Marrakech es, seguramente, la ciudad más turística de Marruecos, por lo que no era descabellado pensar que su maratón podría atraer a muchos runners de fuera del país que quisieran combinar deporte y turismo en una ciudad tan peculiar. Sin embargo, el tirón de esta prueba no debe ser muy acusado, porque los atletas que pululaban por la famosa plaza Jamaa el Fna los días previos a la carrera, se podían contar con los dedos de la mano.
Más decepcionante aún es la visita a la "Feria del Corredor" si es que a los dos puestos situados en la plaza 16 de Noviembre se le puede llamar así; os podéis imaginar que no tuve que soportar mucha cola para recoger el dorsal, pues los únicos corredores que estábamos por allí el sábado por la mañana éramos Pili (que me ha acompañado en este maratón) y yo. Quizás no se pueda esperar más en una carrera que sólo disputan 800 maratonianos y unos 1500 participantes más en la media, por lo que el ambiente en la feria es nulo y los únicos stands que se pueden visitar son los de la recogida del dorsal y otro en la que venden camisetas y llaveros de la prueba.
El día de la carrera las cosas no son muy diferentes; el maratón comienza a las 8 de la mañana, de manera que en la zona de salida no había casi nadie a esa hora, tan sólo los corredores y algunos acompañantes, como Marisa y Toli, que madrugaron para ir a acompañarnos y recoger nuestra ropa, pues no hay ropero. Las cosas no mejoran tras el pistoletazo de salida, porque el recorrido transcurre en sus kilómetros iniciales por parques y zonas recién urbanizadas y no se ve a casi nadie animando, salvo en algún cruce aislado. De hecho, el único punto del recorrido en el que recuerdo más animadores, es alrededor del kilómetro 20, por la zona del palmeral. Después de eso, más de lo mismo, carretera, algunos grupos aislados de animadores, algún transeúnte despistado y poco más. Y al contrario que en otros maratones, los kilómetros finales no están repletos de público, siguen vacíos, hasta prácticamente los últimos 200 metros, cuando la prueba ya termina. Junto al de Moscú, este ha sido el maratón en el que menos animación he visto en las calles. Está claro, que el acontecimiento no interesa a la población marroquí.
Afortunadamente para mi, mis incondicionales nunca fallan y esta vez, Carlos, Rafa, Jorge, Ana, Encho, Toli, Jesús, Mayte y por supuesto, Marisa, volvieron a estar ahí para darme esos empujones que tanto necesito. Los mejores animadores de esta carrera volvieron a ser los míos y es para estar orgulloso de ellos.
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