Me decía ayer Depa que todo el trabajo estaba hecho después de terminar el rodaje de 32 kilómetros que pone la guinda a una preparación dura pero divertida. Sin embargo, al repasar lo que me ha programado para esta semana, llegué a la conclusión que a los entrenadores deben tener un punto de sadismo, porque me va a hacer sufrir un poco más.
La semana acaba con 80 Km, que aparte del rodaje largo, se han repartido en varios rodajes sencillos y 8 series de 1.000 metros que volví a realizar con buenos registros. He terminado un poco cansado, pero lo achaco al ajetreo que he tenido el fin de semana, más que a la dureza de las sesiones, pues han sido relativamente relajadas.
Quedan dos semanas y obviamente lo que no haya hecho hasta hoy no lo voy a poder hacer en esta semana, porque la previa al maratón la voy a dedicar fundamentalmente a descansar. Pero por delante me quedan tres cuatromiles y un último rodaje de 20 km, justo 7 días antes de la carrera. Todo indica que el día D a la hora H estaré fino, a tope, en forma o como queráis expresarlo y será entonces cuando averiguaré si todo esto ha valido para algo. Aunque claro, no me malinterpreteis, estos cuatro meses de intenso entrenamiento me han servido para pasar buenos ratos entrenando, planificando y pensando en la carrera que voy a disputar el próximo 6 de noviembre; es más, me van a servir para salir a correr con ganas de pelea, con ganas de superar mi mejor marca personal y aunque no lo logre creo que puedo estar muy cerca.
No creo que sea necesario decir que estoy nervioso, pues es fácil adivinarlo; son los nervios típicos de estas últimas semanas en las que se ve más cerca el momento soñado, cuando comience a correr sobre el Puente de Verrazano escuchando los acordes del New York, New York. Para eso he trabajado muy duro, he soportado calor, madrugones, dolores, cansancio... Pero todo eso quedará olvidado cuando escuche la mítica canción interpretada por el no menos mítico Frank Sinatra. A partir de entonces quedarán 42,195 metros, mejor dicho, 26,2 millas norteamericanas que tendré que completar yo sólo, a pesar de los 50.00 runners que me acompañarán en el evento. ¿Digo solo? Creo que no, porque espero que muchos de los que me siguen estén de alguna manera allí conmigo, empujándome con sus ánimos y su cariño. Y por supuesto, volverá a estar Marisa, como siempre. Pero de eso mejor os cuento en el próximo post.
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