Holanda es un país que cuenta con maratones prestigiosos como Rotterdam, pero el de Amsterdam es publicitado como el más importante de los Paises Bajos. La importancia se debe al número de participantes, que llega a los 10.000, en un buen número llegados de fuera, pues aparte de su situación central en Europa, es una carrera rápida en una ciudad muy atractiva para pasar un fin de semana, un cóctel lleno de alicientes para cualquier runner.
No obstante, la participación ronda los 10.000 inscritos, cifra muy por debajo a otros maratones que he corrido en los últimos años, por lo que la comparación puede no ser lo suficientemente equilibrada. Por eso, cuando llegué a la feria del corredor, me pareció muy de "andar por casa". Se celebra en un polideportivo anexo al estadio olímpico, bien organizado, sin colas para la recogida del dorsal y con efectividad centroeuropea, eso si, exenta de simpatía, pues estos holandeses no se caracterizan por su don de gentes. La feria en si es pequeñita, ocupa una pista de balonmano y no hay demasiados expositores. Me sorprendió que ni Adidas ni Nike estuvieran exponiendo, aunque si estaban marcas más volcadas en el running como Mizuno (organizador de la prueba), Asics o Saucony. Tampoco hay demasiadas stands de maratones, ni de otros productos cásicos como Powerade o Gatorade. Lo dicho, muy de andar por casa.
El día de la carrera llegué pronto al estadio. En las afueras estaban ubicadas unas casetas para recoger la ropa. La recogida no es rápida en si, por un lado porque hay poco personal y por otro, porque el personal es antipático, lento y poco espabilado, de manera que algunos (entre los que me incluyo) acabamos entregando la bolsa con muy poco tiempo de margen para acudir a la salida.
Se sale de la pista de atletismo, en cuatro cajones, excesivamente amplios para permitir una salida a velocidad homogénea (el mío iba de 3h a 3:30). Aún así, se sale del estadio por unas avenidas amplias, que permiten adelantar sin problemas. El recorrido discurre por la ciudad hasta el kilómetro 14 más o menos, en el que se desvía a un canal que se recorre de ida y vuelta. El camino paralelo al canal no es muy ancho, no cabe la gente para animar, pero para compensarlo, la organización coloca algún grupo musical en un barco para amenizar el paso de los corredores. Una vez recorrido el canal, se vuelve a la ciudad y enseguida se llega al centro donde hay más animación, que no para hasta el final.
Ya en el estadio, se recorren unos 200 metros antes de entrar en meta y a partir de ahí sigues cómodamente por la pista, donde te dan comida, bebida y la medalla sin pasar agobios. Luego se sale del estadio y de la zona protegida, para recoger la bolsa sin colas, claro que seguramente porque eramos muy pocos cuando yo pasé a recogerla.
En cuanto a los avituallamientos, todos son a la derecha, aunque hay voluntarios ofreciendo agua que a veces Son largos y en general no generan problemas
En definitiva, una organización correcta pero mejorable, sobre todo porque con 10.000 participantes se pueden hacer las cosas mejor, aunque salvo algunos detalles, raya a gran altura.
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