Hoy ha terminado lo duro, o al menos, eso es lo que me ha anunciado Depa, aunque sé que la semana que viene no va a encajar con la definición de "fácil". Pero hablando en términos de entrenamiento, la semana que hoy acaba después de 105 km recorridos, es la última de acumulación de volumen y a partir de ahora comienzo lo que se denomina como "tapering", es decir, una reducción progresiva de los entrenamientos que me permita llegar al 13 de octubre en perfectas condiciones para afrontar los 42,195 km del Maratón de Munich.
Tras la media de Valladolid, he pasado dos semanas difíciles, debido a la dureza de los entrenamientos y a los problemas musculares que me obligaron a parar un día para evitar inoportunas lesiones. Aún así, las series largas de 5 y 6.000 metros me han salido bastantes decentes, así como los ritmos controlados de 8 y 10 km, sobre todo el de 8 kilómetros que me salió a 4'02''. He sufrido más en los rodajes largos, sobre todo el del domingo pasado, porque aún hacía un calor insoportable y estuve a punto de deshidratarme; hoy, he puesto la guinda con un rodaje de 30 km, a un ritmo no demasiado vivo, 4'47'', pero con buenas sensaciones, porque he empezado lento debido al cansancio del entreno de ayer (10 km controlados) y he acabado bastante rápido y con sensación de poder más, aunque con las piernas muy cansadas.
A falta de los últimos ajuste, creo que he realizado una preparación bastante irregular para este maratón; el calor veraniego siempre me ha afectado y eso ha supuesto que haya alternado días buenos con otros no tan buenos, de manera que hoy por hoy no tengo muy claro mi estado de forma. Comparando con otras preparaciones, he hecho buenos tiempos, pero por alguna razón no me siento tan fuerte como otras veces o mejor dicho, no me siento tan fuerte como para pensar que el bajar de 3 horas es pan comido. Evidentemente no lo es, a pesar de mi gran progresión en los últimos años de la mano de Depa; pero ahora y después de quedarme a las puertas en Sevilla, las dudas me asaltan y empiezo a pensar que la empresa va a resultar muy difícil, aunque confío en lograrlo.
No llego a Munich después de batir mi marca en media, como lo hice en Sevilla, ni tan fresco como lo hice en Barcelona, mis sensaciones se parecen más a las de antes de Moscú, después de pasar un verano muy duro; eso si, en Moscú no se me dio nada mal. Pero quedan dos semanas y supongo que el descanso me va a venir bien, así que espero tener una opinión más atinada en diez días, cuando ya sea un manojo de nervios con el maratón a la vista. Sea como sea, lo que está muy claro, es que no creo que esté en condiciones de bajar de tres horas en Munich de manera holgada, más bien apuesto por una marca muy justa, por encima de las 2h59'30'', pero por debajo de las 3h00'00''. Y hago esta apuesta porque, por si alguien tiene alguna duda, voy a salir a intentar ser sub3h en Munich, es mi objetivo, es mi sueño y sigo pensando que lo tengo en las piernas.