lunes, 14 de febrero de 2022

Miami Marathon (3) - La Carrera

 El despertador sonó muy temprano, a las 3:30 de la madrugada del domingo; me había acostado pronto, pero con un madrugón de este calibre es difícil descansar de una manera adecuada. Lo primero que hice fue mirar la previsión meteorológica, iba a correr a 22 grados de temperatura y la humedad relativa sería del 77%, unas condiciones muy malas para mi, pero eso ya lo sabia antes de viajar. No me apetecía comer, pero era necesario, así que cayó un café frío acompañado de un plátano y un par de barritas energéticas. A las 4 habíamos quedado con Pili y sus amigas para ir juntos a la parada del autobús que nos dejaría en la zona de salida alrededor de las 5 de la mañana. El sol aún seguía escondido, pero el ambiente era muy animado, con infinidad de luces y música a tope; había que que prepararse, moverse un poco y pensar una vez más en la estrategia: salir a ritmo, no forzar, hidratarse correctamente y tomar pastillas de sales cada 10 kilómetros. 

Tras unas cuantas fotos de rigor, entré en el cajón, me despedí de Marisa y me coloqué en la parte de adelante, no tenia intención de salir lanzado, pero tampoco de empezar muy retrasado; tras escuchar el himno americano cantado por una mujer policía, comenzó la primera cuenta atrás y partió la primera oleada de corredores, pero yo tuve que esperar a la tercera, a las 6;10 en punto, para comenzar a correr por las calles de Miami. Tras recorrer sólo un kilómetro, llega el primer puente y por tanto la primera subida y tras la posterior bajada hice una para técnica para ir al "baño", pero no me retrasé mucho, de hecho, mi ritmo era de 4'45'' el kilómetro y así iba a seguir siendo durante casi toda la carrera.

El inicio de la prueba es muy bonito,  con unas vistas preciosas mientras se cruza el punte que lleva a Miami Beach, por donde discurre la primera mitad la prueba; las luces de los trasatlánticos atracados en puerto son un espectáculo, así como recorrer la famosa Ocean Drive, plagada de edificios art decó en los que se ubican los más famosos locales de ocio de la zona; el sol comenzó a aparecer alrededor de las 7 de la mañana, cuando ya la carrera se dirige de nuevo al Downtown y mi ritmo se mantiene estable. El paso por el kilómetro 14 (un tercio de la prueba) en 1h06' indica que voy por el buen camino, ya tengo la camiseta pegada al cuerpo por el sudor, pero me estoy hidratando bien y he tomado mi primer puñado de pastillas de sales (las famosas "pastillas de Alex");  llevo a la vista el globo de la 1h40' en la media, me pasaron al principio de la carrera, pero no me quise cebar y decidí seguir mi ritmo, tranquilo, sin gastar, queda mucha carrera por delante.

En el kilómetro 18 me espera Marisa para darme esos ánimos tan necesarios, justo antes de cruzar la media en 1h40' aproximadamente; sigo tranquilo, voy bien, podría incrementar el ritmo, pero lo descarto, ya ha salido el sol y el calor es una amenaza importante. La segunda parte de la carrera empieza igual que la primera, subiendo una cuesta para cruzar un puente que lleva a una autopista, por la que se recorren unos kilómetros poco vistosos, para más tarde llegar a la zona de Coconut Grove. Poco antes, formé un pequeño grupo con un atleta colombiano y un peruano, pero me dejaron ir tras 4 kilómetros porque mi ritmo era demasiado fuerte para ellos. Iban cayendo kilómetros, siempre alrededor de los 4'45'' y aunque iba cómodo, empecé a notar cansancio en las piernas antes de afrontar el último tercio de carrera. Con un tiempo de 2h12' en el kilómetro 28, empecé a vislumbrar una marca alrededor de Leas 3h20', pero no podía decaer el ritmo. Coconut Grve es un bonito barrio, pero la carrera se concentra principalmente en un parque enorme que se recorre de lado a lado y con muy poca presencia de público. Se hace un poco pesado en algunos momentos y eso también hizo mella en mi ritmo que se fue a 4'50'' en algunos kilómetros. 

Estaba haciendo una buena carrera, no me preocupaba ella marca final, pero no quería dejarme llevar, así decidí apretar los dientes de nuevo, poner un ritmo un poco más alegre y acabar la carrera como mandan los cánones, rebasando atletas sin parar hasta llegar al final. Me hubiera gustado ir más deprisa, pero mis piernas no daban para más de 4'40'', pero fue suficiente para llegar la kilómetro 40, donde me esperaba de nuevo Marisa,  con ganas y entonces volver a cambiar el ritmo y ponerme a 4'25'' y no dejarlo ya hasta meta. El final es muy bonito, las calles llenas de gente animando en un espectacular entono de rascacielos que llevan a los corredores en volandas hasta la recta final que crucé en 3h20'39'', un tiempo que hubiera firmado sin dudarlo, antes de la carrera.


Había cumplido mi objetivo, que no era otro que cruzar la meta después de haber pasado un año recuperándome de mi lesión en el tendón de Aquiles y de haberme tenido que retirar en Cognac unos meses antes; pero además, había hecho una buena carrera, yo diría que muy buena teniendo en consideración el horario, las condiciones meteorológicas y el jet lag: Y para remate, mi familia, desde España, me advirtió que había conseguido el primer puesto. en mi categoría, no se podía pedir más. Pero aparte de mi buena estrategia y de superar los. factores externos, es necesario recordar a las personas que han tenido mucho que ver en esta vuelta al maratón, que no son otros que Gonzalo, el fisio que me ha recuperado para el atletismo tras más de 12 meses, mi entrenador, Depa, que me ha diseñado un plan de entrenamiento absolutamente perfecto y obviamente el apoyo de Marisa, que ha vuelto a estar conmigo en mi cuadragésimo primer maratón terminado y que a buen seguro, seguirá acompañándome en muchas más carreras. Ahora tocar preparar esos nuevos retos.

sábado, 12 de febrero de 2022

Miami Marathon (2) - La Organización

 El maratón de Miami cumplía 20 ediciones en 2022 y por esa razón, la organización puso todo su empeño en ofrecer un buen servicio a los participantes en el evento; para ello, comenzó por motivar a los posibles candidatos con una página web muy bien diseñada, con buenas fotos y fácil navegación para conseguir que los atletas tuvieran toda la información necesaria; el proceso de de registro es fácil, en varios idiomas y el pago se realiza por varios medios, todo muy práctico. Desde la inscripción hasta que llega el fin de semana de la carrera, la organización envía correos electrónicos con información útil y sin caer en el agobio para el receptor.

Una vez que aterrizas en Miami, la publicidad del evento es escasa, aunque se pueden ver algunos carteles en las calles principales; pero claro, la visita a la feria del corredor es la mejor manera de empezar a ver como se van a desarrollar las cosas el día de la prueba. La feria sólo se celebra el viernes y sábado, suficiente para el número de participantes; el Centro de Congresos de Miami Beach es un espacio amplio, resultón y muy bien acondicionado para acoger a una gran cantidad de corredores y curiosos que pueden visitar los diferentes stands sin grandes problemas de congestión. La recogida del dorsal es rápida y muy eficiente, sin esperas porque hay muchos voluntarios atendiéndote para darte el dorsal y posteriormente la camiseta. 
Los expositores son fundamentalmente locales, sin grandes marcas deportivas, salvo Garmin, pero tampoco se les echa en falta, pues varias tiendas de deporte locales ofrecen productos a precios rebajados. También hay varios expositores de maratones y medias, fundamentalmente de pruebas que se realizan en Florida o en Centroamérica. Por último, señalar que el merchandising es bastante completo, con muchos tipos de prendas y otro tipo de recuerdos y que además hay tallas para todos, aunque yo me aseguré comprando peviamante por la web y recogiendo en la feria.

El día de la carrera empieza muy pronto, a las 4 de la mañana empiezan a partir los autobuses que te llevan a la salida por 20 dólares ida y vuelta; no es barato, pero tampoco descabellado porque el servicio funciona con corrección; la salida está muy bien organizada, baños suficientes, muchos cajones a los que se entra sin agobios y una vez listos, la salida es escalonada, cada 5 minutos para evitar problemas relacionados con el Covid; personalmente me pareció modélica.

Después de la salida, el recorrido es bueno, bastante plano salvo por los numerosos puentes que se cruzan que rompen bastante el ritmo; se corre por avenidas amplias en general, la señalización es buena y los avituallamientos numerosos, más o menos cada dos millas, lo que es bastante útil en una carrera con tanto calor y humedad. Además, los voluntarios son muy eficientes, te dan el vaso en la mano a la altura correcta y siempre con una sonrisa. La animación de la organización es bastante escasa en e, aunque lo compensan algunos aficionados que ponen la música a tope desde sus casas, automóviles e incluso desde un coche de policía o de bomberos.

La llegada está vallada, muy animada y tras cruzar la línea de meta, te asisten los simpáticos voluntarios, te ponen la medalla en el cuello y te ofrecen agua, Gatorade, plátano y una pasta vegetariana infumable que ni quise probar. Luego te hacen la fotos de rigor y sales a una zona de encuentro con familiares amplía y anexa a ella una zona de carpas donde puedes volver a comprar merchandising, tomarte una cerveza gratis o comer algo; bastante bien. Y cuando acabas, los buses que te llevan de nuevo al punto de partida están cerca y funcionan con regularidad.

Miami es un buen maratón, es verdad que no es masivo y que la mayoría de los participantes corren la media, pero eso no supone una merma en los méritos organizativos. En mi opinión, se trata bien al corredor, que es lo importante y es que cuando se usa el sentido común para facilitar las cosas a los verdaderos protagonistas, los corredores, el resultado siempre es positivo. Mi experiencia ha sido buena en este retorno al maratón.




jueves, 10 de febrero de 2022

Miami Marathon (1) - El ambiente

 La ciudad de Miami es mundialmente conocida por ser uno de los destinos vacacionales más importantes,  de Estados Unidos, por la influencia de su benigno clima y de sus hermosas playas. Se puede decir que en esta ciudad el ambiente está asegurado los 365 días del año, aunque no un ambiente estrictamente atlético, como podéis imaginar. Miami es una ciudad que nunca duerme y en la que se pueden encontrar fiestas por doquier hasta altas horas de la madrugada, pero no viene al caso hablar de eso en este blog.

El maratón de Miami cumplía 20 ediciones este año, retornando tras la pausa obligada por la pandemia; en una ciudad tan grande y con tantos puntos de interés desparramados por su geografía, era previsible imaginar que iba a ser una tarea difícil el toparse con participantes en la prueba por la calle, aún más si tenemos en cuenta que la participación es grande, unos 15.000 corredores, pero no masiva como en otros eventos. Pero es mejor ceñirse a los puntos calientes de la prueba, empezando por la  feria del corredor, que se celebra en el pabellón de exposiciones de Miami Beach, un entorno muy adecuado que recibe asistencia masiva durante el viernes y sábados, los únicos días de actividad. La feria estaba muy animada,  llena de atletas y acompañantes pululando por los pasillos; la mayoría de los participantes en la prueba son latinos, pues además de los residentes en EE.UU, hay una masiva participación de corredores países cercanos como Colombia, Perú, Méjico, Panamá... Me pareció una feria muy española y con un ambiente especial.

Ya he comentado que no era fácil ver a corredores por la calle, así que pasamos directamente a la carrera, que comienza a una hora muy temprana, las 6 de la mañana, lo cual no evita que en la salida el ambiente fuera estupendo, muy animado, con música latina a tope y un speaker que hablaba más en español que en inglés; muchas luces, una bandera americana gigante y mucho tránsito de gente dirigiéndose a su cajón, hasta que llega la salida, en la que un numeroso grupo de personas anima desde las aceras a los esforzados atletas. Pero la animación acaba pronto, pues enseguida, la carrera se dirige a un puente y por allí ya no hay  rastro de animadores, sólo las. luces de los barcos atracados en el puerto.

La primera parte de la carrera discurre por Miami Beach, pero apenas se ve gente animando debido al horario tan temprano, aunque el paso por Ocean Drive es peculiar, pues un grupo de "rezagados de la noche" animaban con la efusividad y parafraseando a Radio Futura "extraño acento en el hablar" , que les otorga la influencia de Baco; pero aparte de eso, la carrera está huérfana de público hasta que amanece y se dirige al paso de la media, de nuevo en el Downtown, en el que ya están acabando los que sólo corren 13,1 millas y eso genera una afluencia considerable de público que anima con efusividad.

Tras completar la mitad del recorrido, la carrera discurre por una autopista para adentrarse, posteriormente, en la zona de Coconut Grove, muy bonita, por cierto, pero la ruta  discurre principalmente por un parque en el que no se ve  casi nadie y cuando sales del parque se pasa por una calle con varias terrazas donde la gente está más atenta a sus tostadas que al paso de los corredores.

Pero como siempre, lo bueno llega al final y es entonces, en los último dos kilómetros cuando el público se agolpa a ambos lados de la carrera y anima sin cesar hasta que los atletas cruzan exhaustos la línea de meta con una sonrisa en los labios por haber recibido ese apoyo tan importante para una maratoniano que se precie. Afortunadamente, yo siempre llevo conmigo el ambiente y aunque esta vez la representación ha sido modesta, tan solo Marisa y Andrea, una amiga de Pili, me dieron ese apoyo tan necesario en dos puntos de la carrera y lógicamente tras cruzar la línea de meta.

En resumen, es difícil que un maratón que empieza a las 6 de la mañana sea la alegría de la huerta, Miami no lo es, pero tiene dos o tres zonas que valen la pena, aunque no son suficientes para calificar esta prueba como animada, aunque quizás lo compense con las bonitas vistas del recorrido. O no...