viernes, 27 de enero de 2023

Maratón de Egipto (3) - La carrera

El despertador sonó muy temprano, había que madrugar mucho porque las 7 de la mañana se inicia el maratón y además hay que desplazarse hacia la zona de salida, ubicada a unos 45 minutos del hotel; desayuné poco y tras última los preparativos me subí al autobús y me eché una buena siesta. Al llegar al templo de Hatsetsup, donde se inicia la prueba, estaba un poco dormido todavía, pero intente ponerme en marcha lo antes posible, aunque quedaba poco tiempo para el inicio y había que cumplir el ritual de ir al baño, echarse vaselina y las fotos de última hora antes de empezar.
Como la participación es bastante pequeña, no me ubiqué en la salida hasta últimas hora y además mal colocado, así que cuando sonó el disparo de salida, empecé a correr sin pensar demasiado en que empezaba un maratón; la salida es cuesta abajo, no había calentado casi nada y mi concentración era nula, así que a pesar de ir rápido mis sensaciones eran bastante malas, respiraba mal, las piernas estaban demasiado frías y empecé a preocuparme un poco. Mi objetivo inicial era hacer una carrera un poco más lenta que Málaga, pues no había preparado específicamente la prueba, pero parecía que no podía con mis piernas y de hecho, el Km 3 se me fue casi a 5 minutos. 
Había que tranquilizarse y poner un ritmo constante, así que decidí disfrutar del amanecer con los globos cubriendo el cielo del Valle de los Reyes y poco a poco mi ritmo se estabilizó; a esa mejora también contribuyó un atleta italiano, Sergio, que a poco de salir se puso junto a mi siguiendo mi ritmo y surgió una alianza que iba a durar muchos kilómetros. Fui recuperando sensaciones y aunque el ritmo nunca bajaba de 4'45'' estaba satisfecho porque estaba empezando a disfrutar de la carrera, más aún cuando completé la primera vuelta y. allí estaba toda mi afición animando sin parar y empujándome a hacerlo mejor. 
La segunda vuerta empezaba bien, el rimo era estable, la temperatura perfecta para correr y con un compañero que marcaba el paso a ratos, tocaba seguir; el recorrido no es bonito en general, pero se pasa por alguna zona de interés, como los colosos de Memón que yo no llegué a verlos durante la carrera porque estaba demasiado concentrado en sacar adelante un inicio tan irregular. Los niños corrían a nuestro lado en algunas ocasiones, los perros también, pero sin molestar y a pesar de una pequeña equivocación en un cruce mal señalizado, las cosas empezaban a ir mejor. 
A poco de completar la segunda vuelta hay un avituallamiento donde intenté coger un vaso, pero se escurrió y se cayó, no pasaba nada, bebería más tarde, pero Sergio había hecho los deberes y además de su vaso, había cogido otro para mi; lógicamente le di las gracias y ratifiqué mi idea acerca del atletismo popular, donde lo verdaderamente importante es la solidaridad entre participantes, más amigos que rivales, porque el objetivo no es la marca, sólo disfrutar de la carrera. Pero mi colaboración con Sergio iba a romperse pronto, pues ya me encontraba muy bien y sabía que podía ir un poquito más rápido y ya de paso adelantar algún corredor que iba bastante por delante, pero con el que tenía contacto visual. Así que tras pasar la media en 1h39', me impuse un ritmo más fuerte, entre 4'35'' y 4'45'' y poco a poco Sergio se fue quedando.
Estaba fresco, las piernas iban bien, el calor no había llegado y en el horizonte un corredor australiano al que fui comiendo terreno poco a poco, sin cebarme y a mi ritmo; conseguí sobrepasarle cuando completábamos la tercera vuelta. Faltaba una vuelta, notaba ya el cansancio acumulado pero no quería bajar el ritmo, así que seguí a lo mío, correr bien; tras el último empujón de mi afición,  volvía a incrementar un poco el ritmo hasta llegar a una zona en la que se da la vuelta en un "fondo de saco"donde me di cuenta que estaba sacando una buena ventaja a los atletas que había adelantado. No había mejor motivación para seguir con el cuchillo entre los dientes y no rebajar el ritmo, que seguía siendo bueno, aunque el calor empezaba a apretar. pero ya quedaba muy poco. Adelanté a un atleta alemán y enfile los últimos kilómetros con ganas pero un pco tocado.
A falta de unos 3 kilómetros volvía adelantar a otro atleta, éste creo que era egipcio y de los que habían salido como elite, pero estaba muy tocado y me animó al adelantarle; quedaba poco, yo ya estaba bastante tostado y para llegar a meta había que volver a subir lo que bajamos al principio, pero no era momento de rendirse y enfilé la subida lo mejor que pude hasta que vi en el horizonte la pancarta de meta. Miré mi reloj, estaba claro que el circuito estaba mal medido, más corto que los 42 Km, pero no importaba, había que cruzar la meta, solo, con mi afición animando sin parar y von el templo de Hatsetsup al fondo, un tremendo "layout" en el que completaba mi cuadragésimo cuarto maratón en 3h 10'53'', una buena marca, aunque el circuito estaba mal medido.
Después de entregarme la medalla tuve curiosidad por saber mi puesto en la clasificación, pues mis amigos me dijeron que había llegado entre los diez primeros; pregunté a la organización pero no me supieron aclarar nada y me remitieron a la fiesta de la tarde, donde pude comprobar que había llegado en quinta posición, algo que reconozco me hizo ilusión, aunque teniendo en cuenta el nivel del maratón, hay que verlo con perspectiva. Tras las felicitaciones en meta, me quedé esperando a Sergio, que llegó un poco más tarde y al que felicité por su carrera y por su compañerismo. Un poco más tarde llegaba Pili, primera de la categoría femenina, una excelente maratoniana que nunca falla, ni como atleta ni como amiga.
A pesar de los fallos organizativos, Egipto ha sido una bonita experiencia maratoniana, una carrera muy familiar, en un bonito entorno, mejorable, pero que recomiendo a los que quieran visitar un país tan apasiono ate como Egipto y además correr tu distancia favorita. 

miércoles, 25 de enero de 2023

Maratón de Egipto (2) - La organización

 El maratón de Egipto cumplió su trigésimo aniversario en esta edición, razón por la cual se celebró un sencillo acto durante la cena de gala en el que los propios organizadores sacaron de pecho de su buena gestión y de su exitosa idea de celebrar esta prueba en Luxor; nunca me han gustado este tipo de actos de autocomplaciencia, menos aún cuando no hubo ni una sola referencia a los verdaderos protagonistas de la prueba, los atletas. Con esta anécdota sólo pretendo introducir el tema que ocupa este post, es decir, la organización del evento.

Egipto es un país con un patrimonio extraordinario que atrae a millones de turistas cada año para contemplar sus maravillas únicas en el mundo; es indudable que organizar una maratón en este país es una idea genial, un éxito asegurado, que no debería suponer una merma en la calidad organizativa que se puede calificar como chapucera, desastrosa o incluso vergonzosa, que cada uno elija el adjetivo que más le guste- Todo comienza con la inscripción, un reto inalcanzable para un ser humano, pues tras escribir unas cuantas veces a la organización al mail que ellos publican en su página, la respuesta fue siempre la misma, ninguna. Una vez que falla la vía principal y si tienes ganas de participar, tienes que usar el plan B, que realmente es el único plan posible, contactar con una de las agencias de viajes que organizan el viaje no solo a la carrera, sino también al resto de la visita por el país de los faraones. Al menos en mi caso, me fue imposible la inscripción por mi cuenta. Huelga decir que la página web es un desastre, no tiene información relevante y su diseño se puede equiparar a un Spectrum, es decir, obsoleto. 

Pero bueno, pelillos a la mar, la agencia organiza todo y llegamos a Luxor tras un largo viaje con ganas de descansar en el complejo de cinco estrellas que organiza el evento; primer chasco, las cinco estrellas aún están pintadas en la pared del Jollie Ville, pero hace tiempo que se debieron perder dos o más porque el hotel está viejo, la comida es mala y el servicio es pésimo, pero bueno, nos decimos, hemos venido a correr, no a disfrutar de un resort.

Llega el día de la carrera, la zona de salida y llegada se encuentra muy alejada del hotel, al lado del valle de los reyes, un lujo que supone un desplazamiento en bus de unos 45 minutos, que está bien organizado; pero desgraciadamente los aciertos acaban pronto y se empiezan a notar las chapuzas, como unos baños muy escasos en la zona de salida y nulos en resto del recorrido, aunque según la organización hay uno dentro de un café que yo nunca vi.

El recorrido se desarrolla principalmente por una carretera, con bonitas vistas de los globos al salir y el paso cercano a los colosos de Memón que se pueden admirar mientras corres; el problema es que la carretera no está cortada del todo, sólo se reserva un pequeño carril delimitado con conos para los atletas, lo que supone inhalar el humo de coches, camiones y autobuses que pasan por la zona y cuyo control de gases es mejorable. Aparte de este inconveniente, el recorrido no está bien señalizado, hay pocos voluntarios y la policía que regula el tráfico es demasiado permisiva, así que más de una vez toca hacer algún quiebro para evitar que te atropellen.

Capítulo aparte merecen los avituallamientos, dispuestos de manera anárquica, claro que al ser un circuito al que se dan cuatro vueltas, al final sabes donde beber agua, porque las bebidas isotónicas brillan por su ausencia; además, las mesas son muy pequeñas y muy bajas, los vasos son casi de chupito y los voluntarios no se molestan en ofrecerlos, así que cada vez que quieres reponer líquido tienes que hacer un escorzo hacia abajo para llegar y eso lo digo yo, que soy chaparro, no quiero imaginar que tuvieron que hacer los atletas más altos.

Para rematar la faena, en la última vuelta hay zonas que ya han abandonado los voluntarios, incluso zonas donde han retirado las vallas y hay que correr junto a los coches que, hasta que por fin enfilas los últimos dos kilómetros y llegas a meta dándote cuenta que el circuito está mal medido, son menos de 42,195 Km los que marca tu gps y te das cuenta que tras treinta años no han sido capaces de corregir un defecto tan evidente.

La medalla que te cuelgan no está mal, pero el avituallamiento post carrera es lamentable, te dan agua en el vaso de chupito y nada más, aunque vi por la mesa un trozo o dos de plátano de color negruzco que no resultaba muy apetecible.

La cena de gala posterior con espectáculo de bailes locales está incluida en el precio, pero no es precisamente una maravilla, más bien es una gala sosa y casposa.

En resumen, tras 44 maratones, puedo decir sin temor a equivocarme, que este es el maratón más chapucero y cutre que he disputado y es triste porque con muy poco esfuerzo se podría mejorar notablemente el servicio al corredor; eso si, los organizadores están muy ocupados en mirarse el ombligo porque tienen participación asegurada año tras año, es la ventaja de organizar una carrera en un sitio tan atractivo turísticamente.

lunes, 23 de enero de 2023

Maratón de Egipto (1) - El ambiente

Como ya expliqué en el post previo, el Maratón de Egipto no se puede considerar una prueba estándar, se podría definir como un maratón "privado" cuyo epicentro de operaciones se encuentra en  un hotel ubicado a las afueras de Luxor, donde se alojan prácticamente todos los participantes y donde se celebra una cena  como fin de fiesta con todos los atletas invitados. Es fácil averiguar que no se trata de una prueba masiva, la participación es modesta pero el hecho de convivir en el mismo lugar durante el fin de semana, hace que sea sencillo conocer atletas e incluso entablar amistad con algunos. 


El día previo a la prueba se entregan los dorsales en un horario establecido, de manera que puedes ya conocer a tus compañeros de aventura y compartir experiencias con algunos; todos los atletas son extranjeros y de procedencia diversa, no solo de países europeos como Italia, Francia o Alemania, también había norteamericanos, chilenos, japoneses, australianos... El ambiente atlético impregna las zonas comunes del hotel esa tarde, pero continúa por la mañana en el desayuno y posterior desplazamiento a la zona de salida y llegada de la prueba, junto a la tumba de la reina Hatsetsup.

La prueba se inicia muy temprano, no hay demasiada gente en la zona de salida y llegada, básicamente los atletas, amigos y  familiares que les acompañan; es una salida bonita, muy familiar, aderezada por los globos aerostáticos que sobrevuelan ese área en ese mismo momento. Una vez metidos en el recorrido de la prueba, nadie anima, no hay aficionados por las carretera, tan solo los voluntarios y algunos niños que a veces se ponen a correr a tu lado, te chocan la mano o te preguntan tu nombre; aunque a veces se ponen un poco  pesados, me gustaron mucho los ánimos de los pequeños durante la carrera, le dan un toque especial.

El último kilómetro y medio es cuesta arriba,  no hay nadie animando, pero se compensa con la llegada a meta, donde se concentra todo el público que anima sin parar a cada corredor, porque al ser tan pocos, fuimos llegando de uno en uno y es muy emotivo recibir los ánimos de los aficionados cuando cruzas la línea de meta. Después te ponen la medalla y pasas a la zona de llegada donde puedes  compartir la experiencia con otros atletas o simplemente con el público.

Capítulo aparte merece mi animación particular, compuesta, esta vez, por 12 personas, incluyendo nuevas incorporaciones desde Alicante; una vez más fueron los protagonistas de la carrera con sus banderas, sus ánimos y su buen humor. Otros españoles se unieron al grupo para dar un color verdaderamente español a la prueba; fueron los verdaderos animadores de la competición, volvieron a ser los mejores. Soy un atleta del montón con la mejor animación del mundo.

Me ha gustado el ambiente de este maratón, es muy familiar, hay mucho contacto entre los atletas y la llegada es muy emotiva; no todos las carreras pueden tener este ambiente, lógicamente las pruebas masivas carecen de estas condiciones, aunque la animación ene las calles es mucho mayor; en fin, he quedado satisfecho con la experiencia, a pesar de los múltiples fallos organizativos, pero esa historia os la contaré en el próximo post.



martes, 10 de enero de 2023

Tras las huellas de Amenhotep II

No es ningún secreto que la civilización egipcia fue, probablemente, las más avanzada del planeta desde sus orígenes hasta su declive tras la conquista romana; la ciudad de Menfis fue la capital del imperio durante el periodo antiguo, en el que se construyeron las famosas pirámides de Keops, Kefren y Micerinos, vigiladas por la imponente esfinge de Gizah. El esplendor del imperio antiguo fue decayendo y a partir del periodo intermedio la capital se trasladó a Tebas, capital del Imperio Medio y del Imperio Nuevo, una esplendorosa ciudad donde se desarrolló el máximo apogeo de la civilización egipcia. Tres mil años después Tebas ya  no existe, la moderna ciudad de Luxor ocupa el lugar que ocupó la capital del imperio, cuyas ruinas son visitadas por miles de turistas atraídos por los enigmas de la civilización egipcia.
En Luxor, desde hace treinta años, se celebra el único maratón del país, el Maratón de Egipto, una prueba consolidada en el el calendario atlético africano que intenta aglutinar deporte y turismo, pues es fácil imaginar que prácticamente todos los corredores que compiten compaginan ambas actividades; es una carrera no demasiado numerosa, que se corre en un circuito de asfalto al que hay que dar cuatro vueltas y presuntamente se pueden observar algunas maravillas arqueológicas a la vez que se compite. El próximo viernes se celebra la trigésima edición del Egyptian Marathon y estaré en la línea de salida a las 6:30 de la mañana para iniciar una experiencia desconocida, pues soy de la opinión que este maratón se va a parecer muy poco a los que suelo correr en otros lugares.
Dejando a un lado la carrera en si, este evento está bastante alejado del concepto que me gusta pues me considero un "freelance" del maratón, ya que siempre organizo el viaje a mi gusto, eligiendo un lugar atractivo para correr y visitar, un hotel que cumpla los requisitos que demando y completando el viaje con unos días por la zona; sin embargo para correr en Egipto hay que contratar todo por agencia, tanto las noches previas a la carrera, la prueba en si y obviamente el crucero posterior por el Nilo, pero es evidente que este país no es fácil para viajar sin la ayuda de profesionales del turismo. De hecho, llevo años intentando viajar a Egipto, pero las condiciones no eran las adecuadas para viajar; sin embargo ahora las cosas están mucho mejor y  el turismo está volviendo en masa para deleitarse con las maravillas que ofrece el país. Nuestra expedición que estará compuesta por 14 personas, pues aparte de mi grupo incondicional de animadores, nos acompaña Pili y tras amigas que completan este nutrido grupo atlético turístico. Pili y yo competiremos en maratón, Noe hará la media y el resto, a buen seguro, dará colorido español a la carrera y nos llevarán en volandas a meta.
No he entrenado específicamente esta prueba, después de Málaga el objetivo ha sido recuperar, correr varias carreras navideñas cortas y afrontar esta prueba sin hacer nada especial, no obstante creo que voy a ir razonablemente en forma y espero hacer una buena carrera. 
Egipto no ha dado grandes atletas al panorama mundial, balonmano, fútbol y sobre todo lucha libre son los deportes más potentes, pero no el atletismo; por eso he tenido que rebuscar un héroe deportivo en las épocas imperiales y he encontrado al gran Amenhotep II, hijo de Tutmosis III, famoso por sus hazañas militares, pero también por ser considerado el primer deportista egipcio, pues ejecutaba a la perfección todas las actividades militares, tenía un cuerpo atlético e incluso se decía que hacía deporte con el único propósito de entrenar. En una época en la que el deporte no existía, Amenhotep hizo gala de su superioridad física en la vida militar, quizás hoy en día podría ser uno de los atletas que partirán de la línea de salida en Luxor para contemplar la distancia que hizo famosa Filípedes años después. El viernes corro mi segundo maratón en África y espero que el espíritu deportivo del famoso faraón nos empuje a todos para conseguir disfrutar plenamente de la experiencia.