miércoles, 16 de octubre de 2024

A correr en Vietnam

 El puente de Longbien conecta los distritos de Hoan Kiem y Long Bien en Hanoi. Diseñado por los arquitectos franceses Dayde y Pillé  y construido entre 1899 y 1902 por más de 3.000 trabajadores vietnamitas. En un principio fue llamado Puente Paul Doumer, en honor al gobernador de Indochina y posterior presidente de la República Francesa. Con sus 2,4 kilómetros de longitud, se convirtió en uno de los puentes más largos de Asia, pero su importancia se debe a que fue una gran herramienta de comunicación para los intereses comerciales franceses. Además de ser el primer cruce significativo del Río Rojo, el puente ha sido testigo excepcional de las luchas contra la ocupación francesa (En 1945 el puente cambió su nombre al actual) y resistió la cruenta guerra de Vietnam contra EE.UU. época en la que sufrió desperfectos por los ataques aéreos, que resistió para seguir en pie. Hoy en día, forma parte del patrimonio cultural de Hanoi, conservando intacto su encanto.

El populoso distrito de Longbien celebra en 2024 la octava edición de su maratón, una prueba importante en el calendario vietnamita de la que formaré parte para intentar acabar mi tercer maratón "asiático". La elección de Vietnam como destino maratoniano es más turístico que otra cosa, este bonito país forma parte de esa lista de destinos que me faltan por visitar y aprovechando que le Río Rojo pasa por Hanoi, decidí emprender esta aventura. Y digo aventura, porque el viaje va a empezar una semana antes de la prueba en Ho Chi Minh y tras una semana de turismo, intentaré "salir vivo" de una prueba realmente complicada para correr. La carrera comienza a las 3 de la mañana, si, habéis leído bien, seguramente porque las altas temperaturas y sobre todo, la elevada humedad, harían muy complicado correr en otro horario. Por lo demás, el circuito es llano y de dos vueltas.

No parece el lugar más indicado para hacer una buena marca, tampoco llego en un gran estado de forma, pero lo suficiente para hacer una carrera decente, si el tiempo lo permite; afortunadamente, ha llovido bastante en España en las últimas semanas y me puede servir como adaptación a la humedad, aunque no tiene nada que ver con aquellos lugares. Claro que si vencí a la altura en México hace unos meses, creo que seré capaz de hacerlo con la humedad de Hanoi.

Para conseguirlo cuento con la colaboración de mi grupo de fans, bastante numeroso esta vez: Carlos, Miryam, Encho, Toli, Camilo, Rafa, Maguy serán capitaneados de nuevo por Marisa, mientras que Pili también será de la partida de la prueba atlética. Seguro que pondrán mucho color al evento, a pesar de las horas intempestivas.


domingo, 22 de septiembre de 2024

Ribera Run Experience. Sexta cosecha

Los amantes del vino sabemos que los buenos caldos mejoran con el tiempo, aunque no siempre es así, porque hay veces que a veces una bodega comienza su andadura con mucha fuerza y al cabo de unos años de fama, la calidad se disipa. La Ribera Run es un proyecto que se inició ya hace seis años con la intención de ofrecer un evento deportivo diferente a los corredores populares; la Ribera no es una carrera más, es un evento el que se fusiona deporte, enología, cultura, naturaleza, música y muy buen rollo. Puedes inscribirte por muchas razones, principalmente porque quieres completar uno de los atractivos recorridos que discurren por los campos castellanos, los viñedos a punto de vendimia con el río Duero como testigo de excepción; pero además de esto, tu participación te permite conocer múltiples bodegas de la Ribera del Duero, catar sus afamados caldos, disfrutar del Museo del Vino de Peñafiel, o de la inimitable Plaza del Coso, centro neurálgico de la carrera, pues allí se instala la meta, el escenario y se celebra la fiesta final después comer una deliciosa paella ¿Se puede pedir más para un finde deportivo? Difícilmente y es que esta carrera es de esas en las que puedes disfrutar con amigos o familia.

Pero volvamos al inicio para hablar de esta sexta edición, quinta para mi porque no pude asistir a la segunda edición a pesar de estar inscrito; podría decir que la sexta edición se parece poco a la primera, aunque quizás me equivoco, pero lo que puedo asegurar es que la sexta edición ha sido la mejor de las que he corrido. Los pequeños fallos acaecidos en las pasadas ediciones se han ido limando y ahora todo funciona a la perfección, desde la recogida de dorsales en un precioso hotel/convento hasta la fiesta final en la Plaza del Coso. Parece ser que este año se ha batido récord de participación, pero eso no ha influido en la excelente atención al corredor, una seña de identidad de la prueba desde su primera edición.

En cuanto a mi participación, este año he vuelto a disputar la prueba larga, pero corriendo solo, pues mi compañero de fatigas del año pasado (mi sobrino Rubén) estaba trabajando y ningún amigo se ha animado, espero que lo hagan el año que viene; sin embargo, en esta prueba no se corre nunca solo, hay un gran ambiente, las conversaciones entre corredores son frecuentes e incluso los brindis en las bodegas de avituallamiento. 

Empezamos con una temperatura fresca, en torno a los 7 grados en las Bodegas Carramimbre, donde los corredores pueden avituallarse con café, agua y dulces de la zona antes de hacer una foto de grupo e iniciar camino. Los primeros kilómetros discurren entre pinares y viñedos, se cruza el yacimiento de Pintia para posteriormente llegar a la Bodega Dehesa de los Canónigos, primer avituallamiento donde además de agua e isotónico, ya te ofrecen vino, pero preferí no beber tan temprano. Una verdadera pena porque es un gran vino, como lo es el Jaro, segundo avituallamiento y último antes de llegar a Pesquera de Duero. En Pesquera se pasa por Lágrima Negra al entrar al pueblo, posteriormente se cruza la plaza y el recorrido se dirige a la Bodega Servilio donde empieza el camino que conduce la subida a la gran dificultad de la carrera, una cuesta de alrededor de dos kilómetros que separa Pesquera del siguiente paso, Curiel de Duero donde se ubica las Bodegas Comenge.

Al abandonar Curiel ya se ve al fondo el Castillo de Peñafiel, queda menos, pero no está hecho ni mucho menos; el recorrido se dirige ahora a la parte más bonita, el sendero que discurre al lado del Duero, corriendo solo, entre árboles, un lujo. Aún falta el avituallamiento de Carramibre antes de afrontar los último kilómetros que llevan a Protos y desde allí la subida al castillo. Yo no soy corredor de trail y lo del castillo siempre se me atraganta, este año me caí al bajar, pero creo que es la guinda final de un bonito recorrido que acaba en la Plaza del Coso ante los aplausos de los aficionados congregados.

Después de cruzar la meta, hay un generoso avituallamiento y te dan la copa de finisher con la que puedes catar cuatro vinos más, excelente noticia para los amantes del vino como yo. Y luego la paella, la música y el fin de fiesta.

La sexta cosecha de la Ribera Run ha deparado un resultado excepcional, un evento con cuerpo, equilibrado y con persistencia en la memoria de los participantes. Ahora toca afrontar otros retos, pero en septiembre de 2025 volveré a estar en la salida del la Ribera Run, esto no te lo puedes perder.

domingo, 1 de septiembre de 2024

Maratón CDMX (3) - La carrera

Dormí muy poco la noche previa a la carrera, la habitación del hotel era muy ruidosa, los nervios propios de la competición y el hecho de tener que despertar a las 4 de la mañana influyeron negativamente en mi descanso; tras un breve desayuno, me desplacé a la salida en el taxi que había reservado, pues no me daba mucha confianza el metro o los autobuses de la organización. Llegué muy temprano al Estadio Olímpico Universitario, que saludaba a los atletas  con el pebetero encendido, la llama olímpica brillaba en la noche mexicana y  me puse a pensar que en la pista de este estadio, el gran Beamon había realizado uno de los saltos más prodigiosos de la historia. 

Estuve caminado un rato para relajarme y activar las piernas, al inscribirme había indicado una tiempo estimado modesto y de acuerdo a dicha marca, mi salida se efectuaría media hora más tarde que los atletas de la primera oleada; no me preocupaba salir tarde, sabía que tenía que hacer una carrera diferente a todas las realizadas hasta entonces, la altura iba a ser un factor determinante y había que estar preparado. Me preparé, dejé las cosas en el ropero y me coloqué en la zona de salida en la que había ya muchos atletas esperando. La fila avanzaba lentamente dando la vuelta al estadio, de manera que pasaron casi 20 minutos hasta que comencé mi participación en el maratón de CDMX.

Los primeros 10 Km de la prueba son ligeramente en bajada, había que aprovechar esa ventaja sin cebarse demasiado para no pagarlo al final; sin embargo, mis piernas estaban muy pesadas y a pesar de poner  un ritmo alrededor de 4'55 min/Km  no me veía demasiado suelto, la altura me afectaba, no respiraba bien e incrementar un poco el ritmo me generaba un aumento brusco de pulsaciones que no podía asumir. Además, había salido muy atrás y como suele pasar en todas las carreras, había mucha gente que se había colocado en la salida en una posición muy por delante de su ritmo objetivo, así que tuve que adelantar atletas constantemente, zigzagueando,, con parones, cambios de ritmo... lo que me faltaba. Tras una parada al baño en el kilómetro cinco, mi ritmo se ralentizó un poco más, como a 5 min/Km, coincidiendo con una parte más plana del recorrido; no me importaba el ritmo, las cifras me servían, pero quedaba mucha carrera y no era bueno relajarse.

Al final de Insurgentes se realiza un pequeño recurrido por la colonia Roma, a la que se accede por la Plaza de Madrid, en cuyo centro se ubica una réplica de la Fuente de Cibeles de la capital de España; me emociono al dar la vuelta a la plaza y escuchar algunos gritos de "Viva España", pero lo mejor fue que recibí los primeros ánimos de la carrera por parte de mi familia, que habían elegido con mucho acierto ese primer punto.

La parte más dura  de la carrera discurre por el bosque de Chapultepec, donde el perfil cambia para a convertirse en kilómetros de  ligero y continuo ascenso; mi ritmo se resiente, me voy a 5'10 min/Km, asumo la realidad, no consigo correr más rápido porque no puedo, mantener un paso relativamente cómodo es la única táctica válida para poder acabar, incrementar el ritmo sería una locura. Me lo tomo con calma y sigo a lo mío, a completar kilómetros y disfrutar de la carrera. Tras abandonar el complicado paso por el bosque se completa la media maratón, aún quedan kilómetros complicados pero las cosas marchan conforme a lo previsto, incluso los ánimos de mi familia, a los que vuelvo a ver.

La carrera entra en Polanco, recorriendo la Avenida Presidente Masaryck repleta de gente jaleando a los atletas; es una parte muy bonita del recorrido en la que se puede admirar el museo Soumaya entre otras cosas; el sol ya está alto en el cielo y empieza a molestar, pero vuelvo a ver a Marisa, Alonso, Carmen y Ángela animando, no puedo venirme abajo, estoy cansado, las piernas están cada vez más pesadas y los problemas para respirar persisten, pero cada vez queda menos. Un fugaz paso por un lateral de Chapultepec conduce de nuevo a Reforma, ya llevamos 30 Km, empieza lo mejor.

Sigo adelantando atletas, la carrera es incómoda pero no decaigo, en breve alcanzo la plaza donde se ubica el Ángel Caído, previo al paso por el Monumento a la Revolución, el perfil ya es completamente plano, mi ritmo ha mejorado porque ruedo a 5 min/Km sin problema, me planteo acelerar un poco más, pero lo descarto, no es el día, hay que seguir corriendo con cabeza. Queda muy poco, el sol calienta y el público anima sin parar cuando enfilo la Alameda Central, dejo a la izquierda el Palacio de Bellas Artes y empiezo a recorrer Francisco Madero con el Zócalo al fondo, parece cercano, pero todavía quedan dos giros, da igual, sé que tengo fuerzas suficientes para llegar. La ruta gira a la derecha y se aleja del Zócalo para volver a girar a la izquierda de nuevo en la calle 20 de noviembre y entonces es cuando la Catedral Metropolitana aparece al fondo, huelo la meta  y la emoción se eleva en un entorno tan increíble; lo he conseguido, entro en el Zócalo, giro a la derecha y de nuevo a la izquierda para enfilar una amplia y maravillosa recta de meta que es testigo la llegada de mi quincuagésimo primer maratón en un tiempo de 3h39'27''. 

Es mi segunda peor marca en un maratón, pero este tiempo tiene truco, lo he conseguido a 2.200 metros de altitud, con humedad alta y una temperatura elevada al final de la carrera; este tiempo vale mucho, he corrido bien, con cabeza, he sabido gestionar perfectamente las dificultades de la prueba y he conseguido una medalla de finisher que vale su peso en oro. Tuve muchas dudas antes de decidirme a correr un maratón en altura, pero ha valido la pena, CDMX siempre estará en un lugar destacado de mi historial.


sábado, 31 de agosto de 2024

Maratón CDMX (2) - La organización

 Organizar un evento masivo es una tarea complicada, más aún si todos los participantes van a completar los 42,195 Km que conforman un maratón; en CDMX no hay trampa ni cartón, sólo se disputa una prueba, la de Filípedes, no hay media, ni 10 Km, ni relevos, hay que atender a 30.000 atletas que disputan la mítica distancia, por lo que hay que analizar con detalle si los aspectos organizativos son adecuados.

Empezando por el principio, la inscripción se realiza por una página de eventos, una página segura y fácil de entender, además el precio es bastante ajustado si lo haces con tiempo; la página oficial de la prueba está muy bien trabajada, con mucha información esencial y mapas muy detallados del recorrido. Para estar al día de todo lo que acontece en los meses previos, es necesario seguir la cuenta de Instagram del maratón, en la que se ofrece información detallada y fotos motivadoras de manera constante.

Con toda la información bajo el brazo, llegamos a CDMX, donde una semana antes del evento ya se observan los preparativos de la prueba que se visibiliza en carteles y en los entrenamientos oficiales que se celebran durante los meses previos. Como mi hotel estaba ubicado muy cercano al recorrido, en mi último rodaje previo a la prueba, el sábado, pude que comprobar que esa misma noche se habían pintado las tres líneas rojas que señalan el recorrido, además de coincidir con varios grupos de entrenamiento, entre ellos, uno de atletas invidentes.

Con el buen sabor de boca de la interacción con otros participantes, me dirigí al World Trade Center, sede de una feria distribuida en dos salas de dicho complejo; la recogida del dorsal es ágil, los voluntarios son muy competentes y todas las gestiones se realizan con facilidad, pero hay algunos fallos, importantes, a mi modo de ver. El primero y más grave de todos, es que me dicen que la única talla disponible de camiseta es la XL; ciertamente he acudido el sábado mañana, después de dos días de feria, pero eso no es excusa porque yo indiqué la talla de camiseta que requería al inscribirme, lo que quiere decir que se han dado camisetas que no corresponden a los atletas que acudieron antes y se han agotado. Es una decepción tener que conformarse con una camiseta "camisón", teniendo en cuenta además, que es una camiseta muy bonita y de buena calidad; aparte de censurar el fallo organizativo, también me gustaría dar un tirón de orejas a los participantes insolidarios que cambiaron de talla sin pensar en los demás, los típicos "listillos" que piensan que sólo corren ellos.

Pero el disgusto no acaba aquí, pues me dije: compro una del "merchandising" y listo, pero no pude porque no existe venta de productos del maratón en la feria, algo sorprendente cuando hablamos de una prueba tan masiva que podría dejar pingües beneficios; pues no, no hay nada y yo me tuve que conformar con mi "camisón".

El resto de la feria está bien, muchos expositores de maratones internacionales y bastantes de productos energéticos, cada día más de moda; poca cosa relacionada con productos deportivos, sólo estaban Adidas y Garmin, patrocinadores de la prueba, pero ni rastro de otras marcas. Como en todas las ferias, hay tiendas locales que hacen ofertas de ropa, geles etc a precio razonable. Hay poco espacio y demasiada gente, yo creo que necesitan un lugar mucho más amplio, porque a veces hay problemas de movilidad. Y en el capítulo de zonas para hacer una buena foto de recuerdo, hay que decir que hay muchos puntos y muy atractivos, aunque a veces con demasiada espera.

Antes de empezar con la carrera, me gustaría comentar que también hay una aplicación para el móvil de la carrera, muy útil para el seguimiento de los corredores y para consultar posteriormente las clasificaciones.

Vamos con la carrera, que se inicia muy temprano (6 a.m.) en el estadio olímpico, muy lejos del centro, por lo que la organización habilita autobuses y metro gratuito para llegar a la zona, además de un área especial para lo atletas que quieran llegar  en Uber, otro patrocinador de la prueba. Hay suficientes baños, a pesar del gran número de participantes, la salida está bien organizada, por tiempos, aunque, como es habitual, la honestidad de algunos participantes deja mucho que desear a la hora de colocarse en la posición correcta de la salida.

El recorrido discurre fundamentalmente por grandes avenidas, iniciándose en la interminable Avenida Insurgentes por la que se completan casi 15 Km antes de entrar en el bosque de Chapultepec, la única zona donde hay algún problema de estrechamiento. Luego se corre por Reforma antes de entrar en el la Colonia Roma por la Plaza de Madrid y desde ahí al barrio de Polanco por la  Avenida del Presidente Masaryk donde se puede admirar el bonito edificio del museo Soumaya además de las lujosas tiendas que se ubican en dicha vía. Finalmente se llega al centro de nuevo por Reforma, para llegar al Monumento a la Revolución, Alameda Central, Palacio de Bellas Artes y entrar por Francisco Madero casi hasta el Zócalo, que se alcanza tras un zig-zag por calles aledañas; un recorrido muy bonito con una llegada espectacular a una de las plazas más grandes del mundo,  en la que la inmensa catedral es testigo mudo de los último metros de los esforzados atletas. En mi opinión, es difícil hacer un recorrido más atractivo.

Desde un punto de vista práctico, el circuito está bien señalizado, con muchos voluntarios ayudando a los corredores, con puestos médicos y baños cada 5 Km y avituallamientos cada 2,5 Km, en los que se ofrece agua o bien agua y Gatorade; los avituallamientos son muy largos, yo diría que las mesas se distribuyen en unos 100 metros de longitud, por lo que es muy cómodo hacerse con el líquido adecuado. Como anécdota, el agua se sirve en pequeñas bolsas, un poco incómodas al principio, pero cómodas y el isotónico en vaso. En los kilómetros finales se ofrece fruta, geles y... tequila.

La espectacular llegada al Zócalo es amplia, muy bien organizada, pues tras cruzar la meta hay una salida para los corredores sin dorsal, mientras que el resto son dirigidos por diversos puestos recibiendo agua, Gatorade, , una bolsa de recuperación de sólidos y finalmente la medalla, antes de salir por un punto de encuentro también bien señalizado, para amigos y familiares. Como esta vez hice uso del ropero, tuve que caminar unos 300 metros para llegar a los autobuses donde me devolvieron mi bolsa con una enhorabuena y una sonrisa; perfecto.

La organización del maratón de CDMX no es la mejor que he conocido, pero raya a un gran nivel a pesar de los fallos comentados; según dice la organización, el año que viene se convertirán en Gold Medal por ser un maratón sostenible e inclusivo. No es que no me importen estos aspectos tan "de moda", pero considero que un evento de este tipo debería premiarse por los servicios al corredor, verdadero protagonista de la prueba y en es aspecto lo merecen. Manejar a 30.000 almas es difícil, ofrecer un circuito atractivo también y hacer que los participantes se encuentren a gusto en todo momento es aún más complicado, pero el Maratón de CDMX consigue una nota alta en todos esos aspectos. Espero que corrijan errores y mantengan el nivel de ahora, porque es un maratón que merece la pena correr.