El maratón de New York es, sin duda, el más conocido de los maratones populares que se disputan año tras año en el mundo. La cobertura mediática del evento tiene parte de culpa, pero la magia de la ciudad de los rascacielos es la razón principal para que la mayoría de los runners del mundo sueñen con correr esta prueba alguna vez en su vida.
Puede parecer extraño, pero en mi caso, no he tenido nunca un interés especial por este maratón por varias razones: la primera es su elevado número de participantes, que pueden entorpecer la expectativa de una buena marca, sobre todo si se sale de muy atrás; además, el recorrido no es muy favorable, pues aparte de los repechos que hay que superar al cruzar los puentes, el viento puede ser un factor determinante al correr por unas avenidas tan amplias; por último, la dificultad para inscribirse, aunque este problema ya se está generalizando en otras carreras y está tomando una deriva muy negativa. Pero todo esos argumentos no son suficientes para evitar correr este maratón, simplemente porque en New York hay que correr alguna vez y más aún si, como en mi caso, cuento con una marca que me permite inscribirme por derecho propio. Además, New York es un de los cinco "majors" y como sabéis tengo la intención de completarlos todos; de hecho, el próximo domingo espero poder decir que ya he completado el cuarto.
Pero centrándome en el título del post, de lo que quiero hablar es la consideración de este maratón como el mejor del mundo, pues aunque todo el mundo quiere correrlo, no todos piensan que es el mejor. Ya sabemos que cada uno tiene sus preferencias, pero hay parámetros objetivos que nos pueden ayudar a resolver la duda planteada. Esos parámetros pueden ser la organización, la participación de atletas y el ambiente de la carrera. Y centrándonos en esos aspectos, no hay duda que los "majors" aprueban con nota en todos esos aspectos, pero también lo hacen maratones como el de Tokio o París e imagino que alguno más en los que no he competido. Personalmente me quedo con la organización de Boston y de Tokio y en cuanto a participación, los datos nos dicen que son Londres y Nueva York los más numerosos.
Pero puestos a decidir entre uno u otro, es preciso escuchar la opinión de los que lo viven por dentro, es decir, de los atletas y en ese aspecto mi experiencia me dice que hay dos maratones que comparten la consideración del mejor del mundo entre los atletas: Londres y Nueva York. Yo he competido hace unos meses en la capital británica y su organización es excelente, pero llama la atención la gran animación a lo largo de toda la prueba, con las calles atestadas de público entusiasta y colorido. Muchos atletas me han comentado que la animación es mayor que en la ciudad norteamericana, famosa por llenar todo su recorrido con aficionados de todo el mundo; quizás por eso, para algunos, Nueva York es insuperable.
En cualquier caso, a partir del viernes comenzaré a vivir la aventura de mi 11º maratón y tendré la oportunidad de juzgar por mi mismo el nivel organizativo neoyorquino, empezando por la feria del corredor, siguiendo por el traslado a la salida y culminándo con el desarrollo de la carrera y la animación que encuentre. Cuando todo acabe, seré capaz de tener un criterio más definido
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