Las vacaciones estivales de 2012 han terminado ayer para mi, después de dos semanas en las costas mediterránea y cantábrica. Con el maratón de Moscú a menos de dos meses, era evidente que Depa no podía apiadarse de mi en mis días de "descanso" y me ha programado dos semanas intensas, que han contado con la dificultad añadida de los madrugones y la temperatura atmosférica.
La primera de las dos semanas la pasé en Peñíscola, donde el calor no ha apretado tanto como en años anteriores, pero los kilómetros han aumentado considerablemente, llegando a 80, repartidos en una tirada de 24 Km, unas series de 1.000 metros, otras de 3.000 y tres días de rodaje más suave: no fue una gran semana, supongo que a causa del calor y de los madrugones, lo que me provocó un cansancio "constante" que, sin embargo, no me impidió hacer algún buen entreno.
Tras la semana mediterránea, puse rumbo a Asturias, donde me recibió un clima mucho más templado y la preciosa playa de Santa Marina, en Ribadesella, alrededor de la cual realicé mis entrenamientos. El primero de ellos fue una tirada larga de 26 Km en el que mis sensaciones fueron inmejorables y siguieron siéndolo el resto de la semana, más ligera, debido a la cercanía de la media de Ponferrada, pero también dura, pues he llegado a los 70 kilómetros, repartidos en dos rodajes, unas series de 800, un ritmo controlado de 8 Km y los 18 kilómetros a mi aire con los que he rematado la semana, ya en casa.
En fin, quedan 55 días para correr en Moscú, pero antes probaré mi estado de forma en Ponferrada, el próximo sábado; la media nocturna de la localidad berciana va a ser una piedra de toque importante en mi preparación y espero confirmar las buenas sensaciones que tengo en estos momentos. Hay tiempo para analizar la carrera del sábado, porque lo importante, en estos momentos, es comprobar que mi estado de forma es óptimo, yo diría que superior al de maratones anteriores y creo que se debe al entrenamiento específico para los diezmil metros, que me ha aportado más chispa a las piernas.
Claro que no hay que precipitarse, hay nueve duras semanas por delante, con madrugones, calor, cansancio, esfuerzo... Nada nuevo, es verdad, pero hay que pasar por ello para llegar a Moscú con opciones de volver a batir mi marca; el recorrido plano y una temperatura fresquita pueden ayudar, pero antes es necesario entrenar bien y en eso estamos.
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