Quedan menos de dos semanas para que tome la salida en el maratón de Amsterdam. La última semana ha sido dura, con series de 4.000 y un rodaje largo de dos horas, entre otras cosas. Pero aún me quedan kilómetros por hacer en la semana actual, como los 12 miles que espero hacer mañana y los 12 400 programados el sábado. A partir de ahí las cosas se relajarán mucho para descansar debidamente.
Me encuentro bien, en forma, con ganas, sin síntomas de agotamiento, aunque con el cansancio normal después de tanto entrenar. No sé si esta vez Javier ha tocado las teclas precisas, pero creo que estoy mejor preparado que nunca. Ahora bien, no es momento de euforias, sino de concentrarse aún más en los últimos entrenamientos, en hacer ese último esfuerzo que me lleve en las mejores condiciones a la carrera del día 17.
Ese día comprobaré si los entrenamientos han dado sus frutos. Es conveniente recordar que en Boston pensaba que iba bien y al final las cosas no salieron o que en Tokio la lluvia arruinó una marca mejor. No hay que confiarse, porque un mal planteamiento, una meteo adversa u otros condicionantes, pueden dictar sentencia el día de la carrera. Hasta entonces, hay que seguir sufriendo y seguir haciendo bien las cosas.
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