Getafe, la ciudad del sur de Madrid, organiza la que es, posiblemente, la mejor media maratón de la comunidad. Ha sido mi primera participación en esta cita atlética y todo lo bueno que había leído al respecto de su organización y trazado, lo he podido comprobar en un día de perros en el que el viento y la lluvia deslucieron el espectáculo pero no influyeron en absoluto en la casi perfecta organización del evento. Para empezar, la recogida de chips y dorsal cuenta con suficientes voluntarios que atienden con diligencia a los atletas. Vestuarios, ropero, servicios etc, funcionan perfectamente antes de empezar una la carrera, cuya línea de salida es amplia lo que permite evitar molestos empujones. El trazado es completamente llano y discurre principalmente por avenidas anchas que permiten a los atletas correr a su ritmo sin molestar a otros. No es especialmente bonito porque la ciudad tampoco lo es, pero toda la carrera se desarrolla en el casco urbano e incluso se pasa por la zona peatonal, donde había una mayor concentración de público, no muy numerosa debido a las inclemencias meteorológicas. La llegada se hace a la pista de atletismo y la recogida de la surtida bolsa del corredor es muy ágil. si tuviera que sacar alguna pega, lo haría con la entrada al poli, en la que dos curvas muy cerradas paran mucho el ritmo y perjudica sobre todo a los que llegan lanzados.
¿Y que puedo contar de mi participación? Pues que fue mejor de lo esperado. No estaba en mis planes esforzarme demasiado teniendo en cuenta que me queda mucho recorrido hasta Boston. Además, la previsión meteorológica no era nada halagüeña y no pensaba que con el viento y la lluvia pudiera hacer una buena marca, aunque confiaba en llegar en un tiempo decente, en 1h 32 a 33 minutos, más o menos. Pero estaba claro que ayer tenía un buen día y tras una rápida salida tenía buenas sensaciones en las piernas lo que me permitió poner un ritmo vivo y cómodo a la vez. El cronómetro me decía que mis sensaciones eran correctas ya que completaba el kilómetro en unos 4'20'' lo que suponía acabar al rededor de la hora y media si mantenía el ritmo. Sabía que no debía forzar, pero iba cómodo y decidí seguir a ese ritmo, que incrementaba ligeramente con el viento de espalda o en algunos tramos ligeramente cuesta abajo. El paso por el diez mil en 42'53'' indicaba que estaba en tiempo de record y no estaba dispuesto a desperdiciar la oportunidad que se me presentaba.
La segunda parte de la carrera fue más dura debido a que empezó a llover de manera constante y cada vez con más fuerza, pero mis piernas estaban mejor que al principio y no me suponía merma en el rendimiento. Tampoco voy a decir que fuera un paseo, pero estuve muy cómodo hasta el kilómetro 17 aproximadamente en el que ya empecé a sentir los efectos del frío, la lluvia y los kilómetros recorridos. Pero aún así conseguí mantener el ritmo y llegar a meta en 1h 30' 24'', superando al marca de Alcorcón y lo que es más importante, consiguiendo bajar de 1h31' en dos medias consecutivas. Era para estar contento.
No voy a negar que mi objetivo es bajar de 1h30', pero no me preocupó no lograrlo en Getafe. Ahora sé que puedo lograrlo, que tengo piernas para bajar de 1h 30' e incluso algo más, pero cada cosa a su tiempo. Mi próxima media será el 22 de febrero en La Latina, donde es difícil hacer marca debido a la dureza de su trazado. Así que ayer, cuando acabé mi mente puso en un rojo imaginario la fecha en la que puedo conseguir ese ansiado registro; será el 22 de marzo y en un marco incomparable, Lisboa, donde voy a intentar entrar en ese envidiado grupo de corredores que bajan de la hora y media. Quedan muchas horas de entrenamiento por delante y alguna carrera más en las que tendré en mente ese objetivo. Hasta entonces, seguiré disfrutando del atletismo, que es lo realmente importante.
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