Ayer se disputó una de las medias maratones más importantes y más rápidas de España, la media de Granollers; una carrera por la que en pasadas ediciones han pasado figuras internacionales tan importantes como el gran Gebreselassie o el malogrado Samuel Wanjiru, Este año, la organización ha conseguido contar con la presencia del hombre que consiguió la mejor marca mundial en maratón el pasado septiembre en Berlín, el keniano Patrick Makau.
El atleta africano declaró antes de la prueba que intentaría batir la marca mundial de media maratón, en posesión de Zersenay Tadesse con 58'23''. Quizás sus declaraciones fueran sólo una artimaña para justificarse, pero es coherente pensar que un atleta de su nivel no debería tener problemas para imponerse en esta prueba, teniendo en cuenta la superioridad que dejan ver sus marcas. El caso es que aparte de un grupo de atletas africanos, en la salida también se encontraba Carlos Castillejo, que se ha proclamado campeón de España de maratón hace unas semanas. El catalán, no solo aguantó el ritmo de los africanos, sino que fue capaz de aguantar a Makau hasta los últimos metros para batirle tras un acelerón final.
Seguramente el único interés del africano era la bolsa y no la victoria, pero creo que a nadie le gusta perder y en este caso concreto, el pundonor y el trabajo de un atleta modesto en el panorama internacional se ha impuesto a la prepotencia de todo un campeón. Carlos Castillejo sabe perfectamente que Makau es más rápido que el, sin embargo eso no condicionó su estrategia, porque salió a hacer su carrera, a dar el máximo de si mismo sin importarle contra quien competía. Y si a eso unimos que el africano apenas se acercó a su mejor registro, es fácil deducir que la combinación de la gran carrera del español y la desidia del keniano, facilitaron el inesperado, pero emocionante triunfo de Castillejo.
Lo ocurrido en Granollers nos enseña una lección fundamental en el atletismo popular y es que siempre has de competir contra ti mismo, sin pensar en que tal o cual amigo conocido sea más rápido o más lento que tu. Cada atleta tiene unas condiciones que pueden ser explotadas con un entrenamiento apropiado, aunque también es necesario tener en cuenta las condiciones personales de cada atleta, porque el trabajo, hijos etc influyen de manera notable en la dedicación que se puede emplear para prepararse.
Pero todo ese cúmulo de factores no sirve para nada si tu fallas, si te asalta la pereza o los hábitos poco saludables. Hace unos días, Depa me recordaba que para correr con garantías un maratón es necesario entrenar cansado, con dolor en las piernas, con frío, con lluvia, a veces sin ganas, otras con sufrimiento... No os voy a engañar, entrenar para disputar un maratón es duro, pues a medida que se acerca el evento los entrenamientos se alargan, la exigencia crece, el cansancio se acumula y es preciso tener las ideas muy claras para no mandar todo al garete en un momento dado.
Como os conté en mi último post, ha comenzado lo duro y mis piernas ya lo están notando. El frío y el viento no contribuyen a hacer buenos entrenamientos, pero he superado las adversidades y he acabado la semana haciendo unas buenas series de 4.000 y un rodaje largo de 24 Km a 4'39'' de media. Ha sido una buena semana, pero no es el momento de echar las campanas al vuelo, sino de seguir concentrado en mis entrenos y seguir dando lo mejor de mi en cada uno de ellos. Me espera una semana mucho más dura y así sucesivamente hasta llegar a Barcelona, pero no me quejo, porque cuanto más duro es el entrenamiento, más disfruto.
Además, todas las penalidades se olvidarán el día de la competición, ese día en el que esperas que todo tu esfuerzo haya valido la pena, ese día en el que los nervios y la emoción te acompañan en cada kilómetro y especialmente cuando percibes el calor del público, cuando escuchas los ánimos de tus seres queridos y cuando te acercas a meta para conseguir el objetivo por el que has luchado. Entonces, cuando cruzas el arco de meta, entiendes que sea cual sea el tiempo que marca el reloj, te has esforzado, has sido honesto contigo mismo y has conseguido el objetivo principal: acabar y disfrutar de este gran deporte.
Pero no os equivoqueis, no voy a correr en Barcelona para acabar, voy a salir a disfrutar cada kilómetro, a hacer la mejor carrera de mi vida y batir mi marca personal. No quiero pensar en el resto de participantes, ni siquiera en mis anteriores maratones, sólo en poner el ritmo adecuado y llegar a los últimos metros con la suficiente fuerza para alzar los brazos y disfrutar de mi particular triunfo. Ojalá sea así.
Seguramente el único interés del africano era la bolsa y no la victoria, pero creo que a nadie le gusta perder y en este caso concreto, el pundonor y el trabajo de un atleta modesto en el panorama internacional se ha impuesto a la prepotencia de todo un campeón. Carlos Castillejo sabe perfectamente que Makau es más rápido que el, sin embargo eso no condicionó su estrategia, porque salió a hacer su carrera, a dar el máximo de si mismo sin importarle contra quien competía. Y si a eso unimos que el africano apenas se acercó a su mejor registro, es fácil deducir que la combinación de la gran carrera del español y la desidia del keniano, facilitaron el inesperado, pero emocionante triunfo de Castillejo.
Lo ocurrido en Granollers nos enseña una lección fundamental en el atletismo popular y es que siempre has de competir contra ti mismo, sin pensar en que tal o cual amigo conocido sea más rápido o más lento que tu. Cada atleta tiene unas condiciones que pueden ser explotadas con un entrenamiento apropiado, aunque también es necesario tener en cuenta las condiciones personales de cada atleta, porque el trabajo, hijos etc influyen de manera notable en la dedicación que se puede emplear para prepararse.
Pero todo ese cúmulo de factores no sirve para nada si tu fallas, si te asalta la pereza o los hábitos poco saludables. Hace unos días, Depa me recordaba que para correr con garantías un maratón es necesario entrenar cansado, con dolor en las piernas, con frío, con lluvia, a veces sin ganas, otras con sufrimiento... No os voy a engañar, entrenar para disputar un maratón es duro, pues a medida que se acerca el evento los entrenamientos se alargan, la exigencia crece, el cansancio se acumula y es preciso tener las ideas muy claras para no mandar todo al garete en un momento dado.
Como os conté en mi último post, ha comenzado lo duro y mis piernas ya lo están notando. El frío y el viento no contribuyen a hacer buenos entrenamientos, pero he superado las adversidades y he acabado la semana haciendo unas buenas series de 4.000 y un rodaje largo de 24 Km a 4'39'' de media. Ha sido una buena semana, pero no es el momento de echar las campanas al vuelo, sino de seguir concentrado en mis entrenos y seguir dando lo mejor de mi en cada uno de ellos. Me espera una semana mucho más dura y así sucesivamente hasta llegar a Barcelona, pero no me quejo, porque cuanto más duro es el entrenamiento, más disfruto.
Además, todas las penalidades se olvidarán el día de la competición, ese día en el que esperas que todo tu esfuerzo haya valido la pena, ese día en el que los nervios y la emoción te acompañan en cada kilómetro y especialmente cuando percibes el calor del público, cuando escuchas los ánimos de tus seres queridos y cuando te acercas a meta para conseguir el objetivo por el que has luchado. Entonces, cuando cruzas el arco de meta, entiendes que sea cual sea el tiempo que marca el reloj, te has esforzado, has sido honesto contigo mismo y has conseguido el objetivo principal: acabar y disfrutar de este gran deporte.
Pero no os equivoqueis, no voy a correr en Barcelona para acabar, voy a salir a disfrutar cada kilómetro, a hacer la mejor carrera de mi vida y batir mi marca personal. No quiero pensar en el resto de participantes, ni siquiera en mis anteriores maratones, sólo en poner el ritmo adecuado y llegar a los últimos metros con la suficiente fuerza para alzar los brazos y disfrutar de mi particular triunfo. Ojalá sea así.
No hay comentarios:
Publicar un comentario