Teniendo en cuenta la fecha en el que escribo este post, podría pensarse que voy a hablar de la mágica noche en la que sus majestades de oriente nos obsequian con regalos a niños y adultos, pero no es el caso; el título está sacado de una canción que espero que conozca alguien, un viejo tema que interpreta de manera magistral Dean Martin.
En realidad, de lo que quiero hablar es de la fase final de mi preparación para el maratón de Marrakech que disputaré dentro escasas tres semanas y por eso, estoy inmerso en una fase de máxima dureza; la semana pasada fue la más exigente de la preparación hasta ahora, pues incluía la disputa de la San Silvestre y dos días después, tres series de 15' que acabaron por rematar mis piernas. Tanto en la última carrera del año, como las series, mantuve un ritmo cercano a los 4 min/km, que para mi es ir rápido, pero si a eso uno el rodaje largo del domingo (26 km a 4'36''), podría decir que la semana salió muy bien, mejorable, pero muy bien en general.
Me queda otra semana muy fuerte, en la que me encuentro y que culminará con otra tirada larga, en este caso de 2h15', pero antes, habré realizado otros dos entrenos muy exigentes, un ritmo controlado de 30' el miércoles y unas series de 20' el viernes. Si todo va bien, espero tener suficientes piernas el domingo para hacer una media cercana a los 4'35'' antes de empezar a reducir el kilometraje en las últimas dos semanas de preparación.
Desde hace un tiempo, hago todas mis tiradas largas en Alcalá de Henares, en un recorrido que discurre paralelo al río Henares, pues aparte de ser bastante llano, puedo disfrutar de bonitas vistas en plena naturaleza; es un recorrido muy transitado por runners, ciclistas e incluso viandantes complutenses, todos ellos con ganas de hacer deporte en un entorno tan verde. Las tiradas largas siempre me han ayudado a coger confianza en mis posibilidades, pues mantener ritmos altos tras las duras sesiones del resto de la semana me demuestra que mis piernas están preparadas para el maratón. Como es comprensible, un entrenamiento tan largo puede acabar siendo aburrido porque hay que estar corriendo solo mucho tiempo y por eso suelo escuchar música, además de observar al resto de los deportistas a mi alrededor y por supuesto, disfrutar de las vistas del Henares; cualquier cosa es buena para seguir avanzando y olvidar el esfuerzo que supone mantener un ritmo elevado durante todo ese tiempo.
Pues bien, volviendo al principio, el pasado domingo una de las canciones que escuché durante mi tirada larga fue precisamente "King of the road", al tiempo que mantenía un buen ritmo después de una semana en la que había ido tan rápido y me sentí tan poderoso como uno de esos camiones enormes que recorren las carreteras de Estados Unidos de costa a costa.
Estoy en forma, mis sensaciones son cada vez mejores, los entrenamientos salen conforme a lo previsto y eso me indica que mi objetivo es factible. Pero no es el momento de lanzar las campanas al vuelo, todavía me queda una semana muy dura por acabar y otras dos en las que no está permitido bajar el pistón. Solamente sabré si la preparación ha dado su fetos cuando cruce la meta de Marrakech, pero por el momento, parece que voy por la carretera adecuada.
http://youtu.be/CFV4jMsz-DY
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