La capital de Italia es una de las ciudades más visitadas del mundo por tener un patrimonio artístico insuperable y por acoger la Ciudad de Vaticano, punto de referencia universal de la religión católica; miles de visitantes de todas las nacionalidades recorren a diario sus calles, forman parte del día a día de una ciudad imprescindible de visitar. Es evidente que Roma no necesita celebrar un maratón para llenar sus calles de turistas, pero celebrar una prueba en la ciudad eterna es algo debería considerarse obligatorio y afortunadamente esta carrera forma parte de la lista de deseos de todos los corredores populares que se precien.
Llegué a Roma el viernes a mediodía y por la tarde me pasé por la Feria del Corredor a recoger el dorsal y disfrutar del ambiente que se vivía allí; bastantes corredores y muchos curiosos en una feria bastante animada en la que ya respiraba el aroma de la carrera del domingo. Como suele ocurrir en las ciudades grandes, la Expo estaba ubicada muy lejos del centro, por lo que la que la repercusión en la calles principales no era excesiva, no obstante, caminando por las zonas más turísticas de la ciudad se podían distinguir fácilmente a muchos corredores, les delataban sus zapatillas o las mochilas que la organización regalaba a todos los participantes.
Nos vamos a la mañana del domingo, en la que desde muy temprano se ven a corredores y acompañantes dirigiéndose en masa a la Plaza de Venecia, lugar donde se entra a la zona de salida de la prueba; la plaza y alrededores está en obras por la mejora de la red de metro, de manera que la zona es un absoluto caos y es difícil distinguir si sólo hay atletas o también acompañantes; tampoco importa mucho de cara a la animación inicial, porque debido a las obras, el acceso al público estaba prohibido en la salida y la llegada que se efectuaron sin los ánimos de los aficionados. Eso si, la cuenta atrás y el posterior lanzamiento de confeti tras al pistoletazo de salida, contribuyen a elevar el ánimo de los atletas.
Durante el recorrido hay claros y oscuros, como en todos los maratones, pero la afluencia de público es afortunadamente bastante regular, aunque obviamente se concentra en las zona más espectaculares de la prueba, como el paso por el Vaticano, la Piazza Navona, del Popolo y de España y en los últimos kilómetros en los que hay espectadores por doquier; en este aspecto, creo que es una prueba que cumple con las expectativas. En cuanto a la animación "oficial", esa que pone la organización para animar las partes más aburridas es bastante pobre, unas bandas de música al principio de la prueba y para de contar; sinceramente, a mí me gusta la música clásica, pero una banda animando un maratón está más fuera de lugar que Alberto Tomba rematando un córner.
Quizás me repita, pero volver a recordar que mis animadores volvieron a merecer una nota de matrícula de honor es algo necesario; con sus camisetas azules, sus banderas y sus ánimos volvieron a ser los mejores animadores de la prueba. Creo que soy el corredor de fondo menos solitario del pelotón popular internacional. Marisa, Dani, Carlos, Myriam, Camilo, Marta, Rafa, Maguy y Ana, fuisteis los mejores, pero no me quiero olvidar de otra Ana, a la que no veía desde hace años y que se unió al grupo en el primer paso para animar con el resto del equipo. Gracias a todos.
El Acea Run the Rome Marathon es una buena carrera para pasarlo bien, por su recorrido y por su ambiente, realmente recomendable.
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