más antigua del mundo, una carrera realmente apasionante para cualquier maratoniano. A Boston me acompañan unos amigos y Marisa. Mi esfuerzo de estos meses y mi carrera del día 20 va a estar dedicado a ellos, a todos mis amigos y a vosotros que leeis mi blog. Pero de esa dedicatoria hablaré otro día