lunes, 29 de abril de 2013

Media Maratón Rock & Roll de Madrid

El renovado MAPOMA, ahora Maratón Rock & Roll de Madrid, en su objetivo de aumentar el número de inscritos en la prueba, ha incluido la distancia de medio maratón en la edición de 2013. En mi opinión, no ha sido una idea brillante, salvo para engrosar el número de participantes, aunque personalmente me ha servido como test para mi preparación de cara a mi objetivo más inmediato, la Media Maratón Ciudad de Burgos.
Empezaré analizando la prueba, inmersa dentro de un maratón renovado que tiene vocación de aumentar de modo notable su importancia a base de novedosas ideas y anunciados cambios de recorrido para años venideros; es cierto que Madrid tiene un protagonismo testimonial en el panorama atlético europeo y además se está quedando rezagado respecto al aumento de participación que cada año se registra en otros maratones celebrados en España, sobre todo el de Barcelona, que ya está colocado como  quinto de Europa. En mi opinión, Madrid no es un maratón atractivo para la participación foránea por dos razones: un recorrido muy duro y una fecha en la que el calor suele apretar por el centro peninsular. Entiendo que es complicado buscar otra fecha, pero no lo es tanto cambiar un recorrido, sobre todo si las administraciones públicas se implican y se dan cuenta, de una vez, que un maratón es una fuente de riqueza para la ciudad, por lo que cortar el tráfico una mañana, no debe ser considerado "casus belli". Otro aspecto a tener en cuenta, es la candidatura olímpica de Madrid para los Juego Olímpicos de 2020; en los últimos días, se han hecho múltiples declaraciones reclamando la necesidad de organizar un maratón acorde con la importancia de una ciudad candidata a albergar los juegos. En fin, es evidente que los organizadores quieren poner a la prueba madrileña en el lugar que se merece teniendo en cuenta su atractivo como capital de España, pero en la práctica, el resultado organizativo del Rock & Roll Madrid Maratón 2013 se resume con una palabra: chapuza.
He corrido dos MAPOMAS y los 10 km de Madrid y en ninguna de esas participaciones utilicé el ropero; ayer me decidí a hacerlo, motivado por las bajas temperaturas y la amenza de lluvia y en menuda hora se me ocurrió. Llegué un poco justo de tiempo a la salida, pues me costó un poco aparcar, pero con margen suficiente para dejar la bolsa y empezar a calentar. Restaban 40 minutos para el comienzo de la prueba y al llegar a los camiones observé que la cola era enorme; el problema, sin embargo, no era la longitud de la fila, sino que prácticamente no avanzaba. Los minutos fueron pasando, los corredores estaban cada vez más nerviosos y por fin, a eso de las 9:05 conseguí dejar la bolsa con la esperanza de una demora en la salida a la vista del caos organizado; pero la organización debió pensar que era mejor mirar para otro lado y dejó que miles de runners comenzaran la prueba con bastante demora.
Lo curioso de todo esto, es que al recoger el dorsal, te dan una bolsa exclusiva para usar en el ropero, con unos cuadrados marcados para colocar una pegatina con tu número de dorsal, pero esa pegatina no existía y en la práctica tenía que ir al camión, que un voluntario te pusiera una pegatina en la bolsa y otra en tu dorsal y listo; lógicamente, este sistema es mucho más lento que dejar la bolsa con el número puesto por cada corredor, de manera que los voluntarios sólo tendría que colocar las bolsas. Supongo que la organización no consideró esta posibilidad, porque aumentaría ligeramente el gasto y parece que se trata de ganar dinero solamente. También por ese motivo, el número de camiones (doce) era claramente insuficiente para 25.000 corredores inscritos. Y para acabar con los roperos, ¿por que no había roperos diferenciados por prueba? ¿No saben los organizadores que los de los 10 Km llegan mucho antes que los de la media y éstos mucho antes que los maratonianos? ¿no es más fácil y rápido que cada prueba tenga sus camiones?
Pero hay más, pues a los organizadores se les ocurrió la brillante idea que los participantes de las tres pruebas ocuparan los mismos cajones de salida, todos mezclados; no es difícil entender, que un atleta que hace un 10.000 suele salir mucho más fuerte que un maratoniano, pero supongo que no cayeron en ello o simplemente evitaron organizar mejor el evento con tres salidas diferenciadas, algo que, por cierto, ocurre en otros maratones.
Pero no acaba aquí la cosa, pues a la llegada, la recogida de mi bolsa se convirtió en una odisea, porque a los voluntarios no les había dado tiempo a ordenar las bolsas debido al caos del comienzo, de manera que te acercabas al camión e iban sacando bolsas y cantando números como si fuera el bingo, hasta que encontraban algún afortunado que recuperaba la bolsa a tiempo; me costó bastante conseguir la mía y pensé lo que podría ocurrir a la llegada de los maratonianos, que no fue otra cosa que más caos y abandono de bolsas por el suelo y que cada uno "pille" la suya, si puede.
Como guinda del pastel, faltaron medallas y se entregaron alguna spor error, aunque aquí hay que dar un buen pescozón a todos aquellos atletas que corren con el dorsal fotocopiado y además tienen la poca vergüenza de pedir una medalla que no les corresponde.
Una vez terminado el análisis de la organización, vamos con mi participación, que debo calificar de testimonial, pues salí con el objetivo de hacer un buen rodaje largo sin más; de hecho, a principio de la semana, Depa me preguntó si quería descansar o no para la prueba y mi respuesta fue negativa porque mi objetivo no era esta media ni en este momento; de manera que llegaba al domingo con el lógico cansancio acumulado tras una dura semana de entrenos, en la que además tuve serios problemas con mi gemelo derecho, que me impidieron salir a correr el martes.
Aún así, tenía ganas de probarme e iba a intentar seguir al globo de la 1h30' que portaba mi amigo Mario, pero mi incidente en el ropero, me impidió salir colocado, de manera que me pasé los primeros diez kilómetros adelantando a corredores lentos, corriendo por aceras, bordillos, parques... y sufriendo para ir sobrepasando globos, pues las aglomeraciones de corredores son mayores junto a los pacemakers.
Mi tiempo final, 1h35'15'' no me deja satisfecho ni mucho menos, pero no hice mala carrera, teniendo en cuenta que empecé corriendo a 4'49''/ km los primeros 5 kilómetros y al final acabé  haciendo alrededor de 4'15'', llegando a meta con mucha fuerza y sensación de ir "sobrado". Ha sido un buen test, accidentado, pero bueno y a partir de ahora hay que seguir trabajando para conseguir realizar una gran marca en Burgos. Espero, que los organizadores de esta prueba también se pongan las pilas, para colocar el maratón madrileño en la cabeza de los maratones españoles, pues esta ciudad se lo merece.



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