miércoles, 27 de diciembre de 2017

Legua Navideña de Camarma 2017

Aunque ya son doce las edciones que contemplan a esta tradicional carrera, mi debut se produjo el año pasado, cuando pensé que sería una buena idea competir en la mañana de nochebuena en uan carerra corta, como preparación de la San Silvestre; el resultado fue muy bueno porque la Legua Navideña de Camarma es de ese tipo de carreras que me gustan, artesanales, en un pueblo que se vuelca con la prueba, donde sus vecinos obsequian desinteresadamente chocolate con churros, caldo y croquetas a todos los asistentes, corran o no y de remate hay carreras para los más pequeños; si a ello le añado la compañía de Marisa, que también compite y de mi hermana y mi cuñado como espectadores, el resultado es una mañana casi perfecta de deporte y espíritu navideño a partes iguales.
Tras llegar y aparcar en las afueras del pueblo, es imprescindible la visita a un belén monuimental que pilla de paso a la recogida de los dorsales en la animada plaza Mayor, donde además puedes colaborar con una recogida de alimentos solidaria; luego, un paseo, un paso breve por el bar y a calentar un poco antes de empezar esta vertigionsa prueba. Aunque la organización es sobresaliente, este año se han columpiado un poco hasta presentar hasta 15 buenos atletas antes del inicio, lo cual ha retrasado un poco la puesta en marcha de los participantes.
Llegaba a Camarma con pocas expectativas,  aunque con muchas ganas de hacer un buen papel; mi engañoso tiempo en la Carrera de las Empresas de la semana pasada (40'53'' en un circuito mal medido) no era un buen precedente, a pesar de la accidentada salida que realicé en dicha prueba, pues no hay cajones y la gente se coloca muy mal, lo que provocó que tuviera que subir y bajar bordillos por doquier. Sin embargo, unas buenas series de 400 el miércoles anterior me había dejado más tranquilo de cara a esta competición, en la que hay que ir a tope desde el principio, pero con cabeza y eso hice.
Me coloqué bien en la salida y comencé fuerte, sin necesidad de adelantar y sobre todo, sin forzar demasiado en el inicio; el primer kilómetro cayó en 3'53'', así que había que seguir así, a pesar del comienzo de los falsos llanos y de los numerosos giros de la carrera, pero seguí con un ritmo similar en el km 2 y en el 3. La cosa iba bien, pero había que seguir manteniendo ese ritmo que me iba a proporcionar una buena marca; faltaban unos 2 kilómetros cuando mi amigo Dani me adelantó y se puso ligermanete por delante de mi, así que decidí seguir su estela hasta el final, haciendo siempre los kilómetros por debajo de 4 minutos y acabando en unos buenos 22'00 minutos, 23 segundos más rápidos que el año pasado y MMP.
El resultado es para estar contento, pues el año pasado había entrenado más que este y más específicamente que este, pero creo que esta vez he corrido mucho mejor; ya se que no es un "marcón", pero me sube la moral de cara a afrontar la San Silvestre Vallecana Popular del próximo domingo, en la que espero estar a un buen nivel, aunque no contemplo la posibilidad de hacer MMP.
El año 2017 está a punto de acabar, después de correr algo más de 2.500 kilómetros, para los que he empleado más de 240 horas; un año de cuatro maratones, en general bien competidos aunque sin marcas de relevancia; un año en el que hice mi segunda mejor marca en los 10K con 50 años y un año que acaba como yo quería, progresando poco a poco y mejorando mis prestaciones con el objetivo de volver atacar el sub3h el próximo me de abril en Rotterdam. Hasta entonces, habrá que entrenar mucho, soportar frío, lluvia, viento, calor... pero sobre todo tendré que creer en mi, en que puedo volver a luchar por esa marca. El 2018 se presenta apasionante para mi, espero que sea un buen año y que también lo sea para todos los que os acercáis por mi blog. Feliz 2018 amigos.


jueves, 14 de diciembre de 2017

Las últimas de 2017

Una vez finalizada la temporada maratoniana en Alcalá, toca comenzar a preparar los retos de 2018, pero también competir en distancias más cortas con el objetivo que mejorar mi ritmo o simplemnete de divertirme, Este año, mi calendario prácticamente repite lo que hice el año anterior y salvo Canillejas, donde no pude estar, he corrido los 10k de Alovera, el Akiles y me quedan la Carrera de las Empresas, la legua Navideña de Camarma y por supuesto, la San Silvestre Vallecana para dar por finalizado el año atlético 2017.
Siempre me ha gustado competir en invierno, levantarse a temperauras por debajo de cero, abrigarse o no tanto, para correr y sentir que el frío en la cara se disipa poco a poco mientras el cuerpo va entrando en calor; es bien sabido que prefiero el frío al calor para correr y aunque el cambio cilmático ha alargado el verano hasta casi noviembre, los mercurios han descendido por fin y he podido disfrutar de unas condiciones mucho más favorables para entrenar y para competir.
Mi primera carrrea invernal volvieron a ser los 10K de Alovera, una competición que disputé por primera vez el año pasado y que me gustó por su perfil y porque me pilla prácticamente al lado de casa; además, el año pasado hice una buena carrera, algo que no he podido reeditar este año, pues he llegado peor de forma y sin apenas entrenamiento tras el descancso post-Alcalá; Depa me planteó hacer un entrenamiento de calidad y así me lo tomé, pero el cromo se fue a unos modestos 42'26'', que no están mal para lo que había entrenado, pero que me dejaron mal sabor de boca porque las sensaciones no fueron demasiado positivas. Después de un salida esperanzadora, a 4 min/km, las piernas dejaron de carburar y fue perdiendo segundos con la sensación de tener las piernas tiesas y sin llegar a estar a gusto en ningún momento, en parte debido al molesto viento que soplaba, aunque no con suficiente intensidad como para afectar tanto a mi tiempo.
Estaba claro que había que remontar en el Akiles, un clásico de la temporada madrileña y de la mía, pues siempore coincido con mi hermano Viry y con buenos amigos, en esta edición fueron Beto y Alfredo. El Akiles de este año ha sido de los clásicos de verdad, pues hacía un frío "que pelaba" en la madrileña Casa de Campo donde volvimos a reunirnos un montón de valientes atletas desafiando las condiciones meteorológicas y la subida mítica al Garabitas, siempre dura a la par que divertida.
No es esta una carrera fácil de correr, pues hay que utilizar una buena táctica para evitar hundirse en la subida, así que, sabedor de mi estado de forma, adopté una estrategia conservadora hasta coronar el cerro, para después acelerar en la bajada y en el llano final y acabar en 41'59'', medio minuto mejor que en Alovera, pero sobre todo mejores sensaciones, ya que en la segunda parte de la carrera me sentí muy bien y aparte de caer kilómetros por debajo de 4 minutos en la bajada, tambén cayó el último en 4 minutos pelados, demostrando que voy progresando adecuadamente, poco a poco, como siempre.
El domingo volveré a disputar, por segunda vez, la Carrera de las Empresas, representando a Enaire y espero superar la marca realizada en Akiles, pues ya tengo más entrenamientos en las piernas y el circuito es relativamente mejor; después me meteré de lleno en las competiciones navideñas y sin darnos cuenta estaremos en 2018, donde esperan nuevos apasionantes retos, pero antes, hay que terminar los pendientes de 2017 y espero que con buena nota.