Las previsiones meteorológicas no fallaron y cuando me levanté a las 04:30 de la mañana, ya estaba lloviendo en Hong Kong, aunque sólo una lluvia fina. Desayuné en la habitación con tranquilidad y me dirigí a la salida, junto con Marisa, en metro, donde ya había un bonito ambiente atlético. Llegué a la estación de Tsim Tsa Tsui, donde había un gran número de atletas cambiándose debido a la lluvia en el exterior; decidí hacer lo mismo y una vez preparado y a falta de una media hora para el comienzo, subí a la calle donde seguía lloviendo sobre un gran número de corredores ya listos para ponerse en marcha. Me despedí de Marisa, que se dirigía al Km 3, dejé la bolsa de ropa en el camión y me puse a calentar un poco por las calles aledañas.
No había amanecido y resultaba agradable correr por las casi desiertas calles del normalmente abarrotado barrio del Tsim Tsa Tsui; a falta de diez minutos me dirigí a la salida y me coloqué bastante bien, pues al correr la Run 1 (el grupo de los lentos) no quería quedarme muy atrás para evitar comenzar con los que salen casi andando. Tras una divertida cuenta atrás en chino, salimos a enfrentarnos a los 42,195 Km y a la fuerte lluvia que empezó a caer justo cuando comenzaba la prueba.
Desde el primer momento me puse a ritmo de entrenamiento, a unos 5 min/km, pues mi único objetivo era llegar, sin demasiado desgaste, teniendo en cuenta que no había preparado nada esta carrera; la cabeza de carrera estaba a unos metros de mi y su ritmo era mayor, pero no sentí la tentación de subir el ritmo porque sabía que me esperaba un recorrido duro y una climatología adversa, por lo que era necesario correr con cabeza.
Todavía era de noche y la lluvia dificultaba aún más la visión, así que cuando pasé al lado de "mi afición" apenas los vi, pero agradecí los ánimos, pues sabía que no volvería a verlos hasta el final. Enseguida la carrera entraba en la autopista, la lluvia seguía cayendo con ganas y la carretera empezaba a picar hacia arriba; había que mantener el ritmo y no ponerse nervioso, sabía que la primera parte iba a ser una subida casi constante, pero bastante tendida, así que no había problema si mantenía el ritmo. La lluvia no me molestaba, incluso me gustaba porque la temperatura rondaba os 15º y eso lo llevo muy mal.
Tras pasar el primer avituallamiento, se cruza el primer y espectacular puente, pero como la carrera no ocupa toda la calzada y el cielo está encapotado, no se disfruta de la vista; sigo rodando con comodidad, en las primeras unidades del pelotón y sin agobios, incluso cuando cruzo el primer túnel que alivia el chaparrón al principio, pero que resulta pesado posteriormente, a pesar de ser el más corto de los tres.
A la salida del túnel la lluvia arrecia cada vez más, nos dirigimos al segundo puente y empiezo a adelantar a los últimos participantes del Challenge Marathon, los que han salido 30 minutos antes y que ya por el kilómetro 15 empiezan a ser alcanzados por los primeros de la Run 1; obviamente, los ritmos no coinciden con las horas de salida de cada uno. Ahora ya no se puede correr con tranquilidad, cada vez hay más atletas y además lentos, así que empieza una carrera de obstáculos que va a ser interminable, porque aunque la autopista es ancha, está dividida en ida y vuelta, así que adelantar atletas es complicado y empiezan a surgir los giros, parones, acelerones...
La carrera sigue subiendo cuando encaramos el tercer y el último puente, donde se hace el último giro en U antes de pasar por la media; mi ritmo está ligeramente por debajo de los 5 km/min, así que espero acelerar un poco cuando la carretera pique hacia abajo, después de la media que paso en 1h44'23''; consigo acelerar, peor no tanto como quiero porque sigo adelantando corredores lentos, la lluvia arrecia y la carretera es estrecha. Llegamos al segundo túnel y el paso es parecido al primero, pero hacia abajo en esta ocasión, así que mi ritmo va incrementándose y hago mis mejores kilómetros por el perfil y porque la carretera va despejándose al fin. Hago mis cálculos y pienso que si consigo mantener el ritmo, mi marca estará cercana a las 3h28', pero hay un factor con el que no contaba: la torpeza de la organización.
Cuando llego por el kilómetro 28, veo a lo lejos que la calzada está repleta de corredores porque el recorrido final es común para media y maratón y los más lentos de la media se estaban mezclando con los corredores del maratón y lo peor es que esos lentos de la media iban caminando en su mayoría. En realidad no lo entiendo, aunque respeto que cada uno lleve su ritmo, pero no me puedo explicar como te lanzas a correr una media si cuando te faltan 12 kilómetros ya estás andando. ¿No sería mejor correr el 10.000?
Pero bueno, que más da, el problema es que estando ya un poco "tostado" después de 30 kilómetros, correr en esas condiciones se convierte en una odisea, sin apenas espacio para adelantar, con atletas caminando por el medio sin respetar a los demás, incluso en grupos. Pero lo que recuerdo con verdadero desagrado es el tercer túnel, el que enlaza la autopista con la isla y que tiene más de dos kilómetros de longitud; el túnel parecía la Calle Preciados en Navidad, repleta de corredores y con un olor insoportable a pintura. Además es el más largo de los tres y se me hizo eterna la espera hasta que volví a sentir aire fresco y pude ver la subida que supuestamente, me conducía a las calles de la isla de Hong Kong.
Pero no eran calles, el recorrido por la isla era más carretera aún y además en obras; no había público, sólo carteles en los que se veía la silueta de un trabajador con su casco y de remate, el perfil se convierte en un sube/baja constante, lo que provocaba parones constantes en las subidas de muchos atletas. Estaba claro que mantener un ritmo alto así, era imposible, a pesar de mis esfuerzos en acelerar, pero mi reloj empezó a mostrarme la dura realidad. Lejos de enfadarme, me relajé, en definitiva la marca no me importaba, así que traté de disfrutar el caótico final hasta que llegué a los dos últimos kilómetros, esta vez si, por las calles de la ciudad y con gente animando, después de 37 kilómetros sin público.
Enfilé al fin la recta de meta, donde me esperaba mi afición capitaneada por el pequeño Nico, pero no pude verlos porque la mala señalización provocó que me equivocara de alfombra (la del maratón era la verde, pero no lo ponía en ningún sitio), de manera que un poco simpático voluntario me conminó a cambiarme al otro lado. Crucé la línea de meta de mi vigésimo tercer maratón en 3h30'58'', feliz a pesar del recorrido, de la lluvia o de no haber podido recibir el apoyo que siempre recibo de Marisa y mis amigos.
Acabar un maratón sin haberlo preparado no es fácil, tampoco lo es haber completado 23 veces la distancia de Filípedes y por eso estoy muy satisfecho de mi actuación en Hong Kong, aunque en la crónica describa todos los problemas que padecí. No me arrepiento de haber corrido en esa espectacular ciudad, donde he vivido una experiencia distinta a las anteriores. El año acaba de empezar, me propongo afrontar nuevos retos en los 10 km y quizás en la media, sin olvidar que aún tengo dos maratones pendientes y en uno de ellos me he propuesto hacer historia, así que os aconsejo que no dejéis de leer mi blog, porque esto se va a poner interesante.