El despertador sonó muy temprano, a las 3:30 de la madrugada del domingo; me había acostado pronto, pero con un madrugón de este calibre es difícil descansar de una manera adecuada. Lo primero que hice fue mirar la previsión meteorológica, iba a correr a 22 grados de temperatura y la humedad relativa sería del 77%, unas condiciones muy malas para mi, pero eso ya lo sabia antes de viajar. No me apetecía comer, pero era necesario, así que cayó un café frío acompañado de un plátano y un par de barritas energéticas. A las 4 habíamos quedado con Pili y sus amigas para ir juntos a la parada del autobús que nos dejaría en la zona de salida alrededor de las 5 de la mañana. El sol aún seguía escondido, pero el ambiente era muy animado, con infinidad de luces y música a tope; había que que prepararse, moverse un poco y pensar una vez más en la estrategia: salir a ritmo, no forzar, hidratarse correctamente y tomar pastillas de sales cada 10 kilómetros.
Tras unas cuantas fotos de rigor, entré en el cajón, me despedí de Marisa y me coloqué en la parte de adelante, no tenia intención de salir lanzado, pero tampoco de empezar muy retrasado; tras escuchar el himno americano cantado por una mujer policía, comenzó la primera cuenta atrás y partió la primera oleada de corredores, pero yo tuve que esperar a la tercera, a las 6;10 en punto, para comenzar a correr por las calles de Miami. Tras recorrer sólo un kilómetro, llega el primer puente y por tanto la primera subida y tras la posterior bajada hice una para técnica para ir al "baño", pero no me retrasé mucho, de hecho, mi ritmo era de 4'45'' el kilómetro y así iba a seguir siendo durante casi toda la carrera.El inicio de la prueba es muy bonito, con unas vistas preciosas mientras se cruza el punte que lleva a Miami Beach, por donde discurre la primera mitad la prueba; las luces de los trasatlánticos atracados en puerto son un espectáculo, así como recorrer la famosa Ocean Drive, plagada de edificios art decó en los que se ubican los más famosos locales de ocio de la zona; el sol comenzó a aparecer alrededor de las 7 de la mañana, cuando ya la carrera se dirige de nuevo al Downtown y mi ritmo se mantiene estable. El paso por el kilómetro 14 (un tercio de la prueba) en 1h06' indica que voy por el buen camino, ya tengo la camiseta pegada al cuerpo por el sudor, pero me estoy hidratando bien y he tomado mi primer puñado de pastillas de sales (las famosas "pastillas de Alex"); llevo a la vista el globo de la 1h40' en la media, me pasaron al principio de la carrera, pero no me quise cebar y decidí seguir mi ritmo, tranquilo, sin gastar, queda mucha carrera por delante.
En el kilómetro 18 me espera Marisa para darme esos ánimos tan necesarios, justo antes de cruzar la media en 1h40' aproximadamente; sigo tranquilo, voy bien, podría incrementar el ritmo, pero lo descarto, ya ha salido el sol y el calor es una amenaza importante. La segunda parte de la carrera empieza igual que la primera, subiendo una cuesta para cruzar un puente que lleva a una autopista, por la que se recorren unos kilómetros poco vistosos, para más tarde llegar a la zona de Coconut Grove. Poco antes, formé un pequeño grupo con un atleta colombiano y un peruano, pero me dejaron ir tras 4 kilómetros porque mi ritmo era demasiado fuerte para ellos. Iban cayendo kilómetros, siempre alrededor de los 4'45'' y aunque iba cómodo, empecé a notar cansancio en las piernas antes de afrontar el último tercio de carrera. Con un tiempo de 2h12' en el kilómetro 28, empecé a vislumbrar una marca alrededor de Leas 3h20', pero no podía decaer el ritmo. Coconut Grve es un bonito barrio, pero la carrera se concentra principalmente en un parque enorme que se recorre de lado a lado y con muy poca presencia de público. Se hace un poco pesado en algunos momentos y eso también hizo mella en mi ritmo que se fue a 4'50'' en algunos kilómetros.Estaba haciendo una buena carrera, no me preocupaba ella marca final, pero no quería dejarme llevar, así decidí apretar los dientes de nuevo, poner un ritmo un poco más alegre y acabar la carrera como mandan los cánones, rebasando atletas sin parar hasta llegar al final. Me hubiera gustado ir más deprisa, pero mis piernas no daban para más de 4'40'', pero fue suficiente para llegar la kilómetro 40, donde me esperaba de nuevo Marisa, con ganas y entonces volver a cambiar el ritmo y ponerme a 4'25'' y no dejarlo ya hasta meta. El final es muy bonito, las calles llenas de gente animando en un espectacular entono de rascacielos que llevan a los corredores en volandas hasta la recta final que crucé en 3h20'39'', un tiempo que hubiera firmado sin dudarlo, antes de la carrera.
Había cumplido mi objetivo, que no era otro que cruzar la meta después de haber pasado un año recuperándome de mi lesión en el tendón de Aquiles y de haberme tenido que retirar en Cognac unos meses antes; pero además, había hecho una buena carrera, yo diría que muy buena teniendo en consideración el horario, las condiciones meteorológicas y el jet lag: Y para remate, mi familia, desde España, me advirtió que había conseguido el primer puesto. en mi categoría, no se podía pedir más. Pero aparte de mi buena estrategia y de superar los. factores externos, es necesario recordar a las personas que han tenido mucho que ver en esta vuelta al maratón, que no son otros que Gonzalo, el fisio que me ha recuperado para el atletismo tras más de 12 meses, mi entrenador, Depa, que me ha diseñado un plan de entrenamiento absolutamente perfecto y obviamente el apoyo de Marisa, que ha vuelto a estar conmigo en mi cuadragésimo primer maratón terminado y que a buen seguro, seguirá acompañándome en muchas más carreras. Ahora tocar preparar esos nuevos retos.