martes, 29 de enero de 2019

Trofeo Paris y Media de Getafe

Una vez iniciado el año 2019 corriendo el Neujahrsmarathon, había que retomar las competiciones para empezar a preparar la segunda cita maratoniana del año en Tel Aviv; el maratón nocturno resultó ser más duro de lo previsto pero aún así decidí seguir el plan inicial y competir dos semanas después en el Trofeo Paris, otro clásico del atletismo madrileño que se distingue por su buena organización y por su recorrido íntegro dentro del Parque Lineal del Manzanares.
A pesar de no poder entrenar específicamente la prueba, contaba con la forma adquirida para preparar el maratón y al no ser una carrera objetivo me iba a resultar muy útil conocer como estaba y ya de paso meter un poco de velocidad en mis entrenamientos a modo de controlado.
Como suele ser habitual, coincidí con bastantes amigos en esta primera clásica del año en la que los atletas desafían las bajas temperaturas de enero, aunque este año el clima fue un poco más benigno y además de seco y soleado, tuvimos la suerte de no encontrarnos con las también clásicas zonas heladas durante el recorrido. El caso es que tras un imprescindible calentamiento, me coloqué en la parte delantera del grupo para salir y comenzar a un ritmo vivo pero sin pasarse pues mi objetivo no era otro que hacer un sub41'. El Paris es una carrera que hay que saber correr, pues hay que gestionar correctamente las subidas y bajadas, ligeras eso si, pero que pueden costar un disgusto si vas demasiado alegre. Por eso intenté mantener un ritmo estable durante toda la prueba, de manera que conseguí no hacer ningún kilómetro por encima de los 4'08" y a pesar de quedarme un poco clavado en la recta final que pica hacia arriba, logré mi objetivo con unos buenos 40'58'' que me sirvieron para subir mi autoestima de cara al aún largo camino que quedaba para llegar a Tel Aviv.
Restaban dos semanas para competir en Getafe, una media en la que iba a comprobar con más rigor mi estado de forma cara al maratón; para llegar bien a Getafe, Depa me programó sesiones con más kilómetros y con series más largas que salieron bastante bien aunque con bastante esfuerzo debido al reducido descanso postmaratón. No obstante, supe regular de manera coherente mi esfuerzo para llegar a Getafe con buenas sensaciones y posibilidades de hacer un sub 1h30', un objetivo ambicioso, pero factible que pactamos Depa y yo antes de la carrera.
Getafe es otra carrera clásica y por tanto otro importante punto de encuentro con atletas conocidos, tanto de Madrid como de El Espinar, encabezados por mis amigos Alex y Beto, dos corredores de gran nivel. Volví a colocarme en una buena posición para salir, pero esta vez salí a 4'15'' pues no era aconsejable salir más rápido para no pagarlo más tarde, ni era aconsejable salir más lento y alejarse demasiado de la marca objetivo. Como siempre, la salida fue multitudinaria, pero no tuve ningún problema de atascos al empezar con atletas que llevan el mismo ritmo y es que se nota que en esta media la gente que corre es de los habituales. Sin embargo, el día contaba con un actor molesto, de esos que siempre estropean las marcas, obviamente hablo del viento, un viento fuerte y frío que no molestó mucho durante la primera parte de la carrera, esa que discurre por la zona nueva de la localidad madrileña, donde tuvimos la suerte de tener a Eolo casi todo el tiempo de espaldas y cuando soplaba de cara el efecto se mitigaba un poco pues los grupos eran aún muy numerosos.
Pude mantener el ritmo previsto sin problemas, mis piernas gozaban de buenas sensaciones y todo parecía ir sobre ruedas, pero sabía que tarde o temprano iba a tener el viento de cara y eso iba a ser un problema y lo fue aún mayor porque tras salir de la mencionada zona nueva se vuelve a una avenida que pica hacia arriba y donde el viento castigó a todos los atletas sin p'iedad, fueron unos 2 km muy duros que no solo me hicieron perder segundos, sino que también me dejaron tocado de cara a los que restaba por correr. Los kilómetros se fueron yendo por encima de los 4'5" y me fui dando cuenta progresivamente que iba a ser difícil bajar de los 90 minutos, pero no quería tirar la toalla, así que seguí luchando contra los elementos esperando mejorar mi ritmo.
Y aunque no fue nada espectacular, las cosas mejoraron en la última parte de la carrera que discurre por el centro de la ciudad antes de volver a encarar de nuevo la Avenida Juan Carlos I para llegar a meta; fueron mis mejore kilómetros, de hecho hice el último a 4'04'', pero antes había perdido demasiados segundos y al cruzar la meta mi crono señalaba 1h30'47'' un buen tiempo, peor que el del año pasado, pero razonablemente bueno teniendo en cuenta las condiciones meteorológicas que nos acompañaron.
La marca conseguida en Getafe reafirma que estoy haciendo bien las cosas pues en realidad no puedo pretender estar mucho mejor y en Tel Aviv mi objetivo es simplemente disfrutar y pasarlo bien, sin la presión de la marca, pero está claro que con todo, creo que seré capaz de hacer un buen maratón. Quedan casi cuatro semanas para afrontarlo y en ellas habrá que volver a entrenar duro, más duro que hasta ahora para llegar con suficientes garantías de hacer un buen ritmo en una ciudad donde espero calor y humedad, que como sabéis no me gusta mucho. Pero como he dicho, lo importante no es la marca, es disfutar la carrera y el viaje con mi afición y ya de paso apuntalar un poco más mi estado de forma, muy regular y que sirva de base para objetivos más ambiciosos, aunque para eso quedada bastante.



lunes, 7 de enero de 2019

Neujahrsmarathon (3) - La carrera

Una ligera lluvia caía en Zurich la mañana del 31 de diciembre constatando que no se habían cumplido las previsiones meteorológicas que auguraban tiempo seco y frío; no me preocupé demasiado porque esa lluvia no era suficiente para encharcar los caminos que tendría que recoger por la noche y además servía para atemperar la temperatura que se pronosticaba ya a unos cómodos 2 grados a la hora de la carrera. No estaba preocupado, de hecho me fui a pasear con Marisa y Ángela por la ciudad para hacer un poco de turismo sin demasiada prisa antes de comer ligero y volver al hotel en torno a las 16 horas para descansar. No me preocupaba la meteorología, ni siquiera correr de madrugada, sin embargo me preocupaba correr solo con mi frontal en una carrera que había previsto correr junto con la mejor maratoniana que conozco, Pili Isidro, que fue baja del maratón unos días antes  por un grave problema familiar. Sabía que correr sin Pili iba a ser distinto y que iba a echarla de menos cada kilómetro, pues siempre me ayuda a superar los malos momentos y sabía que esa noche iba a estar llena de momentos de incertidumbre,
Cenamos en un italiano entorno a las 20 horas y tras volver al hotel de nuevo para prepararme, tomamos el tren de las 22:59 que nos dejaría en Schlieren a las 23:09 y tras un paseito, llegamos al polideportivo a las 23:20, ya repleto de atletas y de aficionados y con todo listo para la batalla. Me cambié y decidí a última hora no llevar gorro ya que la temperatura no era muy baja, así que Ángela me colocó un buff a modo de cinta en el pelo con la que me fui a calentar un poco por las desiertas calles de la localidad suiza para volver a la salida con suficiente antelación para buscarme un huequecito a la cola del pelotón donde celebrar la llegada del año nuevo. No me importaba salir con retraso, prefería celebrar la cuenta atrás con mi familia y tras comer tres uvas y dar los preceptivos besos, comencé a correr el Neujahrsmarathon.
Los primeros metros fueron muy lentos, había mucha gente y la salida es muy estrecha con varios virajes muy acusados que desembocan en un camino en condiciones lamentables en el que te comes todos los charcos sin remisión, pero enseguida se sale de la zona de influencia del polideportivo y se entra en el camino por el que iba a correr una maratón completa, un camino irregular, con charcos y con la dificultad añadida de correr de noche, aunque las linternas del resto de corredores ayudan a que se vea bastante bien. En esos primeros compases también ayudan los fuegos artificiales que se lanzaban profusamente tanto en Schlieren como en las localidades aledañas, pues además de iluminar un poco más el recorrido, animaban a los atletas en los albores de 2019.
Mi ubicación a la cola del grupo en la salida me obligaba a adelantar atletas lentos continuamente, algunos que incluso iban caminado en las salida y debido al estrés generado en esa situación, olvidé poner mi cronómetro en marcha hasta que me di cuenta pasados unos minutos, de manera que mis referencias iban a ser erróneas durante toda la carrera; el sendero discurre paralelo a un río que se cruza antes de llegar al kilómetro 5, donde se ubica un avituallamiento en el que bebí agua para seguir avanzando y adelantando atletas; imagino que a Pili no le hubiera gustado mucho el despliegue pirotécnico que seguía atronando sin descanso, pero seguro que hubiera estado más atenta que yo en una zona muy irregular pasado el puente en el que me tropecé varias veces a causa de las raíces, alcantarillas y alguna cosa más que no llegué a identificar.
Alrededor del km 8 se pasa por una zona en la que las que hay casas decoradas con muchas luces y figuras navideñas lo cual anima un poco más antes de llegar a una parte en la que se hacen fotos y ya te encaminas hacia la primera vuelta entrando en el polideportivo en el que me esperaban Ángela y Marisa para darme ánimos, breves, muy breves antes de volver a la oscuridad del camino y ya con menos atletas. Se había ido los del 10 k y ya sólo quedaban por eliminar a los de la media, a los que adelantaba con facilidad en la segunda vuelta, en la que mi ritmo se había estabilizado a ya en torno a los 4'50''; había algunos kil´ñometros más rápidos y otros que se iba casi a 5', pero era difícil correr de manera homogénea a pesar de que el recorrido fuera plano plano, pero las irregularidades del terreno, los charcos , los adelantamientos sin espacio y los giros bruscos impedían que la media mejorara.
Ya por entonces mis referencias eran un lío por el problema con el reloj y porque los hitos kilométricos sólo señalaban las distancias de la primera vuelta y como cada vuelta mide 10,55 km, había que hacer bastantes cálculos mentales para saber como vas; el caso es que tras beber un isotónico templado en el avituallamiento del puente, me vine un poco arriba y comencé a adelantar atletas y ya no pasaría hasta el final. El tramo de vuelta hacia el polidportivo era más complicado y largo, pero era más motivador porque volvía a la zona donde sabía que mi familia volvería a animarme antes de encarar la tercera vuelta, en la que ya los atletas escaseaban y yo seguía doblando a gente de la medía y adelantando maratonianos.
Echaba de menos a Pili, el rimo seguía estable pero empezaba a faltarme la motivación y el recorrido resultaba cada vez más duro psicológicamente; ya pasaba mucho tiempo corriendo solo, siempre atento al suelo para evitar accidentes y con las piernas cargadas por las condiciones de la ruta. Ya por entonces estaban cayendo los geles con agua que me había llevado, los mismos que usé en Seattle y que me dieron buen resultado, pero aquí hacía más frío y un isotónico templado sentaba de maravilla para encarar el tramo hasta el polidportivo que me llevaría a la última vuelta. Otra vez recibí los ánimos familiares y los del speaker que me llamó por mi nombre para decirme que me quedaba una vuelta, la más dura sin duda, corriendo prácticamente solo, recordando a Pili cada metro y adelantando a atletas que ya iban muy lentos pues la carrera estaba castigando las piernas, tambi´ñen las mías pues mis kilómetros se fueron casi todos a 5 minutos.
a falta de unos tres kilómetros y sintiendo ya el olor de la meta me salí del camino tras distraerme, me desorienté, no sabía como volver al trazado y tuve que esperar a un atleta que había sobrepasado para volver a la linde, volver a adelantarle y encarar los últimos kilómetros con fuerza y con muchas ganas de llegar y entrar en calor. Lo hice en 3h25'10'', un tiempo razonable dadas las circunstancias y que hubiera valido mucho más en caso de ser un maratón diurno. Marisa y Ángela me esperaban tras recoger mi medalla, eran las tres y media de la madrugada de año nuevo y acaba de terminar mi 34º maratón, una experiencia nueva, un maratón que tenía muchas ganas de correr, pero que al final no me resultó tan bueno como esperaba, de hecho no repetiría. En fin, quizás el problema fue no haber corrido con Pili, con ella hubiera sido distinto, pero bueno, nos quedan muchas batallas por librar, así que habrá. que mirar al futuro con ilusión. Feliz año 2019 a todos.

domingo, 6 de enero de 2019

Neujahrsmarathon (2) - La organización

Una carrera que congrega una participación global de 1000 atletas se puede considerar bastante modesta, por lo que a la hora de analizar las labores organizativas del Neujahrsmarathon, hay que tener muy en cuenta este dato porque detrás de una idea tan brillante como la disputa de una prueba atlética que se inicia en el primer segundo del día del nuevo año, está una organización equiparable a la de cualquier carrera popular de pueblo un poco mejorada. Espero que nadie malinterprete el comentario anterior, porque los pueblos organizan muy buenas competiciones y también lo hacen los que montan este evento en el pequeño pueblo de Schlieren pues han logrado que participen en su maratón un importante número de atletas extranjeros provenientes de los cinco continentes.
El primer pilar de esta exitosa carrera es una vistosa página web que genera más expectación de lo que realmente te encuentras posteriormente, pero que funciona muy bien no sólo para inscribirse sino también para mantener a los participantes puntualmente informados hasta el día de la prueba de todos los detalles necesarios y sobre todo de la meteorología, básica a la hora de afrontar la competición. Además, cuelgan las clasificaciones en tiempo récord y puedes ver tus fotos sin esperar demasiados, unas fotos muy buenas, por cierto.
Como ya he comentado no hay feria del corredor porque los dorsales se pueden recoger hasta una hora antes de la competición, aunque yo me acerqué el día anterior para ir más tranquilo el día de la prueba; la recogida es ágil, los voluntarios muy amables y la resolución de problemas es bastante efectiva, no tengo quejas en este aspecto, aunque me hubiera gustado que hubiera una pequeña feria pues siempre es interesante.
El día D empieza a las 19 horas en el polideportivo de Schlieren, pues desde esa hora se oferta comida y bebida a los participantes y acompañantes, fundamentalmente pasta y a precios nada populares; la pista se llena de sillas y mesas para celebrar la última cena del año con menos glamour de lo deseable, pero puede resultar práctico para algunos atletas, no para mi que decidí cenar antes en Zurich y llegar una hora antes del comienzo. En el polideporivo hay vestuarios, baños y una temperatura lo suficientemente agradable para cambiarse y para que los acompañantes estén cómodos. Eso si, una vez comenzada la prueba, el la fiesta que se anuncia con DJ, bebidas y diversión a tope deja mucho que desear teniendo en cuenta que el DJ no es precisamente animado y que la fiesta es prácticamente insistente, sin hablar de los galácticos precios de bebidas y avituallamiento general.
Llega la medianoche y todos esperamos una espectacular cuenta atrás, que finalmente decepciona a pesar del buen hacer del speaker, pero personalmente creo que se puede hacer mucho mejor de manera más emotiva para los participantes; justo después se empieza a correr o más bien a caminar porque la pista es pequeña para los mil atletas y más aún los primeros metros de la prueba que se desarrollan en un camino balizado muy estrecho. El recorrido discurre por un camino paralelo al río, es el único camino que hay pero la señalización es escasa o nula, salvo los hitos kilométricos que sólo valen para la primera vuelta, porque en la segunda ya no valen al ser vueltas de 10,50 Km. Que no haya mucha señalización no es un grave problema en la primera vuelta porque hay muchos aprticipantes sumando 10K y media, pero cuando se quedan sólo los maratonianos hay veces que con las oscuridad es difícil orientarse a pesar de llevar un buen frontal.
El camino estaba encharcado en algunos tramos y no culpo de ello a la organización, pero creo que si se podría hacer algo en el tramo final que lleva al polideportivo, muy encharcado y pesado desde el inicio y muy fácil de solventar con un poco de voluntad; tampoco estaban bien señalizados algunos obstáculos en formas de raices o alcantarillas con las que era fácil tropezarse debido a la falta de luz; no pretendo que iluminen todo el recorrido, pero estaría bien iluminar esos obstáculos.
Los avituallamientos son correctos, con agua e isotónicos templados al lado derecho y en vaso; nada que objetar salvo la inexperiencia de algunos voluntarios que no alargaban el brazo para que cogieras bien el vaso. Hay sólo dos, uno justo antes de cruzar el río para volver al inicio y otro a la salida del polideportivo, ambos siempre bien provistos y bien iluminados. También hay dos zonas de fotografía, bien señalizadas y con bastantes flashes para que las fotos quedaran tan bien como lo hacen.
También quiero destacar la buena labor del speaker que animaba mucho y bien hasta la linea de meta tras la cual te espera agua, isotónicos y algún alimento sólido para reponer fuerzas, aunque eché de menos una capa para entrar en calor; unos amables voluntarios te dan la camiseta y te cuelgan la medalla por la que se paga en la inscripción, un hecho un tanto irregular porque no se puede concebir que después de un maratón no te den la medalla de finisher si no pagas, pero imagino que en Suiza las cosas funcionan así, hay que pagar por todo y además mucho dinero.
Para finalizar, te puedes hacer una foto tu mismo en un photocall dispuesto a tal efecto y sin más que hacer, dirigirte a pie a la estación de tren para volver a Zurich. ¿Mi opinión de la organización? Es correcta, pero mejorable en bastantes aspectos.

sábado, 5 de enero de 2019

Neujahrsmarathon (1) - El ambiente

Schlieren es una pequeña población suiza que se ubica en el área metropolitana de Zurich que aloja unos15.000 habitantes, una ciudad que seguramente nunca hubiera conocido de no ser porque organizan un maratón que comienza el 1 de enero a las 0:00:01 horas. De hecho, no puedo decir que conozca la localidad, a pesar de haber disputado su maratón, más bien conozco su polideportivo y los caminos aledaños y además de noche, así que no podría responder a la pregunta si es bonito o feo porque no lo sé.
Aclarado este punto, es evidente que no puedo hablar con propiedad del ambiente en la ciudad que, por otro lado, imagino inexistente pues los alrededores del polideportivo estaban desiertos, tanto el día que recogí el dorsal como el día de la carrera. Es de suponer que la mayoría de los turistas no eran de la localidad y que los participantes extranjeros dedicaron los días previos a hacer turismo en Zurich donde no logré distinguir a nadie con pinta de maratoniano y es que un maratón con tan reducida participación apenas tiene impacto en el ambiente de una gran ciudad.
Por tanto hay que ir directamente a la feria del corredor, o más bien a la entrega de dorsales porque no existe una feria como tal, no hay ningún stand publicario ni nada que se le parezca, tan solo un mostrador donde una voluntaria muy amable me entregó el dorsal, mientras otro voluntario se lo entregaba a un italiano de Milán que participaba en la media; dos atletas en la recogida de dorsales no ofrecen mucho ambiente, así que habrá que buscarlo en plena competición.
El día del evento, llegué al polideportivo donde se empieza y acaba la prueba con una hora de adelanto; había mucha gente, la mayoría atletas y algunos acompañantes, pero no excesivos; las instalaciones llevaban abiertas desde las 19 horas y se ofrecía comida y bebida a los asistentes en unas mesas ubicadas en la pista del polideportivo, dejando libre la parte externa por la que discurriría la carrera, aparte de ser la ubicación de salida y llegada. Hay también unas gradas que no llegaban a estar llenas y en mi opinión, el panorama general demostraba que el tirón de esta competición era menor de lo que yo esperaba, pues al fin y al cabo la afluencia se reducía a los atletas y poco acompañantes, entre los que se encontraban los míos, Ángela y Marisa.
Esperaba más de la cuenta atrás y la llegada del nuevo año, pero en realidad fue bastante soso, aunque no en mi caso pues tenía al lado la familia y no me hacía falta mucho más, pero creo que se podría celebrar mucho mejor ese momento; eso si, una vez sales fuera del poli, hay fuegos artificiales por doquier, tanto en Sclieren como en las localidades aledañas y prácticamente te pasas la primera vuelto acompañado de un bonito espectáculo de luz y petardos.
Como era previsible, la asistencia de público durante el recorrido era prácticamente inexistente, salvo los voluntarios que ofrecían avituallamiento en el kilómetro 5 y posteriormente una parte en la que se pasa por una zona de casas muy adornadas con motivos navideños, ya que alguno de sus moradores aplaudieron a los atletas en la primera vuelta; también pude ver a algunos chavales bebiendo y fumando en las inmediaciones del recorrido, pero no estaban precisamente animando.
El único punto donde el ambiente se animaba era el paso por el polideportivo, donde se concentraba todo el público, pero aparte del speaker, la gente apenas aplaudía y es que los suizos no son precisamente la alegría de la huerta; menos mal que yo siempre cuento con mi fiel afición, de manera que Marisa y Ángela cumplieron perfectamente su cometido y me animaron en cada paso por meta hasta la llegada. No me quiero olvidar del speaker, que mencionó mi nombre y me animó a partir de la segunda vuelta en cada paso, algo que también me ayudó a completar la prueba.
Se puede decir que hay muy poco ambiente en este maratón, yo esperaba más teniendo en cuenta la fecha y la peculiaredad de correr por la noche, pero ni la organización ni los asistentes ayudan a crear un momento especial para los atletas, salvo para mi que me lo llevaba de casa-