Esta mañana he completado mi último entrenamiento "duro" haciendo 21 km en 1h 45'. Mañana descanso y a partir del sábado empiezo a "deskilometrar" con la intención de llegar a Londres descansado y listo para afrontar el maratón.
Ha sido una preparación dura, más kilómetros, más gimnasio, más abdominales y unas sensaciones no muy positivas; de hecho me he empezado a encontrar mejor las dos últimas semanas porque hasta entonces mis progresos no han sido palpables, como se demuestra en mis marcas de las medias. Sin embargo, el análisis de lo hecho hasta ahora habrá que hacerlo cuando cruce la línea de meta en el Mall, pues será entonces cuando tenga el dato clave para valorar si la preparación ha sido la correcta.
Desde mi punto de vista, no he ganado velocidad, aunque creo que al aumentar el kilometraje la resistencia también va a aumentar, de manera que pueda mantener mejor el ritmo en la parte final de la carrera. Además, espero que el trabajo de gimnasio haya servido para algo y que también ayude a mantener un ritmo alto después del kilómetro 36.
No me atrevo a dar un pronóstico, creo que puedo bajar de las 3h 10', incluso acercarme a las 3h 05', pero veo difícil conseguir ese objetivo. Aún tengo que darle más vueltas al tema, pero voy a intentar salir a 4'25'' el kilómetro e intentar aguantar ese ritmo todo lo que pueda, de manera que el paso de la media debería estar entre 1h 32' y 1h 33'. Si lo consigo, habrá que esperar para saber si puedo mantener el ritmo en la segunda parte de la prueba.
Todo esto puede entenderse como un "marear la perdiz" o "hablar por hablar", porque el domingo 17, las calles de Londres me pondrán en el lugar que me corresponden. Hasta entonces voy a tener tiempo de correr un poco más, de escribir un poco más y de dar vueltas a la estrategia un poco más. Todo esto forma parte del maratón y si no fuera así, sería mucho menos divertido.
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