viernes, 2 de enero de 2009

San Silvestre 2008: un gran final de año


Faltaban escasos minutos para las seis de la tarde cuando la organización de la cerrar ha decidido dar el pistoletazo de salida de mi cuarta San Silvestre Vallecana. Una salida muy complicada por varias razones, una de ellas era que los atletas no cabíamos práticamente en la zona de salida y yo personalmente he tenido que salir junto a la valla lateral jugádome las piernas en cada paso por los bloques de cemento que las sujetan. Pero el principal problema, una vez más, es la gran cantidad de gente que no ha respetado el orden de salida y se han colado en la zona más próxima a la pancarta de salida sin tener en cuenta que su marca iba a ser infinitamente inferior a los que ocupábamos esa zona por derecho, ya que lo habíamos justificado en la recogida del dorsal como se requería. En definitiva, que he pasado el primer kilómetro esquivando vallas, atletas lentos y grupitos de gente a paso de tortuga que además tenían la osadía de protestar si se llevaban algún empujón. Y digo yo, ¿qué necesidad tienen de salir tan pronto? ¿no se dan cuenta que no es un problema de llegar antes o después, sino que están poniendo en peligro su integridad física y la del resto de los atletas?
Pero volviendo a la importante, la carrera, mi paso por el kilómetro 1 han sido en unos discretos 4'25'' debido a las circunstancias mencionadas. A partir de ahí he empezado a poder correr un poco más y enseguida he puesto un ritmo muy rápido que daba la razón a las buenas sensaciones que había percibido en los días anteriores, es decir, estaba fino. He ido recortando segundos al crono a medida que la carrera se abría más, de manera que en kilómetro 5 mi paso ha sido de 20'01'' , es decir, que iba corriendo a menos de 4' por kilómetro.
Este paso me ha animado considerablemente, pero era consciente que lo duro comenzaba tres kilómetros más abajo, por lo que he decidido mantener un ritmo fuerte en la bajada por la avenida de Barcelona, abarrotada ya de un público que animaba de lo lindo. Al llegar al kilómetro 8 mi tiempo era de 32'08'', tal y como había planeado en mi estrategia de carrera. Sabía que llegaba el momento de la verdad, la hora de los valientes, o lo que es lo mismo, había que vaciarse en los dos kilómetros restantes para superar mi marca en el 10.000. Pero el reto no era tan fácil y el kilómetro de subida de la Albufera se antojaba complicado, sobre todo teniendo en cuenta que en 2006 pinché estrepitosamente en el mismo tramo. Pero esta vez tenía mucha más fuerza que ese día y ni el desnivel del terreno ni el dolor de piernas han podido conmigo. He sufrido, pero cuando he girado a la derecha al acabar la cuesta y he pasado el kilómetro 9 el retraso no era significativo.

Quedaba un kilómetro, la calle se estrechaba y la gente se agolpaba en la acera animando sin parar a todos los atletas anónimos que pasaban por allí. Ya olía la meta, quedaban escasos metros, una rampa final y ahí estaba la pancarta por la que crucé en unos espléndidos 41'02'' que constituían mi mejor marca personal. Lo había conseguido y en esos momentos saboreé esa felicidad que sólo catamos los que dedicamos parte de nuestro tiempo libre a este maravilloso deporte. La sensación reconfortante del trabajo bien hecho, la sensación de que todos los madrugones, el frío sufrido al entrenar y el esfuerzo realizado valían la pena. En definitiva, me sentí otra vez un privilegiado por vivir un momento tan emotivo.
Luego, el encuentro con mis hermanos que también habían corrido y el regreso a casa para celebrar en familia la llegada de 2009. Un año que comienza con nuevos retos, nuevos proyectos, nuevos sueños... pero eso será en otro momento.

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