Trece segundos me ha separado de mi mejor marca en una media, pero son 48 si me refiero a la marca que pretendía hacer, es decir bajar de 1h 28'. No he cumplido ninguno de los dos objetivos, pero tras el sabor agridulce inicial, el análisis posterior debe conducirme a la cautela, o, al menos, no conducirme al pesimismo.
Amaneció un día precioso en la ciudad complutense; sol, una ligera brisa y una temperatura ideal para practicar la carrera a pie. Llegué con tiempo a la zona de salida, aunque ya había recogido chip y dorsal el día anterior. allí me encontré con mis amigos foreros, algunos ya conocidos y otros con los que coincidía por primera vez. Buena gente todos, de los que hablaré en otro post. Calenté con ellos y tras ponerme la camiseta de tirantes me dirigí a la salida junto a mi compañero Andrés y decidimos salir juntos a ritmo de 4'10''.
La salida no fue excesivamente rápida, pues pasaba por el km 1 en 4'12''. Ya por entonces, Andrés se había puesto a tirar de mi a un ritmo superior a lo hablado, así que le dejé escapar a partir del km 4, pues no quería fundirme antes de tiempo. Mis tiempos de paso eran buenos, suficientes para conseguir mis objetivos iniciales y además mi ritmo no me castigaba mucho, por lo que pensaba que podría aguantar sin muchos problemas.
Andrés aún estaba a la vista cuando finalizamos la primera vuelta, en la que se pasa por una zona incómoda de adoquín, que me afectó a mis doloridos gemelos. A partir de ahí dejé de verlo y me uní a un grupo de corredores que iban a buen ritmo, pero tras 2 kilómetros hice la goma y me quedé. Seguía a buen ritmo, no quería machacarme detrás de nadie, pero intentaba buscar referencias válidas, aunque en algunos kilómetros fui yo el que tiraba de algún grupeto.
Al paso por el kilómetro 14, empecé a darme cuenta que iba justo de tiempo y decidí no rendirme e intentarlo hasta el final. Apreté los dientes y el ritmo, recogí algún cadáver de aquel grupo de mitad de carrera, pero también me sobrepasaron por detrás. Quedaba poco, el viento apareció súbitamente en el kilómetro 17, pero para entonces mi único pensamiento era conseguir el objetivo y aunque estaba difícil no pretendía dejar de luchar hasta el final. Volví a sufrir el adoquinado al paso por el 20 y ya me di cuenta que bajar de 1h 28' era imposible, pero no lo era hacer MMP. Aceleré, di lo que pude, pero a esas alturas no daba para más. Mis 1h 28' 48'' en meta no son tan malos, si tenemos en cuenta que hice el primer y segundo diez mil en tiempo muy parecido, que algunos segundos me restó el adoquinado y que a estas alturas de la temporada estoy aún bastante cargado de piernas.
Mi balance es bueno, Obviamente, me gustaría estar en mucho mejor forma, haberme salido en esta carrera, pero la realidad demuestra que no es así y con ello tengo que contar. Quedan cuatro semanas para Londres y por tanto la fase final de mi puesta a punto está aún por llegar. Si mi estado de forma se asemeja a Amsterdam, como se ha visto en esta carrera y si en Londres elijo una táctica más agresiva, salgo más concentrado y no cometo errores, puede que el objetivo de 3h 05' no sea tan utópico. Para eso hay que seguir trabajando y dejándose la piel. Ya sólo quedan cuatro semanas y la última carrera de esta preparación: Londres 2011