Dicen que los habitantes de lo países del norte de Europa están deseando que llegue al primavera para que luzca el sol y salir a la calle a llenar las terrazas de los bares de las ciudades; quizás por esa razón los organizadores de los maratones de lospaises nórdicos eligen fechas que les garanticen el ambiente en su evento, al menos en Estocolmo y en Copenhague, dos pruebas que he corrido en la misma época, primavera avanzada.
La capital del reino de Dinamarca luce un aspecto espectacular a finales de mayo, con verdes jardines llenos de flores de colores vivos y terrazas a rebosar de turistas y nativos pues es necesario refrescarse con una buena cerveza autóctona; un cartel en el aeropuerto saluda a los participantes que llegan de otros países, pero luego no se aprecian demasiadas referencias visibles en la coqueta ciudad danesa.
En está ocasión decidí participar en la Breakfast Run por su carácter solidario y porque se celebra dentro de los jardines del famoso Tívoli donde el ambiente era bastante bueno a pesar de que apenas 300 corredores fuimos de la partida para completar unas cuantas vueltas solidarias (por cada vuelta se donaban 10 coronas a los niños con cancer) por los jardines de este bonito parque de atracciones; al evento se apuntaron Marisa, Pili con dos amigas y además Jorge y Ana que lo hicieron andando. Tras completar el recorrido y desayunar el café con bollo de canela que incluye la inscripción dimos un paseo para visitar el parque con tranquilidad y luego nos fuimos a la feria del corredor donde el ambiente era ya espectacular.
La feria está ubicada al lado del estadio de fútbol local, en unos barracones o carpas que estaban atestadas de gente pues aparte de los curiosos y los que recogimos el dorsal, se estaba celebrando la Kid´s Run en una pista anexa. La feria tiene mucho ambiente, pero al estar lejos del centro apenas tiene repercusión, salvo que por las zonas turísticas se puede ver algún que otro corredor con la bonita bolsa/mochila que regalan colgada a la espalda.
Llegamos al día de la carrera y en la línea de salida se puede ver a mucha gente a pesar de ser de 12.000 el número de participantes, pero la hora de inicio (09:30) y la agradable temperatura debió animar a familiares y curiosos a acercarse a la zona de operaciones. Se puede considerar normal una elevada asistencia de público en la salida, pero lo que no me esperaba era la cantidad de gente que iban a estar animando en las calles durante todo el recorrido; es cierto que había tramos de difícil acceso en los que no había nadie, pero calculo que se podía ver público en tres cuartas partes del recorrido y en algunos casos con una animación tremenda usando las palmas o los artilugios regalados por la organización para hacer ruido; creo que es uno de los maratones con más animación de los que he disputado, teniendo en cuenta, insisto, que hablamos de sólo 12.000 particiantes.
Por último, toca hablar de mi equipo de animadores, esta vez era un número reducido, Marisa, Jorge y Ana que animaron sin cesar con las ya míticas banderas españolas que han recorrido medio mundo; como siempre, estuvieron a una gran altura, no sólo animándome a mi, sino al resto de maratonianos con los que compartimos mesa y mantel después de la carrera, a saber, Pili; Martina, Conchi y Jaime. Fuimos un gran equipo durante y después de la carrera y disfrutamos de la mítica distancia de Filípedes en un ambiente tipicamente español.
La feria está ubicada al lado del estadio de fútbol local, en unos barracones o carpas que estaban atestadas de gente pues aparte de los curiosos y los que recogimos el dorsal, se estaba celebrando la Kid´s Run en una pista anexa. La feria tiene mucho ambiente, pero al estar lejos del centro apenas tiene repercusión, salvo que por las zonas turísticas se puede ver algún que otro corredor con la bonita bolsa/mochila que regalan colgada a la espalda.
Llegamos al día de la carrera y en la línea de salida se puede ver a mucha gente a pesar de ser de 12.000 el número de participantes, pero la hora de inicio (09:30) y la agradable temperatura debió animar a familiares y curiosos a acercarse a la zona de operaciones. Se puede considerar normal una elevada asistencia de público en la salida, pero lo que no me esperaba era la cantidad de gente que iban a estar animando en las calles durante todo el recorrido; es cierto que había tramos de difícil acceso en los que no había nadie, pero calculo que se podía ver público en tres cuartas partes del recorrido y en algunos casos con una animación tremenda usando las palmas o los artilugios regalados por la organización para hacer ruido; creo que es uno de los maratones con más animación de los que he disputado, teniendo en cuenta, insisto, que hablamos de sólo 12.000 particiantes.
Por último, toca hablar de mi equipo de animadores, esta vez era un número reducido, Marisa, Jorge y Ana que animaron sin cesar con las ya míticas banderas españolas que han recorrido medio mundo; como siempre, estuvieron a una gran altura, no sólo animándome a mi, sino al resto de maratonianos con los que compartimos mesa y mantel después de la carrera, a saber, Pili; Martina, Conchi y Jaime. Fuimos un gran equipo durante y después de la carrera y disfrutamos de la mítica distancia de Filípedes en un ambiente tipicamente español.
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