El próximo sábado, a las 22:30 horas, tomaré la salida en la media maratón nocturna de Ponferrada, rebautizada este año como las Ventiún lunas y media. Es complicado encontrar una media maratón a estas alturas de temporada, lógicamente porque las altas temperaturas y las vacaciones no aconsejan la organización de estos eventos; pero a esta capital berciana se le ocurrió hace dos años celebrar una carrera nocturna, a una hora en la que el sol ya no molesta y la temperatura ha bajado unos grados, una solución atractiva y novedosa, que, según dicen, ha tenido algún problema en sus dos primeras ediciones, pero que se ha reinventado en esta edición, ofreciendo un circuito más apropiado y una buena organización.
Esta carrera forma parte de mi preparación para afrontar el maratón de Moscú el próximo 9 de septiembre; quizás no sea la carrera ideal, debido al largo desplazamiento, las altas temperaturas y la intempestiva hora, pues, aunque correr de noche me parece una bonita experiencia, también puede resultar perjudicial si la iluminación no es muy adecuada, aparte de que yo no suelo correr a esas horas. En cualquier caso, seré uno de los 700 participantes y con una intención que va más allá de cubrir la distancia en un tiempo aceptable, pues pienso salir a por todas, a pesar de los incovenientes. Estoy bien de forma, tengo unas sensaciones excelentes después de la semana de entrenamientos en Ribadesella, así que sólo falta corroborarlo en el campo de batalla.
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