Este año, he disfrutado mis vacaciones veraniegas en Portugal, el país vecino, que he he recorrido de norte a sur; como ya conocía Lisboa, suponía que el resto del territorio luso iba a ser de mi agrado, pero no solo ha sido así, sino que ha superado mis expectativas iniciales. En todo caso, no pretendo contaros las maravillas turísticas lusas, sino comentar las rutas por las que he corrido para que os sirva si algún día viajáis por la zona.
En general y teniendo en cuenta los lugares que he visitado, se puede decir que por norma general, en Portugal hay muchas cuestas y muchas piedras, pues las aceras típicas son de piedra y no de baldosa, de manera que es complicado correr. Por lo general, mis hoteles han estado en el centro de la ciudad, por lo que me ha sido más complicado encontrar un buen lugar libre de coches y de peatones. Pero es mejor pasar de lo general a lo particular y hablar de las rutas en cada ciudad que he visitado.
Oporto: esta bonita ciudad se ubica en la ribera del río Duero, pero desparramada por una montaña, de manera que si tu hotel está en el centro, como era mi caso, tienes que bajar hasta el río y luego volver a subir por unas calles muy empinadas. Obviamente, lo mejor es llegar hasta la zona de la Ribera y allí puedes optar por tomar el camino a la derecha o a la izquierda del puente de Luis II; por la izquierda el firme está mejor y hay pocas coches, pero por la derecha, las vistas son más espectaculares, aunque a veces hay que sortear alguna dificultad en forma de bordillo y además hay que pasar por una pasarela metálica colgada sobre el río. Al final de este camino se llega a la desembocadura del río e incluso puedes llegar a la playa, aunque yo me di la vuelta antes; personalmente recomiendo este lado porque es mucho más bonito.
Viseu: esta ciudad está en el interior y también está en cuesta, aunque la inclinación es más tendida que en Oporto. El centro está completamente empedrardo, además de ser un sube y baja, pero los lugareños me informaron de un sitio ideal para correr, la Ecovía, es decir, una especie de carril bici en el que la gente principalmente sale a andar o a correr, aunque también se ve alguna bicicleta. Para llegar, hay que salir casi de la ciudad en dirección a los juzgados y antes de llegar a ese edificio, hay una rotonda con una fuente en medio, a cuya izquierda sale el camino a seguir. Tampoco llegué al final, pero son 14 Km, más o menos planos y libre de coches entre árboles.
Lisboa: la capital portuguesa tampoco se libra de las cuestas, así que si no te alojas cerca del mar, te tocará bajar y subir, porque por el centro no es muy buena idea correr. De hecho, mi hotel estaba justo al lado del parque Eduardo VII, pero es un parque en pendiente, así que descarté utilizarlo. La zona baja está teóricamente preparada para correr, e incluso hay un carril bici/runners que nace más o menos por la estación de tren, pero el firme es irregular (pasa de piedras a asfalto constantemente) y la señalización deja mucho que desear. De todas formas, el carril es innecesario, pues lo único que tienes que hacer es seguir por la orilla y volverte cuando quieras, porque se puede llegar muy lejos, aunque yo me di la vuelta en las docas. Sin duda es la mejor opción si estás por el centro de la ciudad, porque la zona de la Expo parece más preparada para correr, pero no lo experimenté personalmente.
Évora: esta coqueta ciudad amurallada se lo pone difícil a los corredores, porque está completamente empedradada y por eso, para evitar una posible lesión de tobillo, lo mejor es salir extramuros y dar la vuelta a la muralla, lo que suma unos 4 Km, si no te pierdes. El recorrido es caótico, pues hay partes de tierra, otras urbanizadas y otras son simples aceras junto a la carretera, pero es la opción más sencilla, aunque a veces te puedes despistar sin no llevas la muralla a la vista.
Faro: el Algarve fue mi último destino, alojándome en Estoi, un pequeño pueblo a unos 10 Km de la ciudad más importante del Algarve; en Estoi corrí por carretera y por unos caminos poco recomendables que no vale la pena mencionar, pero Faro tiene un paseo marítimo por el que se puede practicar la carrera a pie sin problema.
No puedo dar datos propios de Faro, ni tampoco de las playas de Aveiro o Viana do Castelo, lugares que visité y cuyas condiciones para correr parecen óptimas.
Hasta aquí, el resumen de mis experiencias en Portugal, un país donde se puede correr, pero al que no parece haber llegado el boom que actualmente experimentamos en España, al menos eso he percibido en las calles lusas, donde la presencia de "runners" es casi testimonial.