Quizás no todo el mundo sabe que es el soleo, pero no hace falta que echéis mano al diccionario, porque ya os lo digo yo: es un pequeño músculo situado a ambos lados del talón de aquiles por debajo del gemelo. A pesar de su escasa popularidad a nivel coloquial, el soleo es un músculo importante y mucho más para un runner, porque se sobrecarga con facilidad y descuidarlo puede provocar afecciones tan graves como la rotura del tendón de aquiles, una lesión muy importante.
Mis lectores habituales sabrán que la sobrecarga en los gemelos y soleos es algo habitual cuando comienza la preparación más intensa para el maratón, pero hasta hoy, nunca me había visto obligado a parar un entrenamiento por los dolores que me generan dichas sobrecargas. Una parada, que no sólo es achacable al dolor, sino a la prudencia, porque cuando las molestias son tales que acabas cojeando mientras corres, parece de lo más absurdo continuar y jugarte una lesión que puede dar ala traste con el proyecto maratoniano que estoy preparando.
Las molestias comenzaron el pasado lunes, el día después de la tirada larga; me dolían los gemelos, pero es algo habitual con esta carga de trabajo, así que no le di la menos importancia. Sin embargo, un día después, mi calentamiento previo a una sesión de pesas fue un suplicio, ya que las molestias se agudizaron bastante, aunque no llegue a parar porque se trataban de 50' a ritmo suave. Tras acabar el entrenamiento, estiré bien, me apliqué frío a la zona afectada y me hice un automasaje a fin de afrontar con garantías el entrenamiento de hoy, un fartlek muy exigente.
He comenzado bien el calentamiento y todo indicaba que la sobrecarga no iba a dar problemas, pero tras los 30 minutos de calentamiento han comenzado las series y las cosas han empezado a torcer. Aún así, he aguantado bien hasta la tercera serie, que he completado, pero en la recuperación (que tenía que hacer a 4'30''/km) el dolor se ha intensificado y he decidido parar. No sé si el intenso frío de este mañana, acompañado por un viento aún más helador, han contribuido a que mis piernas no adquirieran el calor necesario para evitar los dolores, pero el caso es que he tenido que para y a estas horas sigo pensando que ha sido una sabia decisión.
He llamado a Cristina, que me ha atendido esta misma tarde, confirmándome que la sobrecarga era brutal, por lo que ha tenido que emplearse a fondo con las manos y con las agujas que han penetrado en mi músculo para relajar los "puntos gatillo". El estiramiento posterior ¡y la colocación de un taper, no ha evitado que saliera cojeando de la consulta y con instrucciones precisas de descansar mañana. He hablado con Depa, que me ha variado el final de la semana y ha reforzado mi decisión de parar esta mañana debido a los dolores. Como siempre, sus palabras y sus consejos han estado llenos de esa sapiencia atlética que a buen seguro me va a llevar a conseguir grandes cosas.
¿Y qué pasa ahora? Pues yo creo que nada, el descanso me puede sentar bien y si las cosas mejoran la vuelta al trabajo duro será el próximo domingo con la tirada larga. Hasta entonces recuperar y si me veo bien, rodajes suaves para mantener el tono muscular. Hoy no pienso en Barcelona, como me ha aconsejado Depa, sólo pienso en mañana y pasado, porque precipitarme puede llevarme a la ruina. Y ya sabéis, para dar grandes pasos, primero hay que dar pasos pequeños, así que no hay que precipitarse y hay que dar los pasos pequeños necesarios para volver cuanto antes a los entrenos intensos que me pueden llevar a mejorar mi rendimiento.
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