Correr en Valladolid es correr en casa, a pesar de llevar ya muchos años viviendo fuera de mi ciudad natal; siempre estoy muy atento al calendario atlético de Valladolid y provincia para competir en "casa" si los turnos de trabajo me lo permiten. De hecho, la media maratón en la que más veces he participado es la de Valladolid pues además de tener el aliciente de conocer a la perfección el recorrido, es una prueba bastante rápida que permite la consecución de buenas marcas.
Tras la participación "relajada" en la Ribera Run el pasado fin de semana, Depa y yo decidimos iniciar la puesta a punto para el Maratón de Valencia compitiendo en Valladolid con el objetivo de comprobar mi estado de forma y así planificar de una manera más adecuada el entrenamiento a seguir de cara a la prueba por la que he apostado este año; Depa me propuso bajar de 1h30' en esta primera media, un tiempo muy ambicioso, pero acorde con mi intención de superar la barrera de las tres horas en diciembre. El reto se me antojaba complicado por varias razones, empezando por haber corrido un maratón hace cinco semanas, continuando pro la caída que sufrí en Islandia tras la carrera y que me tuvo una semana sin correr y con la espalda maltrecha y acabando por unos entrenamientos discretos, preludio de la Ribera Run en la que me había pegado una buena paliza seis días antes. Consciente de todo ello, aproveché la semana de entrenamiento para mentalizarme y reencontrarme con las buenas sensaciones que siempre son necesarias para afrontar de confianza una prueba importante.
El sol lucía en la fresca y húmeda mañana vallisoletana, pues no había parado de llover por la noche;tras aparcar y tomarme un café, dejé la ropa en el coche y comencé un calentamiento ligero en el que comprobé que mis piernas estaban descansadas y listas para la acción, pero también sabía que para hacer una buena carrera tendría que estar muy atento a mi ritmo y a mis sensaciones para no cometer errores y desfondarme antes de tiempo. Por esa razón comencé la prueba con cierto conservadurismo a pesar de haberme colocado un poco atrás en la salida lo que me obligó a remontar poco a poco hasta tener el globo de la 1h30' a la vista.
Tras cruzar el Puente Colgante y dar una pequeña vuelta por las calles adyacentes a las Cortes de Castilla y León, la carrera se vuelve a dirigir al túnel de la avenida Salamanca que hay que cruzar dos veces, de ida y de vuelta, un absurdo paso que deberían cambiar porque se puede hacer el mismo trayecto por la superficie y que me generó una pequeña crisis de la que me pude recuperar en los kilómetros siguientes antes de cruzar el puente que lleva al Paseo de Isabel la Católica. Al paso por la Plaza de San Pablo empecé a sentirme mejor animado porque estaba la primera mitad del recorrido estaba casi hecha y mis sensaciones eran buenas,
Tras pasar por la Acera de Recoletos comencé la vuelta definitiva con muchas ganas y concentrado para no perder ritmo y seguir manteniendo la distancia con el globo que seguía constantemente a la vista. Me fui animando al comprobar que el cansancio no me afectaba y que además iba superando atletas poco a poco mientras caían los kilómetros. Tras el segundo paso del túnel y el recorrido por Huerta del Rey tocaba afrontar los últimos kilómetros con fuerza y aunque ya iba un poco "tostado", apreté los dientes para no perder comba y presentarme de nuevo en la Plaza de Zorrilla para bordear el Campo Grande y completar el último kilómetro a tope lo que me llevó a cruzar la meta en 1h29'35'', cumpliendo el objetivo propuesto y lo que es mejor, con muy buenas sensaciones durante toda la carrera.
Es indudable que este resultado ha elevado mi moral para afrontar las semanas de entrenamiento que aún me quedan para ponerme a punto para disputar el Maratón de Valencia con posibilidades de bajar de las 3 horas; soy realista y sé que mi objetivo es muy complicado, pero la primera piedra está puesta, así que lo que toca es entrenar duro y seguir progresando. El próximo test será el 13 de octubre en la Media del Maratón de Burgos, donde sólo cabe mejorar.
El sol lucía en la fresca y húmeda mañana vallisoletana, pues no había parado de llover por la noche;tras aparcar y tomarme un café, dejé la ropa en el coche y comencé un calentamiento ligero en el que comprobé que mis piernas estaban descansadas y listas para la acción, pero también sabía que para hacer una buena carrera tendría que estar muy atento a mi ritmo y a mis sensaciones para no cometer errores y desfondarme antes de tiempo. Por esa razón comencé la prueba con cierto conservadurismo a pesar de haberme colocado un poco atrás en la salida lo que me obligó a remontar poco a poco hasta tener el globo de la 1h30' a la vista.
Tras cruzar el Puente Colgante y dar una pequeña vuelta por las calles adyacentes a las Cortes de Castilla y León, la carrera se vuelve a dirigir al túnel de la avenida Salamanca que hay que cruzar dos veces, de ida y de vuelta, un absurdo paso que deberían cambiar porque se puede hacer el mismo trayecto por la superficie y que me generó una pequeña crisis de la que me pude recuperar en los kilómetros siguientes antes de cruzar el puente que lleva al Paseo de Isabel la Católica. Al paso por la Plaza de San Pablo empecé a sentirme mejor animado porque estaba la primera mitad del recorrido estaba casi hecha y mis sensaciones eran buenas,
Tras pasar por la Acera de Recoletos comencé la vuelta definitiva con muchas ganas y concentrado para no perder ritmo y seguir manteniendo la distancia con el globo que seguía constantemente a la vista. Me fui animando al comprobar que el cansancio no me afectaba y que además iba superando atletas poco a poco mientras caían los kilómetros. Tras el segundo paso del túnel y el recorrido por Huerta del Rey tocaba afrontar los últimos kilómetros con fuerza y aunque ya iba un poco "tostado", apreté los dientes para no perder comba y presentarme de nuevo en la Plaza de Zorrilla para bordear el Campo Grande y completar el último kilómetro a tope lo que me llevó a cruzar la meta en 1h29'35'', cumpliendo el objetivo propuesto y lo que es mejor, con muy buenas sensaciones durante toda la carrera.
Es indudable que este resultado ha elevado mi moral para afrontar las semanas de entrenamiento que aún me quedan para ponerme a punto para disputar el Maratón de Valencia con posibilidades de bajar de las 3 horas; soy realista y sé que mi objetivo es muy complicado, pero la primera piedra está puesta, así que lo que toca es entrenar duro y seguir progresando. El próximo test será el 13 de octubre en la Media del Maratón de Burgos, donde sólo cabe mejorar.