domingo, 8 de diciembre de 2019

Maratón de Valencia (3) - La carrera

Estaba amaneciendo cuando abandoné el hotel para acudir a mi cita con Depa, que me esperaba de camino a la salida; la temperatura rondaba los 14 grados, con bastantes nubes en el cielo y una ligera brisa que apenas se percibía por momentos. El año pasado, cuando planifiqué la temporada, decidí preparar Valencia para volver a intentar el sub3h, pero que para conseguirlo, sabía que debería entrenar muy bien y además tener fortuna con la meteorología y que saliera un día poco caluroso; uno de los objetivos estaba cumplido, había entrenado muy bien, pero el día no era precisamente fresco, aunque tampoco excesivamente caluroso. Depa y yo sabíamos que tendría que estar por debajo de las 3h05' si la carrera discurría con normalidad y que si todo saliera a la perfección podría intentar la gesta, pero en cualquier caso tocaba pelearlo mucho y sufrir durante la carrera. Habíamos quedado con unos atletas de Valladolid amigos de Depa que iban a correr con idéntico objetivo al mío guiados por Dani, otro vallisoletano que iba a hacer de liebre;  calentamos juntos y eso me ayudó a olvidar los nervios y centrarme en la carrera que tenía que hacer, saliendo fuerte pero sin pasarme y manteniendo tras la media para intentar incrementar el ritmo en la última parte si era capaz.Tras el calentamiento, Marisa nos hizo las fotos de rigor y nos metimos en los cajones correspondientes; la suerte estaba echada.
Valencia es un maratón para hacer marca, por eso no me extrañó que mi cajón y los anteriores estuvieran abarrotados de corredores que iniciaron la prueba a un ritmo alto; desde un primer momento intenté seguir a mi reducido grupo, pero la empresa se antojaba complicada pues los atletas se cruzaban constantemente y no estaba por la labor de zigzaguear o dar acelerones para coger una posición mejor, así que los llevaba siempre a la vista pero a distancia. Los kilómetros iban saliendo según lo previsto, entre 4'10'' y 4'16'', pero fui perdiendo de vista al grupo poco a poco sin ponerme nervioso porque mi ritmo era el adecuado.
Hacía calor, las nubes se habían retirado, estaba sudando desde los primeros kilómetros y eso no era buena señal, pero tras completar los primeros kilómetros en los que siempre voy un poco "atascado" empecé a sentirme mejor, parecía que el calor había desaparecido y los kilómetros salían con bastante facilidad. Fueron mis mejores momentos del maratón, en los que recibí los ánimos de mi afición alrededor del kilómetros 10 y en esos momentos creía firmemente que bajar de las 3 horas estaba a tiro. Pero el maratón es una carrera muy larga y a los ratos de euforia les sucedía otros un poco peores en los que tocaba irremediablemente sufrir para mantener el ritmo.
Segundo a segundo fui acumulando retraso respecto al tiempo previsto, de manera que mi paso por la media se iba 30 segundos por encima de la hora y media; no era una buena noticia, pero lo peor es que empezaba a notar cansancio, no me encontraba bien y quedaba mucha carrera. Tocaba sufrir y mantener un buen ritmo a pesar de todos, para lo cual tiré de geles a fin de meter algo de energía en el cuerpo y eso me ayudó, pero la carrera se me empezaba a hacer muy dura, el viento había aparecido y estaba recorriendo los tramos de falso llano picando hacia arriba del trazado, Pasé malos ratos, pensé en pararme y olvidarme de la marca, pero decidí hacer lo que hacen los buenos maratonianos, sufrir y luchar hasta el final para hacer el mejor tiempo posible. Además sabía que la parte final era más favorable y que si aguantaba podría acabar fuerte.
El tiempo me dio la razón porque a partir del km 32 las cosas empezaban a ir mejor, se recorría el centro y la presencia de público animando era muy numerosa, ya olía la meta y de remate los últimos kilómetros pican hacia abajo, de manera que pude incrementar el ritmo, apretar los dientes e intentar llegar a meta con una buena marca, porque el objetivo principal estaba descartado desde el paso de la media. Estaba sufriendo, pero valía la pena, sobre todo cuando avisté la Ciudad de las Artes y volví a incrementar el ritmo para acabar lo mejor posible; Marisa me animó cuando faltaban 500 metros, estaba hecho, sólo quedaba doblar a la derecha y enfilar esa moqueta azul sobre el lago que lleva a meta, en la que me pasaron muchas cosas por la cabeza, pero me dio tiempo a lanzar un beso al cielo, agradecer a Marisa nuestros 39 maratones juntos y como guinda cruzar en 3h04'27'', mi segunda mejor marca en maratón de siempre y eso que ya no soy precisamente un alevín.
No he superado la barrera de las tres horas, es cierto, pero en Valencia he vuelto a correr muy rápido, algo muy gratificante pues ha premiado un trabajo bien hecho desde el verano; he cumplido caso al 90% los objetivos marcados en los planes de Depa, he bajado de peso siguiendo las pautas nutricionales que me marca Marisa e incluso he llegado a la cita más tranquilo con la compañía de mis amigos en los días previos que me permitieron evadirme un poco del objetivo y disfrutar de todas las pequeñas cosas que rodean un maratón y que le hacen tan especial. Volveré a intentar el sub3h, seguro, seré más viejo, más experto y seguramente mejor corredor y lo consiga o no, volveré a disfrutar de los más importante, vivir la experiencia.

viernes, 6 de diciembre de 2019

Maratón de Valencia (2) - La organización

Los organizadores del Maratón de Valencia han conseguido en pocos años aupar a esta prueba al primer lugar del ranking de los maratones españoles, pero según dicen ellos mismos, su objetivo es aún más ambicioso, pues persiguen colocarlo entre los mejores maratones del mundo; para conseguirlo, están haciendo un esfuerzo presupuestario importante que les ha permitido en los últimos años aumentar el número de participantes, así como contratar mejores  atletas de élite que ya han convertido a Valencia en el maratón más rápido de España. Como aficionado, me gusta que un maratón español pueda colarse entre los mejores del mundo y quien sabe si en un futuro podremos disfrutar en Valencia de los primeras espadas del fondo mundial, pero como corredor, lo que realmente me interesa analizar es si esta carrera cuenta con los elementos necesarios para que la experiencia del popular sea provechosa.
Como es habitual, el análisis debe comenzar por la página web, al ser el primer contacto con la prueba; en esta ocasión, me  inscribí con un año de antelación para aprovechar el precio reducido, una práctica que ya está generalizada en todos los maratones y que no pudo criticar pues yo soy de esos que siempre se apuntan en cuanto salen las inscripciones ya que planifico mi calendario con mucho tiempo de antelación; la página es muy atractiva, proporciona toda la información necesaria y el proceso de inscripción es bastante bueno. Además, envían regularmente correos para informar de plazos o cambios y obviamente la frecuencia se incrementa en las últimas semanas en las que proporcionan a los atletas toda la información necesaria previa a la gran cita.
Con toda la información en el mail, nos vamos directamente a la feria del corredor, que se ubica en varios espacios  del Palacio de las Artes y de las Ciencias, un lugar privilegiado para su realización, no sólo por su simbolismo para la ciudad, sino porque su localización es bastante céntrica y cómoda para deplazarse; la feria comienza el viernes y finaliza el sábado y el horario es muy amplio, pero sería una buena idea inaugurar el jueves tarde para absorber algunos atletas locales; la realidad es que hay espacio suficiente y además está todo muy bien organizado, pero según parece hubo bastantes colas el sábado por la tarde para recoger el dorsal y aunque se pueda achacar a los atletas que dejan todo para última hora, no estaría mal poner algún mostrador más.
La feria es atractiva, más pequeña de lo que esperaba pues no hay presencia de grandes marcas de productos para atletas y la oferta se antoja un poco escasa: unas cuantos stands de maratones, unos cuantos de calcetines y ropa deportiva en general y como más específicos, el de Garmin y otro con los geles que usa Kipchogue, Maurten, donde te "venden la moto" de una manera muy convincente. También hay un stand de Luanvi, que proporcionan la camiseta oficial y el merchandising de la prueba a unos precios razonables. En mi opinión, la feria se queda un poco corta para 25.000 maratonianos más otros 7.000 que corren el 10 km, así que deberían plantearse algún cambio para seguir progresando.
El día de la carrera, los aledaños están abarrotados de corredores y acompañantes, pero no hay demasiados problemas porque la zona es muy amplia, se corta convenientemente el tráfico y por tanto se puede calentar con cierta tranquilidad; no usé los baños, pero parece que hay suficientes pues las colas no eran muy grandes, aunque pienso que los urinarios para hombres que se instalan en algunas carreras agilizan bastante el proceso. La entrada a los cajones es revisada por dos voluntarios y aunque he oído que hubo problemas en algunos de ellos, en mi caso todo fue perfecto y eso que entré con sólo 10 minutos de antelación; el tema de los cajones es complicado de gestionar porque normalmente los corredores llegamos a última hora y siempre hay problemas, aunque en mi caso particular en Valencia la gestión es mucho mejor que algunos de los majors en los que he participado.
Una vez en marcha, la salida es amplia, no hay problemas para correr, pero hay muchísima gente en los primeros kilómetros y eso siempre puede frenar a un corredor rápido, aún así, está bien; después, el recorrido siempre lleva a los corredores por grandes avenidas y según explica la organización a bombo y platillo en la revista, sólo hay 34 giros, una cantidad muy pequeña que permite a los corredores mantener una velocidad crucero constante durante toda la prueba; de hecho, sólo hay un giro de 180 grados en toda la prueba y creo que e general el recorrido es de los mejores  que conozco por esta razón y porque es totalmente plano, con pequeños matices.
Los avituallamientos son largos, cada 5 kilómetros, dan botellas de agua y el isotónico en vasos, aparte de geles y fruta en varios puntos; mi experiencia en los avituallamientos fue buena, no me quedé sin beber ninguna vez y se nota que los voluntarios no son novatos, aunque me han comentado que más atrás la cosa fue un poco peor. Por último, la llegada a meta sobre el lago, muy bonita y emocionante que desemboca en una zona muy amplia tras la cual te colocan la medalla y te dan fruta y bebidas, todo muy correcto. Tras salir de la zona acotada, hay puntos de encuentro que no utilicé porque hay suficientes lugares con buenas referencias y además sin grandes agobios de gente.
En mi opinión, la organización del maratón está a gran altura, aunque deben ir ajustando algunos aspectos, sobre todo si quieren incrementar la participación de corredores; creo que Valencia tiene un gran futuro por varias razones, su recorrido, su buen clima (aunque no para mi) y el atractivo de la ciudad, pero habrá que esperar que factores externos (abuso de hoteles fundamentalmente) no afecten negativamente en e
l crecimiento de una prueba que ya se puede considerar entre las mejores del mundo.


miércoles, 4 de diciembre de 2019

Maratón de Valencia (1) - El ambiente

La Comunidad Valenciana siempre ha sido una región con una gran tradición atlética donde se pueden encontrar innumerables pruebas populares en cualquier época del año; pero la eclosión del Maratón de Valencia como uno de los más importantes de España y de Europa, ha sido relativamente reciente, respaldada por la Fundación Trinidad Alfonso y su empeño de hacer de Valencia esa "Ciudad del Running" que tanto publicitan.
Es indiscutible que Valencia se ha convertido en el maratón más importante de España con sus 25.000 participantes sin sumar otras pruebas y ese aumento exponencial de corredores suele ser consecuencia del buen hacer de una organización empeñada en colocar la prueba entre las mejores del mundo a base de hacer correctamente las cosas. De momento van por buen camino, como demuestra esa nutrida participación que genera un ambiente especial en la ciudad durante el fin de semana maratoniano.
La ciudad que del Turia ha experimentado un cambio radical en las últimas décadas, abanderado por la construcción de la moderna Ciudad de las Artes y las Ciencias y su Oceanográfico, Palau de la Música etc. Pero la transformación también se ha producido en el resto de la ciudad que ha añadido el atractivo de su casco histórico a la construccíon de nuevas y modernas zonas y a la transformación de áreas que estaban degradadas como la playa de la Malvarrosa y el fantástico  antiguo caucedel río Turia que es uno de los espacios más atractivos que he conocido para la practica del deporte en una ubicación tan céntrica.
Con estos precedentes, era normal que esperara bastante de esta prueba y de su ambiente, que comencé a palpar en la feria del corredor, ubicada en la Ciudad de las Artes, un entorno maravilloso por donde pululan miles de atletas y curiosos durante el fin de semana; yo acudí el viernes por la tarde/noche con un asistencia poco numerosa, pero el día fuerte, sábado, la feria se quedó un poco pequeña para tanto visitante, aunque de eso ya hablaré en el siguiente post. Pero lo cierto, es que tanto en la feria como y alrededores como en el centro de la ciudad se podía saborear un gran ambiente maratoniano que genera una alta ocupación hotelera y de los negocios de restauración; las personas con una bolsa del corredor al hombro, inundaban la ciudad.
Pero hay que trasladarse al día de la carrera en el que la afluencia de corredores y curiosos en los alrededores de la zona de salida era, lógicamente, masiva; tras el pistoletazo inicial,  se puede ver a bastante gente animando durante los primeros kilómetros, pero pronto desaparece cuando la carrera se adentra en la zona del puerto para posteriormente dirigirse hacia la zona universitaria, donde la afluencia de público no es tan numerosa como al principio de la prueba. En general, hay pocos tramos "vacíos· de gente durante el recorrido, pero a medida que avanza la prueba la presencia de público es mayor convirtiéndose en verdaderamente espectacular en los quince últimos kilómetros y especialmente en los tramos en los que la carrera discurre por el centro de la ciudad. También es fácil averiguar que en la espectacular llegada a meta sobre el lago de la Ciudad de las artes, el público abarrota las gradas y el resto de las zonas para dar el último aliento a los esforzados maratonianos.
Personalmente quedé muy satisfecho con el ambiente de esta carrera, pero aún más satisfecho por el ambiente que me ofreció mi afición, pues aparte de los desplazados desde Madrid (Carlos, Rafa, Encho y Toli), se les unieron  mis amigos valencianos Vicente, Enrique, Reyes, Miguel Ángel y Sonia que me apoyaron y animaron durante todo el fin de semana y por supuesto el transcurso de la prueba; como siempre, su comportamiento fue sobresaliente y muy importante para mi rendimiento. Pero además, a mi grupo de aficionados se unieron la inigualable Pili y el Jaime, que también disputaron conmigo el maratón; como guinda, la presencia de Depa, con el tuve la suerte de rodar el día antes de la prueba y calentar antes del comienzo de la carrera en el que nos separamos pues nuestros ritmos no iban a ser iguales. Y no me quiero olvidar ni de los atletas vallisoletanos que acompañaban a Depa y con los que corrí durante los primeros kilómetros siguiendo su ritmo, ni tampoco de Volcán, Metro y Edu con los que volví a coincidir después de mucho tiempo.
Valencia va a ser, a buen seguro, uno de los maratones que voy a recordar siempre con especial cariño, por muchos motivos, empezando por el ambiente vivido, el apoyo de mis amigos, la presencia de viejos amigos corredores y de nuevas amistades y el privilegio de poder correr un maratón de nuevo junto a Pili, Jaime y por primera vez con Depa, un gran amigo aparte del mejor entrenador que puede existir. Verdaderamente, he vivido un fin de semana muy especial.