domingo, 19 de mayo de 2024

Maratona da Europa (3) - La carrera

 Tras un fin de semana muy lluvioso,  el sol lucía en Aveiro el domingo por la mañana, el viento soplaba ligeramente, pero la humedad era elevada después de toda la noche cayendo agua; desayuné en la habitación porque el hotel no quiso abrir antes el comedor y me preparé para disputar la que podría ser mi quincuagésima maratón terminada. Tras una preparación no muy intensa, pero suficiente después de Roma, confiaba en hacer un buen papel en una prueba señalada para disfrutar del número señalado.

Me dirigí a la salida con Marisa y con Rubén, mi sobrino, que iba a disputar la media; calentamos un poco, le di algún consejo, nos hicimos unas fotos y todo estaba listo para empezar a correr; hacía calor, no me gustaba, pero confiaba en mis posibilidades y había que ser cauto y ambicioso al mismo tiempo. Tras ubicarnos en nuestro cajón, le dije a Rubén que fuera por delante, yo iba a salir a un ritmo mucho más lento que el y no quería estropear la marca que le vaticinaba.


Aunque la salida está bien organizada, los cajones abarcan muchos tiempos y los primeros metros resultan complicados debido a la cantidad de corredores lentos que hay que adelantar, pero al no estar pendiente de la marca, me lo tomé con tranquilidad; la carrera se fue despejando y pronto aparece el primer cruce del canal, o lo que es lo mismo, un puente con una considerable inclinación que iniciaba el festival de pasos elevados de la carrera. Mantenía el ritmo que había previsto, alrededor de 4'40'' el kilómetro con comodidad, no quería pasarme de ritmo, pero tampoco rodar más lento, parecía que las cosas marchaban de acuerdo al plan previsto.

Sabía que el recorrido no era muy favorable para la animación de mi grupo de fans, tanto que llegaron un minuto más tarde de mi paso por el kilómetro 10, aunque tuve la suerte de cruzarme con Rubén, que iba ya por delante y como una moto; aproximadamente en ese punto los recorridos de la media y del maratón se separan y se la prueba larga se encamina hacia la playa do Barro, por una carretera entre polígonos un tanto aburrida y sin público, en la que charlé un rato con un atleta orensano que corría su segunda maratón. Tras un buen rato juntos, se quedó y yo seguí a buen ritmo hasta alcanzar el paso elevado de la autopista por el que se accede a la zona de la playa y el faro; esta vez es una cuesta larga y aunque voy bien, empiezo a notar los efectos del calor y la humedad, no voy mal, pero algo cansado.

Justo después del faro se cruza la media maratón, lo hago en 1h39', conforme a lo previsto pues mi objetivo era rebajar el tiempo de Roma y si era posible, bajar de 3h20'. Como me sentía bien, puse un ritmo ligeramente más rápido y empecé a adelantar atletas, aunque el nuevo paso por el puente elevado me dejó un poco tieso. Había que volver a Aveiro, pero en vez de hacerlo por el polígono, ahora la prueba discurre por una carretera que cruza varios pueblos y resulta más agradable, además de recibir más ánimos del público. 

Aveiro se atisba en el horizonte, pero queda mucho y bastante duro; he tomado mis geles y sales minerales, pero empiezo a perder segundos en cada kilómetro y ya no voy fresco, es evidente que la humedad está haciendo mella en mi rendimiento. Por fin aparece mi afición, alrededor del kilómetro 30, me animan y todavía tengo fuerzas, pero las cosas se van a poner feas poco después, aunque vuelvan animarme en otras dos ocasiones. Ya hemos entrado en Aveiro, mi ritmo ha caído mucho y empiezo a cambiar mis objetivos, aunque siguen estando alrededor de 3h20'. Faltan todavía 7 km, suficientes para sufrir en un maratón y es que cuando se empieza a subir por la avenida principal de la ciudad me paro, no puedo con las piernas e intento recuperarme, pero ya no va a ser posible.

Creo que cometí un error al incrementar mi ritmo tan pronto y lo pago, pero ese no es el único problema, lo peor es que las piernas no van bien, la humedad y las cuestas están haciendo picadillo y mis músculos empiezan a dar señales de agotamiento, o lo que es lo mismo, empiezan los calambres. La última parte del recorrido sigue teniendo cuestecitas que machacan a las piernas cansadas como la mía; no sé cuantas veces me paré, bastantes, con calambres en ambos isquios, en gemelos, incluso avisos de posible rotura en modo de sensaciones muy extrañas; lo peor fue el calambre en la fascia de la planta del pie izquierdo a falta de un kilómetro que me obligó a parar y a estirar durante un buen rato con la ayuda de un aficionado.

Cojeando y sin hacer esfuerzo llegué al final, donde me animaron todos, incluido Rubén que ya se había cambiado. Crucé la meta en 3h29'48'', feliz por acabar mi 50 maratón, pero no del todo por el devenir se los acontecimientos en la última parte de la prueba. Ya ni importaba, la bonita medalla dela Maratona de Europa y el abrazo de Marisa me hicieron regresar a la realidad, había logrado mi objetivo, terminar y redondear mi palmarés con un número redondo, que no es más que eso, porque los maratones van a seguir, hasta que se me acabe la cuerda.

Mi quincuagésimo maratón ya está en mis vitrinas, no fue mi mejor carrera, pero me llevo la satisfacción de la marca de Rubén, que bajó de 1h29'  en la media y tiene margen para mejorar, estoy seguro que lo hará; pero también estoy seguro que tengo que seguir corriendo con la misma ilusión que hasta ahora y compartir mis experiencias con todas las personas que me acompañan o que me animan cada carrera, empezando por Marisa, que cumplió también 50 maratones como acompañante; el mérito de haber llegado hasta aquí no es sólo mío, lo comparto con todos. Ahora toca seguir completando retos.

sábado, 18 de mayo de 2024

Maratona da Europa (2) - La organización

 Analizar la organización de un maratón pequeño como este es una tarea complicada pues hay que poner en contexto todos los factores que se analizan; lógicamente, no es lo mismo manejar a 40000 participantes que a 6000, que es la cifra aproximada de atletas en Aveiro sumando las tres carreras. De esos, los maratonianos no llegan a 1500. Sin embargo, hay detalles que ayudan a comprender que los organizadores se esfuerzan para ofrecer la mejor atención a todos los participantes, que son los verdaderos protagonistas del evento sin importar el tiempo realizado.

A pesar de ser un maratón modesto, han puesto un gran empeño en conseguir una página web muy trabajada, atractiva, fácil de usar y con toda la información relevante que se necesita; la inscripción se realiza por un portal de inscripciones sencillo y además no es demasiado cara, teniendo en cuenta que la bolsa del corredor es abundante. Supongo que los visitantes de la página no son tantos como en pruebas masivas, pero está al nivel de eventos mucho más importantes.

El cuartel general de la organización se ubica frente al hotel Meliá Ría, en unas carpas ubicadas al lado de la ría y es allí mismo donde se ubica la salida y llegada de la prueba. La feria es pequeña, pero interesante; la recogida del dorsal se hace en una primera carpa y después se pasa a una segunda donde se ubican stands con publicidad de maratones y artículos deportivos fundamentalmente, nada que se salga de lo habitual. Hay merchandising, un puesto pequeño, pero suficiente para comprar algún recuerdo a precios competitivos; por último, se llega a otro espacio grande en el que te pueden hacer una foto que te envían al instante y algunos elementos más tendentes a hacerte la foto de recuerdo y el ya típico muro de firmas. Antes de abandonar la feria, te puedes tomar un café o una cerveza en un bar.

La carrera comienza al lado de la feria, entorno precioso, grande, ideal para calentar, cambiarse, estirar y hacerte las fotos previas al comienzo; hay bastantes baños para las urgencias de última hora y la entrada a los cajones está muy bien organizada con muchos voluntarios trabajando de verdad, ni una pega. La recta de salida es amplia, pero no hay que olvidar que Aveiro no es una gran urbe y en los primeros metros hay bastante aglomeración, hasta que la carrera se va despejando poco a poco. Después se comienza a correr por un recorrido complicado y es que no creo que sea muy sencillo idear una ruta de 42 kilómetros y una sola vuelta en una ciudad pequeña y con canales; el resultado es que hay que cruzar puentes en varias ocasiones, que hay demasiados giros y que gran parte de la prueba discurre por las carreteras que unen la ciudad con las playas. No me gustó el recorrido, de dureza media y poco atractivo, pero entiendo que es difícil hacer algo mejor. 

Por lo demás, el recorrido está bien señalizado, muchos voluntarios y avituallamientos buenos, a derecha o izquierda según el tramo,  con agua, electrolitos, geles a partir de la media, alimento sólido y algo que me gusta mucho, voluntarios ofreciendo el vaso o la botella, un trabajo bien hecho que valoramos mucho los corredores. A diferencia de Roma, aquí hay las liebres justas y necesarias y no molestan a los participantes.

En un recorrido de este tipo es previsible que no hay mucha animación; la mayoría de los aficionados se ubican en Aveiro, por donde no se corre nada más que al salir y al llegar; entre medias, poca gente por la carretera, salvo en algunos puntos concretos y también hay presencia de espectadores en el paso por la zona del faro. Tampoco hay zonas de animación de la organización, lo que se recorran muchos kilómetros  prácticamente en solitario, pero es algo normal en un maratón pequeño. La llegada repleta de público lo compensa un poco, al ubicarse en un lugar céntrico y atractivo.

En la llegada, puedes beber agua, bebida isotónica y cerveza, además alimentos sólidos como fruta y barritas; para rematar una buen a bolsa, te dan una camiseta de finisher y un chubasquero, un detalle muy bonito y práctico.

Me ha gustado la organización de esta prueba, muy enfocada a los corredores, modesta pero efectiva; es una pena que una carrera a la orilla del mar no sea completamente llana para atraer corredores en busca de una buena marca, pero creo esta prueba seguirá progresando, aunque espero que una subida en la participación no suponga una merma en otros aspectos.


viernes, 17 de mayo de 2024

Maratona da Europa (1) - El ambiente

Siempre he pensado que hay demasiadas "venecias" esparcidas por el mundo; la fuerte influencia de la capital del Véneto, ha provocado que se denominen de esa manera otras ciudades que poseen canales, de hecho podríamos hablar varias "venecias del norte", pues así denominan algunos a Amsterdam, San Petesburgo, Estocolmo... pero también hay una "venecia" en China (Suzhou), en  EE.UU (Fort Lauderlaude) e incluso en España se considera así a El Masnou. No es extraño, por tanto, encontrar otra "venecia" en Portugal, concretamente  Aveiro, una pequeña y coqueta ciudad que alberga unos cuantos canales que le han otorgado esa denominación. Para mi, el encanto de esta ciudad del norte portugués no reside sólo en esos canales, Aveiro tiene muchos atractivos llamativos como sus edificios Art Noveau, su pescado y su marisco, sus ovos moles y su espíritu deportivo, pues esta pequeña ciudad ha albergado eventos tan importantes como el Europeo de Fútbol y año tras año su Maratona da Europa, que atrae a corredores de todo el continente y en general de todo el mundo.

Al llegar por carretera a nuestro destino, pudimos admirar el bonito estadio construido para la Eurocopa, que no se encuentra actualmente en un buen estado de conservación, pero  no pasa lo mismo con la ciudad, pues tras registrarnos en el hotel y pasear hasta la feria, pudimos observar una ciudad muy cuidada y muy limpia. La feria se ubica en una carpa al lado de la ría, junto  al hotel oficial de la carrera, el Meliá. Es una feria pequeña, bien organizada y con mucho ambiente, pues desde que entras hay cosas que hacer y posibilidades de hacer buenas fotos/recuerdo, esas que tanto nos gustan a los corredores.
El lluvioso fin de semana no impidió que los participantes en la carrera se dejaran ver por las calles de la ciudad, en monumentos, tiendas, restaurantes... eran fácilmente identificables las zapatillas, camisetas o bolsas con referencia al maratón. Hacía tiempo que no corría una carrera tan "casera" y volví a disfrutar de este tipo de detalles que generan un ambiente especial al evento.
La carrera en si también tiene un sabor especial, aunque teniendo en cuenta que es una ciudad pequeña y que el circuito se completa en una sola vuelta, es fácil adivinar que hay muchísimos kilómetros con ausencia total de animación; como es habitual, mucha gente en la salida y el primer kilómetro y después en puntos importantes de la ruta, tanto en Aveiro como en la zona de la playa y el faro, donde también se podía disfrutar de público animando a los sufridos atletas. Los últimos kilómetros por la zona universitaria también son un poco sosos, pero se compensa con una espectacular llegada por una alfombra azul y muchísimo público dando esos ánimos finales que tanto se necesitan.

Obviamente mi afición siempre merece un capítulo aparte, pero más aún en esta ocasión en la que iba a cumplir mi quincuagésimo maratón terminado;  esta vez, prepararon de manera especial la animación para arroparme aún más, con camisetas conmemorativas, sombreros y un regalo especial que me dieron al acabar. Carlos, Myriam, Encho, Toli, Magüy, Camilo y Rafa, dirigidos por Marisa, volvieron a ser los mejores, como siempre, pero se van superando día a día. Correr con el apoyo de tus amigos es mucho más importante que cualquier marca o cualquier reto, ellos tienen mucha culpa de que haya llegado a este número de carreras terminadas y espero que sigan animándome por le mundo muchas más ocasiones. Un diez, matrícula de honor, cum laude... da igual la nota que les ponga, siempre dan lo máximo.
La Maratona de Europa es una carrera bonita, de esas en las que disfrutas de los pequeños detalles que hacen una carrera grande: buen trato al corredor, numerosos voluntarios dispuestos a ayudar, una ciudad volcada en su evento... Un maratón que hay que correr.


miércoles, 24 de abril de 2024

En tierra de fondistas

 El 12 de agosto de 1984, el portugués Carlos Lopes se colgaba la medalla de oro de los Juegos Olímpicos de Los Ángeles contra todo pronóstico, al superar a los grandes favoritos, Alberto Salazar y Robert de Castela; Lopes no sólo venció, sino que logró tres hitos, ser el primer atleta portugués en conseguir un oro, el récord olímpico de maratón y el convertirse en el atleta más veterano en conseguir el título olímpico de la distancia, contaba con 37 años. Lopes un corredor tardío que logró sus mayores éxitos a una edad avanzada, se imponía a pesar de su edad, un claro ejemplo de la longevidad de los maratonianos que se puede comprobar con muchos más casos, como el de los grandes Gebreselassi y Bekele.

En Los Ángeles, una tal Rosa Mota, también lusa, lograba la medalla de bronce en la prueba de Filípedes, pero su gran momento llegó cuatro años después al imponerse en la final olímpica de Seúl. Mota, fue una de las mejores maratonianas de la historia, ganó 14 de los 21 maratones que disputó y es sin duda la mejora atleta de la historia de Portugal, además de una de las mejores fondistas mundiales. Peor no queda ahí la cosa, el atletismo de fono luso ha dado otros grandes nombres como los hermanos Castro o el gran Fernando Mamede.

Tuve la oportunidad de ver los últimos kilómetros de la prueba en la que se impuso Lopes y aunque yo era muy joven, ya entonces empezaba a pensar en el maratón y en las hazañas de hombres como el portugués, Abebe Bikila o Dorando Pietri, vencedor en 1908; pero como Lopes, mi afición a esta prueba fue tardía, debuté con 40 años y 18 años después sigo con la misma ilusión acudiendo a citas maratonianas, aunque la del próximo domingo en  Aveiro va a ser especial, porque si termino, habré llegado a completar 50 maratones, una cifra redonda muy resultona.

La elección de la Maratona de Europa para celebrar el evento ha sido casual, simplemente el quincuagésimo maratón va a caer allí y aunque me hace ilusión llegar a esa cifra, lo que realmente debo celebrar es que sigo corriendo y espero seguir haciéndolo durante bastantes años, si es posible, con la compañía de familia y amigos, como hasta ahora. Hablando de familia, en Aveiro volveré a correr junto a mi sobrino Rubén, que disputará la media, como ya hizo en Murcia en 2020; será especial volver a correr junto a el en esta ocasión.

Lógicamente no voy a estar solo en Aveiro, pues volveré a tener un nutrido grupo de animadores, dirigido, como siempre, por Marisa; Rafa, Camilo, Encho, Toli, Carlos y Myriam estarán animando en las calles de la "Venecia Portuguesa" y espero que celebrando la consecución de una nueva medalla de "finisher".

Aveiro, una ciudad costera, famosa por sus canales, por sus edificios art noveau, por su playa  y por su industria pesquera, será la sede de mi primer maratón en el país vecino en una ocasión muy especial. He entrenado bien y con ganas para llegar en las mejores condiciones posibles, no me importa la marca, pero si disfrutar la carrera con intensidad y cruzar la meta con energía Después de conseguirlo, llegará el momento de pensar en muchas personas, pero eso ya os lo contaré máss adelante.