No me atrevería a juzgar si el tratamiento que hace del running la inolvidable película de Robert Zemeckis protagonizada por Tom Hanks, es adecuada o no; sin embargo, me he atrevido a titular este post con una frase inolvidable, no sólo para los que adoramos la película, sino para los aficionados a esto de correr. ¿Y por qué este título? Simplemente porque este año, mis vacaciones veraniegas se han desarrollado en la costa oeste norteamericana y he tenido la oportunidad, o el privilegio, según por donde lo miremos, de correr por rutas que siempre desee recorrer y que nunca olvidaré.
Lo primero que quiero apuntar, es que la afición por el running es muy notable en los Estados Unidos; es fácil toparse con gente corriendo por la calle y muy difícil encontrar una cinta libre en los gimnasios que visité por imperativos meteorológicos, pues es comprensible que no me aventurara a salir a la calle en Las Vegas, con unos 42º de temperatura. Si bien sabía que los americanos son muy dados a calzarse sus zapatillas, su Garmin, sus cascos y salir a correr, lo que me sorprendió más fue el comprobar que el porcentaje de mujeres corredoras era muy alto, en algunos casos incluso más alto que el de los hombres; me parece muy positivo que las norteamericanas hayan dejado los complejos aparcados y salgan a disfrutar de sus calles corriendo, una tendencia que en España aún no está tan generalizada, pero que está empezando a caminar.
Corrí en todas las ciudades que visité, aunque no siempre por la calle, debido al calor de Las Vegas y a la falta de tiempo en Monterey; mi objetivo no era entrenar a tope, pues tras la media de Burgos, Depa me recomendó centrarme en mis vacaciones y así lo hice, pero tampoco quería perder la oportunidad de correr por lugares tan representativos como San Francisco, Monument Valley o Los Ángeles.
Sin ánimo de ser exhaustivo en mi exposición, paso a enumerar los lugares por donde corrí, con un breve análisis de la ruta.
Los Ángeles: recién llegado a la "meca" del cine, corrí por Franklin Street, en pleno Hollywood, una avenida residencial, muy larga, ligeramente ondulada y con las vistas de casas típicas americanas. En mi trayecto, me cruce exclusivamente con mujeres corredoras.
Las Vegas: sólo se podía correr en la cinta del gimnasio de mi hotel, eso si, preparada con una televisión individual y de una anchura considerable. Si no querías ver la tele, podías echar un vistazo a la calle.
Kayenta: es la ciudad más cercana a Monument Valley. Corrí por la carretera y pude admirar, de lejos, las caprichosas formas que adoptan esos montículos que tantas veces hemos visto en las "pelis del oeste". Algo soso por ser en carretera, pero bonito.
Mammoth Lakes: desgraciadamente no había hotel en Yosemite, así que nos alojamos en Mammoth Lakes, al pie de una gran estación de esquí. Corrí por el pueblo, terreno ondulado, alto y con buenas vistas.
San Francisco: mi recorrido comenzaba en el Fisherman Wharf, subía la colina de Fort Mason, para acabar recorriendo el Marina Boulevard hasta Presidio. Recorrido fantástico, clima frío, nebuloso y una cantidad ingente de runners. Fueron tres entrenos inolvidables por una zona especialmente preparada para los corredores, aderezada por la presencia de los catamaranes de la Copa América, pero, spbre todo, por las vistas al Golden Gate.
Monterey: aunque la ciudad promete buenos recorrido, me tocaba gimnasio, tenía poco tiempo y acabé en la cinta
Venice Beach: otro gran recorrido, por el carril bici que une la playa de Venice con la de Santa Mónica. Corredores, skaters, ciclistas, todos compartíamos sin problemas un recorrido especialmente bonito, con vistas a una playa famosa por sus surferos y por sus socorristas.
En definitiva, vacaciones inolvidables y recorridos inolvidables. Supongo que todos los corredores que me leéis estréis conmigo: salir a correr en vacaciones es otra manera de disfrutar el descanso, otra manera de ver ciudades, gentes y de sentirte libre allá donde vas.
Sin ánimo de ser exhaustivo en mi exposición, paso a enumerar los lugares por donde corrí, con un breve análisis de la ruta.
Los Ángeles: recién llegado a la "meca" del cine, corrí por Franklin Street, en pleno Hollywood, una avenida residencial, muy larga, ligeramente ondulada y con las vistas de casas típicas americanas. En mi trayecto, me cruce exclusivamente con mujeres corredoras.
Las Vegas: sólo se podía correr en la cinta del gimnasio de mi hotel, eso si, preparada con una televisión individual y de una anchura considerable. Si no querías ver la tele, podías echar un vistazo a la calle.
Kayenta: es la ciudad más cercana a Monument Valley. Corrí por la carretera y pude admirar, de lejos, las caprichosas formas que adoptan esos montículos que tantas veces hemos visto en las "pelis del oeste". Algo soso por ser en carretera, pero bonito.
Mammoth Lakes: desgraciadamente no había hotel en Yosemite, así que nos alojamos en Mammoth Lakes, al pie de una gran estación de esquí. Corrí por el pueblo, terreno ondulado, alto y con buenas vistas.
San Francisco: mi recorrido comenzaba en el Fisherman Wharf, subía la colina de Fort Mason, para acabar recorriendo el Marina Boulevard hasta Presidio. Recorrido fantástico, clima frío, nebuloso y una cantidad ingente de runners. Fueron tres entrenos inolvidables por una zona especialmente preparada para los corredores, aderezada por la presencia de los catamaranes de la Copa América, pero, spbre todo, por las vistas al Golden Gate.
Monterey: aunque la ciudad promete buenos recorrido, me tocaba gimnasio, tenía poco tiempo y acabé en la cinta
Venice Beach: otro gran recorrido, por el carril bici que une la playa de Venice con la de Santa Mónica. Corredores, skaters, ciclistas, todos compartíamos sin problemas un recorrido especialmente bonito, con vistas a una playa famosa por sus surferos y por sus socorristas.
En definitiva, vacaciones inolvidables y recorridos inolvidables. Supongo que todos los corredores que me leéis estréis conmigo: salir a correr en vacaciones es otra manera de disfrutar el descanso, otra manera de ver ciudades, gentes y de sentirte libre allá donde vas.