Cuando planifiqué la temporada 2022, pensé en Málaga como una prueba favorable para hacer una gran marca, para acercarme de nuevo a las 3 horas, pues es un maratón que se disputa a nivel del mar, el perfil es prácticamente llano y al no tener que hacer un viaje largo, llegaría con el descanso adecuado para afrontar un reto importante. El problema es que cuando no te sobran piernas, todos esos cálculos van "cogidos por alfileres" y cualquier distorsión afecta al resultado final. No es mi costumbre echar la culpa al "empedrao" y no lo voy a hacer tampoco en esta ocasión, pues mi intención era llegar en mejor forma a Kosice y tener una base más sólida para afrontar tres meses duros de entrenamientos, pero entrené mal en verano y eso se acaba notando. A pesar de todo, el inicio de la preparación fue esperanzador, pero una caída una semana antes de la Media del Mediterráneo y el posterior catarro, me dejó en el dique seco dos semanas y remontar después de eso resultaba harto difícil. Así que tras una conversación con Depa, decidimos que lo coherente era pelear por un tiempo de 3h10', es decir, a 4'30'' el Km.
Una lluvia torrencial caía en Málaga el día de mi llegada a la ciudad, viernes, y tras una pequeña tregua el sábado, la mañana de la carrera se cumplieron los peores pronósticos y una pertinaz lluvia saludaba el amanecer de la Costa del Sol; afortunadamente la lluvia no era fuerte, pero tras toda la noche lloviendo las calles estaban en mal estado. No iba a ser mi primer maratón con lluvia, así que tocaba salir a disfrutar de la carrera tal y como se presentaba, lloviendo, pero con una agradable temperatura que mitigaba un poco las dificultades.Calenté bien, no quería quedarme quieto con la lluvia y había que salir en las mejores condiciones; después de despedirme de mi hermana y de Marisa entré en el cajón y el rato que estuve parado no me sentó muy bien porque salí frío, con las piernas agarrotadas y si a eso añadimos que los primeros tres kilómetros pican ligeramente, el resultado fue que los primeros 5 kilómetros se desviaron bastante del plan inicial, iba lento y había que reaccionar. Aprovechando que el terreno ya era plano, incrementé un poco el ritmo para ponerme a ritmo objetivo y así fueron pasando los kilómetros, sin demasiados sobresaltos salvo un tropezón que casi me hace caer al suelo tras saludar a mis aficionado en el km 8. Esta es la parte más bonita del recorrido, se pasa por el puerto y luego se corre al lado de la playa de la Malagueta, pero desgraciadamente las nubes y la lluvia impedían disfrutar del recorrido, mi único objetivo era seguir corriendo manteniendo el ritmo el ritmo a pesar del fuerte viento que nos azotaba a la orilla del mar.
Tras recorrer la playa se da media vuelta y la carrera se encamina de nuevo a su punto de inicio; se regresa por calles aledañas a la playa, de manera que el viento dejó de molestar, seguí manteniendo el ritmo y tras recibir de nuevo los ánimos de mi afición y del gran Torroles, crucé la media en 1h36'16'', por encima del objetivo marcado. No me puse nervioso, sabía que remontar ese tiempo iba a ser casi imposible, pero había que mantener el ritmo y esperar que las fuerzas me respondieran al final. Además, sabía que Marisa y compañía no iban a volver a verme hasta los kilómetros finales, así que era hora de concentrase y aguantar el tirón. Además, el recorrido en esta segunda parte es bastante monótono, con apenas público animando y era aún más necesario no dejarse ir. Por fin se avista un estadio de atletismo, se entra y luego se avanza un poco más para iniciar el regreso al punto de inicio, faltaban menos de 10 Km y la carrera se iba a decidir en ese tramo.Pensé en acelerar en el km 32, pero las piernas no estaban frescas, así que tocaba esperar al km 37 para volver a escrutar la situación; los geles que había tomado en los km 20 y 28 no me habían caído muy bien, pero supongo que algún efecto haría, aunque yo no lo notaba porque seguí peleando contra la lluvia y el suelo resbaladizo. Poco a poco se vuelve al centro, hay más gente, me animo, me tomo el últoimo gel en el Km 37 y me digo, hay que intentarlo y acelerar, pero no podía. Las piernas no habían estado frescas en ningún momento de la carrera, evidentemente no lo iban a estar al final. El esfuerzo y loa lluvia me estaban pasando factura y el ritmo se volvía a ir un poco por encima del objetivo. Sólo tocaba apretar los dientes y disfrutar de la llegada. a meta.
Por fin llegamos al centro, las calles ya están llenas de sufridos aficionados que animan a los corredores a pesar del aguacero, allí estaba también Marisa, eran los últimos ánimos para afrontar un recorrido por las calles peatonales de la ciudad, un tanto peligroso porque el suelo estaba resbaladizo por la lluvia. Ya no importaba, estaba disfrutando de ese bonito paseo, me olvidé del croino y disfruté recorriendo la engalanada calle Larios antes de girar a la izquierda y ver la meta la fondo. Llegaba fundido a los últimos metros de mi cuadragésimo tercer maratón, pero feliz, con una marca de 3h13'37'', prácticamente doblando la segunda media, un tiempo por encima de mi objetivo pero que no está nada mal para un viejo como yo.
Empapado pero feliz, volví a cumplir el reto de besar mi medalla, sonreír y dar las gracias a los voluntarios y recibir los abrazos de mi afición, pero esta vez fue un poco más especial, pues allí estaba de nuevo Marisa y mi hermana, que tras una carrera de fondo mucho más dura que las mías había vuelto a acompañarme en un maratón. Fue la guinda a esta carrera que ya forma parte de mis historial.