martes, 27 de octubre de 2009

Media Maratón de Tordesillas: campo y toboganes

No sabía nada de la media de Tordesillas hasta que llegué una hora antes de la carrera y aparqué junto al monumento al Toro de Vega. La carrera conmemoraba los 500 años de la firma del tratado que firmó la reina Isabel la Católica con Portugal en esta localidad, que aún conserva muchos edificios de aquella época en la que era una ciudad de gran importancia. Tordesillas es un pueblo bonito no solo por su enorme historia, sino porque está ubicado en un alto, al lado del majestuoso Duero, cuyos árboles ribereños lucían tonos verdes y ocres debido a las fechas en las que estamos. Imaginaba, por tanto, que durante la carrera iba a disfrutar de un recorrido bonito, pero me equivoqué, aunque poco.
La salida estaba situada en la Plaza del Ayuntamiento, en pleno centro del pueblo. No había demoras para recoger dorsal y chip, se podía calentar sin problemas en las calles aledañas y además muchos bares habían abierto ya, por lo que tomar un café de última hora o ir al baño era bastante fácil. A la hora establecida, se dio la llamada para la salida, pero tras una incierta espera, se nos informa que la Guardia Civil no ha cerrado aún las carreteras y que hay que esperar un poco. Volvemos a calentar y unos quince minutos después volvemos otra vez a la línea de salida para, esta vez si, comenzar la carrera por las angostas calles de esta villa medieval, insuficientes para tanto corredor, pero es lo que hay, es Tordesillas. Enseguida salimos del pueblo, cruzamos el río y llegamos al Parador, donde damos la vuelta para cruzar de nuevo el Duero y volver a la salida, eso si, tras subir una rampa durísima de 400 metros adoquinados... que os voy a contar. Se cruza otra vez por la plaza y la carrera se dirige a la salida opuesta del pueblo, hacia la carretera que va a Serrada.
Habíamos recorrido unos dos kilómetros, pero la carrera de verdad empezaba ahora, discurriendo por una carretera comarcal en la que los tonos marrones de los campos castellanos en otoño, contrastaban con la variedad cromática de las camisetas de los participantes. No era un recorrido espectacular, pero tampoco feo, al menos eso piensa un castellano como yo, pero la estética del recorrido quedaba rápidamente en el olvido cuando te dabas cuenta que la carretera era una sucesión constante de toboganes. Apenas se podía disfrutar de tramos planos, la carretera o bien picaba hacía arriba o bien picaba hacia abajo, por lo que no era nada difícil prever que las piernas lo iban a notar tarde o temprano. Y aunque mis piernas estaban a comienzo de temporada, pudieron aguantar dignamente los envites orográficos, ayudadas por una buena táctica en carrera que consistió en unirme a grupos numerosos para evitar el viento y marcar un ritmo constante.
Tras pasar por Serrada, dar la vuelta y encarar infinidad de cuestas, se llega a Tordesillas, donde el cruce de la autopista se convierte en el último esfuerzo antes de entrar en las calles, atestadas de gente que anima sin parar hasta llegar a la meta de la Plaza del Ayuntamiento. Mi tiempo, 1 h 35' 27'' no fue brillante, pero teniendo en cuenta el recorrido y el tramo de temporada en la que estoy, creo que demuestra que no estoy tan mal y que si la planificación es buena, en 2010 podré estar en los niveles de 2008, en cuanto a tiempos.
En la llegada, medalla, camiseta, polvorones... un bonito broche para una bonita y bien organizada carrera. Una carrera que me gustaría repetir, porque soy de Valladolid y porque me gusta el paisaje castellano y a la media Tordesillas le sobra carácter castellano por todos los sitios.

domingo, 18 de octubre de 2009

XXIX Carrera del CSIC

Después de un mes sin competir tras el maratón de Berlín, elegí la carrera del CSIC como la prueba en la que volver a correr. La Carrera de la Ciencia es una prueba con una gran historia y que además recorre el Paseo de la Castellana y Serrano en gran parte de su recorrido; atractivo panorama en principio, pero las obras que se están llevando a cabo en la calle Serrano y en el mismo Paseo de la Castellana no parecían ayudar al desarrollo de la XXIX edición de la prueba.
La carrera empezaba a las 9 de la mañana, debido a la norma impuesta por el alcalde de Madrid para le realización de eventos deportivos, lo que me obligó a pegarme un buen madrugón a mi y a todos los participantes para recorrer un domingo las mismas calles que a diario pueden estar ocupadas por manifestantes en horas más propicias. La mañana era fresca, pero no excesivamente pues este otoño está siendo benévolo. La organización que realiza el CSIC es impecable, con un montón de mesas para recoger el chip en una zona interior al instituto, lo cual propiciaba que no hubiera ni la más mínima demora. Un chip bastante extraño y complicado de colocar en los cordones, pero no es para quejarse.
En el calentamiento me encontré con un amigo, Javier, recién enganchado al mundo de las carreras. Con el tuve una animada charla que propició que saliera en la cola de los participantes, muy lejos de los primeros. Los primeros metros discurren cuesta abajo por Serrano, es rápido, pero no tanto para mi que tenía que adelantar a muchos corredores más lentos. Al llegar al tramo de obras la cosa se complicaba, mal estado del suelo, vallas, recorrido zigzagueante... Con todo, no iba mal de tiempo al pasar por la Puerta de Alcalá y bajar a Castellana, donde comenzaba una ligera pero larguísima subida hasta Cuzco. Mantenía un buen ritmo, aunque el paso del Km 3 no lo corroboraba; la subida es asequible, pero después de los dos primeros kilómetros se hace pesada y se nota en las piernas, pues el ritmo se más fuerte que el que se lleva en un maratón de Madrid, en el que también se sube por Castellana. Por fin se gira a la derecha tras pasar el Estadio Bernabeu y a partir de ahí en linea recta hasta Serrano de nuevo, por unas calles llenas de toboganes.
Mi tiempo final fue de 45'37'', peor de esperado, pensé al llegar. Tras devolver, de nuevo sin esperas, el chip y recoger la bolsa del corredor, me dirigí hacia mi coche y varios runners me comentaron que habíamos hecho unos 500 metro de más. Con ese dato, parece que mi tiempo no era tan malo y me fui satisfecho a casa, por varias razones: había vuelto a competir, apenas me había castigado y además había corrido una prueba emblemática, muy bien organizada, pero que este año se ha visto muy deslucida por causa de las obras y por ese fallo del metraje debido a la misma razón. En cualquier caso, una prueba que recomiendo.

viernes, 9 de octubre de 2009

Alonso, David y Nacho


Alonso, David y Nacho son amigos desde 2º de Infantil; desde entonces, han compartido juegos, estudios, películas, viajes... y a partir de ahora, con 12 años, han empezado a compartir entrenamientos de atletismo. Alonso Estuvo "haciendo" atletismo con 6 años, pero su aventura sólo le duró un curso y ahora regresa mejor acompañado y con más ilusión que entonces. David y Nacho comienzan a practicar este duro, pero bonito deporte que, espero, les de muchas alegrías.
Los tres entrenan lunes y miércoles en las pistas de El Val, en Alcalá de Henares. a las órdenes de su entrenador, van descubriendo lo bello y lo duro que es este deporte. En mi opinión, si se esfuerzan podrán sacar partido al atletismo; David es el que mejor forma física tiene inicialmente y además disfruta entrenando; a Nacho le cuesta un poco más, pero nunca tira la toalla y eso, unido a su picardía pronostica un buen futuro; en cuanto a Alonso, tiene unas grandes condiciones físicas y si se sigue esforzando llegará lejos.
El día 15 van a correr en Canillejas la carrera de su categoría. No sé cual será el resultado, pero eso da igual, lo más importante es que disfruten el momento y se den cuenta que en el atletismo cruzar la meta es ganar, sin importar los que entren por delante.

martes, 6 de octubre de 2009

36th Berlin Marathon (3) La carrera


Esta vez el madrugón fue más leve, pues el hotel donde me alojaba decidió abrir el buffet de desayunos a las 6 de la mañana, así que sólo tuve que saltar de la cama y bajar al restaurante donde ya había un buen número de "colegas" rellenando sus depósitos de glucógeno. Zumo, fruta, hidratos... y vuelta a la habitación para vestirme, recoger mi bolsa y salir hacía la boca de metro más cercana. En diez minutos desembarcaba y en otros diez llegaba a la zona de salida, donde ya había un montón de gente, pero aún así, pude dejar mi ropa y calentar con tranquilidad hasta unos quince minutos antes de la salida, cuando me dirigí a mi atestado cajón donde no pude acceder, así que me tocó salir desde fuera.
La salida fue lenta, mucha gente y debido a las dificultades para adelantar, decidí tomármelo con calma e intentar ir cómodo. La gente animaba mucho en los primeros kilómetros, pero no me sentía con esas ganas de correr al límite de otras carreras, más bien seguía un ritmo cómodo, que no se ajustaba a lo previsto, pero que en esos momentos me parecía lo correcto pues pensaba que quizás pudiera acelerar en la segunda media. El paso por los 10 Km (45'32'') y por la media (1h 36') estaban por encima de mis expectativas, pero teóricamente me permitían afrontar incluso el reto de mejorar mi marca.
La temperatura, más cálida de lo previsto desde la salida, empezaba a subir y eso comenzaba a notarse. Empecé a darme cuenta que mi ritmo empezaba a ser más lento, el calor, los atascos para beber y el cansancio iban haciendo mella; estaba claro que mi entrenamiento no había sido el adecuado por culpa de la lesión y eso empezaban a notarlo mis piernas, más castigas de los normal por la distancia recorrida. El paso por el Km 30 (2h 19' 20'') me dejaba bien claro que mi marca no iba a ser superada y que mi objetivo debía ser acabar de la mejor manera posible. La verdad es que lo estaba pasando mal, pero mi ritmo cada vez aminoraba más y eso me permitía cierta comodidad que no había experimentado en otras carreras cuando ya no me quedaban fuerzas.
Mis piernas cada vez se movían menos y el calor se hacía ya insoportable al pasar por la Postdamer Platz, donde empecé a oler la meta. Los últimos kilómetros fueron de sufrimiento, incluso cuando giré para entrar en Unter den Linden, la visión al fondo de la Puerta de Brandenburgo no me reconfortó, más bien pensé que estaba muy lejos. Pero poco a poco llegué a cruzar el mítico arco y un poco más allá entraba en meta, en 3h 21', exhausto, pero feliz por la consecución de mi séptimo maratón, el segundo grande. Ya llegaría el momento de analizar lo que había pasado, pero tras llegar lo importante era disfrutar el momento.
Una vez pasada la línea de meta me recuperé comiendo un poco y bebiendo agua y una bebida isotónica alemana muy amarga. Saludé a algunos españoles antes de salir hacia la zona de encuentro donde mi familia esperaba para volver a abrazarme, Esta vez se habían superado y me había visto pasar en los kilómetros 10, 21, 30 y 41. Ellos volvieron a darme la fuerza que necesito para completar la distancia de Filípedes y como siempre los besos y abrazos de ängela, alonso y Marisa fueron lo mejor de mi carrera.



domingo, 4 de octubre de 2009

36th Berlin Marathon (2)- La organización


Tenía muchas esperanzas puestas en la organización de este maratón, me habían hablado muy bien otros atletas y el hecho de que Gebreselasi volviera a intentar por tercera vez batir el record del mundo, engrandecía aún más el mito. Además, Berlín es una bonita ciudad, llena de grandes avenidas, accesible, práctica, con buenos transportes, lo que unido a la supuesta eficacia alemana, forma un conjunto realmente atractivo. Y la verdad, la organización de este evento no es deficiente, ni mucho menos, pero yo me esperaba más, quizás porque tras vivir la grata experiencia de Boston, uno creía que todos los "majors" funcionaban igual, pero no es así. En todo caso, es mejor que enumere los aspectos positivos y negativos para que me comprendáis.
En primer lugar hay que hablar de la feria del corredor; el entorno era impresionante, el aeropuerto de Tempelhof, ahora ya no operativo, pero las terminales están bien conservadas y obviamente son lo suficientemente grandes como para dar cobijo a los miles de runners que visitaban el evento. Pero a pesar de la amplitud del lugar, había cierta sensación de desorganización, los stands estaban muy juntos y los pasillos eran poco amplios. En el lado positivo, la recogida del dorsal y la comprobación del chip se hacía de manera muy rápida, aunque la señalización era deficiente. Al igual que en Boston, te dan una bolsa con tu dorsal en la que puedes guardar la ropa el día de la carrera, aunque de menor calidad y tamaño que la de los americanos. Tras realizar los trámites oportunos y alguna compra en la tienda oficial, salimos por la plataforma donde aparte de un pequeño circuito de patines en línea, había una notable cantidad de puestos de salchichas y cervezas, no muy apropiadas para atletas, pero animaban la fiesta.
Ya el día de la carrera, empezaré diciendo que se accede facilmente por metro hasta Tiertgarten y una vez allí se entra en una zona vallada restringida a corredores, amplia, cómoda, con césped donde poder esturar y calentar. Eso si, nadie te da nada, ni siquiera agua que tuve que pedir a otro runner. Sufrí un pequeño atasco para llegar a la zona de salida y una vez allí, comprobé amargamente que no se podía acceder ya dentro de la zona vallada de salida porque estaba llena. Obviamente la avenida de la que se sale no es suficientemente ancha para tanto corredor, lo que unido a que los alemanes también se cuelan en los cajones del principio, provocan que algunos, como yo, se queden esperando en la puerta de la valla hasta que avanza la masa humana.
Una vez que se cruza la línea de salida, empieza a haber más espacio, aunque no tanto como en Boston y sobre todo, no tanto como en París. Sin embargo las avenidas son amplias y poco a poco se crea más hueco, salvo el paso por el Bundegstad en el Km 7, en el que las calles se estrechan y la marcha se hace más lenta. Pero mi principal queja viene provocado por el avituallamiento de agua; las mesas son grandes, pero por lo general se sitúan sólo a la derecha y para rematar ponen vasos y no botellas, lo que provoca agua que se cae, gente que se para, atascos... un desastre. Realmente se pierde mucho tiempo en beber agua, porque además apenas hay voluntarios y si te la temperatura es alta, como pasó en esta carrera, los problemas se agravan porque los avituallamientos son más frecuentes.
El recorrido es cómodo, totalmente plano y muy organizado, con muchas vallas que impiden que la gente cruce por delante de los runners. La llegada es espectacular, los últimos kilómetros por Unter den Linden, el paso por debajo de la Puerta de Brandemburgo y la llegada a meta donde rápidamente te asisten si es necesario y puedes reponerte con agua, bebida isotónica y algo de fruta. Los trámites post carrera son muy rápidos, tanto la entrega de medallas , la entrega del chip como la recogida de la bolsa de la ropa. El parque es muy amplio, apenas hay aglomeraciones y tras hacerte la foto de "finisher"en unos stands, puedes llegar tranquilamente a la bien señalizada zona de encuentro.
En definitiva, Berlín es un maratón muy bien organizado, con fallos, pero creo que globalmente la nota es alta, aunque, de todos los que he corrido, no lo situaría por delante de París ni de Boston. No obstante recomiendo la experiencia de recorrer la mítica distancia en un entrono tan bonito.