La organización del Maratón de Sevilla ha hecho un gran esfuerzo este año para hacer más grande una carrera que ya va por la 29ª edición; para conseguirlo, han contado con la ayuda de tres grandes atletas (Martín Fiz, Abel Antón y Chema Martínez) y con el impacto de una bien ejecutada campaña mediática, que han hecho posible que la participación se fuera a casi 7.500 atletas inscritos, para estrenar un recorrido renovado, más espectacular que el anterior, ya que ha acercado más la ruta a los lugares emblemáticos de la ciudad.
Sin embargo, a mi llegada el viernes a Sevilla no pude ver ninguna referencia a la carrera que se disputaba el domingo, salvo la línea verde pintada en el suelo que marcaba el recorrido del maratón, como pasa en otras carreras de más fama que la hispalense; no es que piense que los sevillanos tuvieran que estar pendientes de la prueba, como pasa en Boston o Nueva York, pero no creo que hubiera muchos de ellos que supieran que se celebraba la carrera el domingo.
El ambiente también era escaso en la feria del corredor, en parte porque se celebra en el Estadio de la Cartuja, muy lejos del centro, de manera que sólo acuden a ella los atletas que van a recoger su dorsal y por eso no es demasiado amplia ni en extensión, ni en número de stands, lo cual desluce un poco el ambiente atlético.
Por todo ello, no tenía muy claro cual iba a ser la animación en la calle el día de la carrera y me llevé una grata sorpresa, porque después de recorrer los primeros kilómetros en la Isla de la Cartuja prácticamente sin público, enseguida empezaron a aparecer aficionados a ambos lados de la calle en las avenidas principales. Como es lógico, la animación fue creciendo a la vez que la carrera iba discurriendo, hasta llegar a los kilómetros finales en los que se cruza el centro de la ciudad, atestado ya de gente que animaban sin parar y llevaban en volandas a los corredores hasta volver a entrar en la Isla, donde se vuelve a correr sin casi animación hasta entrar en el espectacular estadio de la Cartuja, cuya tribuna principal estaba casi repleta de gente animando a sus atletas.
Teniendo en cuenta su enorme crecimiento en esta edición y lo bien que están haciendo las cosas los organizadores, estoy seguro que poco a poco los sevillanos harán más suyo esta bonita prueba y aunque no llegue a los niveles de la Semana Santa o de la Feria de Abril, el Maratón de Sevilla será uno de los acontecimientos importantes en esta inigualable ciudad, siempre volcada con el deporte.
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