Dicen los organizadores de la carrera, que los 10 Km de Laredo son los más rápidos de España, incluso del mundo; obviamente es un reclamo muy apetecible para cualquier corredor y más aún si sumamos la belleza de la villa cántabra y la riqueza paisajista y gastronómica de la zona. Por todo ello y porque la carrera se corría un mes después del maratón de Sevilla, decidí inscribirme y aprovechar la su compensación de los entrenamientos maratonianos. Aunque mi retirada en Sevilla trastocó mis planes, decidí correr esta prueba, aunque sin una preparación específica debido a la recuperación de mis dolencias postmaratonianas.
Viajé a Laredo el mismo día de la carrera, pero fue Marisa la que condujo casi todo el camino, de manera que llegué bastante bien de piernas y dispuesto a pelear por un buen crono; sin embargo, como ya habían previsto los meteorólogos durante la semana, las condiciones climáticas eran malas, tirando a muy malas. El viento soplaba con fuerza y la lluvia había caído durante todo el día, aunque respetó finalmente la carrera.
Recogí el dorsal sin demoras y comencé a calentar con tiempo, ya que necesitaba omver bien als piernas y ponerlas atono después del viaje y teniendo en cuenta la temperatura ambiente. Y como no quería que fallara nada, me situé en la zona de salida con tiempo suficiente para salir en una posición acorde con mi ritmo.
Salí rápido, a pesar del viento de cara, atenuado por el gran número de participantes; iba cómodo y no me costaba mantener un ritmo cercano a los 3'45'', esa fue mi media aproximada en los dos primeros kilómetros, aunque luego fui perdiendo fuelle, incluso cuando la carrera giró y se puso a favor de viento, pero está claro que no soy un corredor rápido y me costaba mantener el ritmo. No obstante, seguía marcando tiempos que me hacían soñar con superar mi mejor marca con tan solo mantener un ritmo de 4 min/km.
Justo antes de completar la primera vuelta me animó mi familia, acompañados de mis amigos Belén y Javi, que se acercaron desde Bilbao a ver la carrera. Cuando crucé el Km 5, mi tiempo era de 19'35'', así que tocaba sufrir y aguantar, para intentar ser, al menos, sub40.
En la segunda vuelta, ya no había tantos corredores y el viento seguía soplando con la misma intensidad, lo cual resultó definitivo para mis aspiraciones, porque no encontré ningún grupo a quién seguir y mis piernas ya no estaba tan frescas, de manera que comencé a perder tiempo descaradamente y me fui despidiendo de mi mejor marca y poco a poco de mi segundo sub40. Al girar de nuevo a favor del viento, intenté acelerar, pero ya no tenía la frescura del principio y aunque sufrí por mantener un buen ritmo, las cosas no cambiaron y seguí perdiendo tiempo.
Animado por otro corredor, apreté los dientes y lo di de todo en el último kilómetro para intentar el sub40, pero ya no había manera, sobre todo porque los últimos 400 metros eran también contra el viento y no pude hacer más. En meta, 40'10'', una buena marca teniendo en cuenta las condiciones climáticas y mi preparación, por lo que se puede decir que me fui satisfecho de Laredo, además de helado de frío y mojado por la lluvia que volvió a parecer al final de la prueba.
Ahora toca meterse de lleno en la preparación del maratón de La Coruña, pues quedan 5 semanas muy importantes para volver a estar a punto a pesar de la poca ortodoxia de la preparación que estoy llevando; sin embargo, estoy seguro que Depa va a dar con la tecla exacta para que en la ciudad gallega vuelva a estar en las mejores condiciones para afrontar un nuevo reto en la distancia de Filípedes y esta vez, prefiero no hablar de marcas...