viernes, 20 de abril de 2018

Maratón de Rotterdam (3) - La carrera

No  me gusta correr con calor, mi rendimiento baja mucho y además suelo pasarlo mal si la humedad es muy alta y me deshidrato; por esta razón elegí Rotterdam para hacer un nuevo intento de romper la barrera de las 3 horas, descartando Valencia donde se corre el riesgo de encontrarse con un día húmedo y caluroso: Holanda, sin embargo, un país centroeuropeo, parecía el más adecuado para correr en abril sin problemas de calor, o al menos eso pensaba hasta el viernes previo a la carrera en la que la previsión meteorológica ofrecía unos valores preocupantes: 14 grados a la hora del comienzo con un 80% de humedad, es decir, que facilmente se llegaría a los 20 grados al final de la prueba. En ese momento supe que mis posibilidades de hacer la machada iban a ser muy reducidas, pero rendirse sin luchar no entra en mi ideario, así que traté de animarme y de animar a mis seguidores con mensajes positivos que ayudaran a subir mi maltrecho estado de ánimo.
Y aunque la previsión decía que iba a ser un día nublado, se equivocó para mal y el sol lucía con fuerza en la ciudad desde primera hora de la mañana; desayuné en la habitación muy temprano, descansé un poco más y me vestí para afrontar un día que hubiera deseado que fuera histórico, peor que a la postre, no lo fue. Tras llegar a la zona de salida, calenté por los muelles de Rotterdam unos 15 minutos, comprobando que mis piernas estaban preparadas y mi moral alta, pero con una gran inconveniente, mi camiseta ya estaba empapada de sudor.
Tras ponerme la camiseta "de faena" y despedirme de mi afición, me fui a mi cajón, un poco tarde, de modo que no pude ponerme muy adelante y no podía ver a los "pacers" de las 3 horas; no importaba, ya veremos si los puedo pillar en la salida, pensé pero no pude, pues la gran cantidad de atletas lentos que había en el cajón me lo impidieron y también provocaron en parte que el primer kilómetro se fuera a 4'22'', pero no importaba, quedaba mucho tiempo para recuperar.
Sin embargo mi ritmo no era el que esperaba y aunque más o menos iba cumpliendo con lo previsto  aunque un poco a la baja, mis sensaciones distaban mucho de ser buenas pues sudaba desde el principio, hacia calor y empezaba a preocuparme lo que tenía por delante. Se puede decir que aguanté bien hasta el kilómetro 14, que crucé en 1:00:15, pero a partir de entonces las cosas fueron a peor, mi ritmo empezó a ralentizarse, me desanimé y poco a poco me iba sintiendo sin fuerzas, con las piernas acorchadas, con unas sensaciones malísimas y con mucho calor.
No me ayudaron los ánimo de los míos en el kilómetro 11, donde salude tímidamente pues ya presagiaba la tragedia, ni tampoco me ayudaron los avituallamientos, la esponjas refrescantes ni las bebidas isotónicas, ni siquiera las famosas pastillas de sales, iba claramente para abajo y no había remedio alguno; mastiqué mi fracaso al pasar la media en 1h33' a sabiendas que me quedaba mucho terreno para seguir sufriendo y así ocurrió, pues tampoco ayudaron los ánimos en el segundo punto, alrededor del kilómetro 23; me dolía todo, aunque en realidad no se si me dolía algo, pero me sentía mareado, débil, sin fuerza, sin ganas,la carrera se basaba en sufrir y nada más y el ritmo ya se acercaba a los 5 km/min.
Había que seguir no quedaba otra, pero no me sentía con fuerzas, así que me paré en un avituallamiento, bebí agua tranquilamente, me refresqué y me pregunté si quería seguir sufriendo o irme al hotel;  la pregunta era absurda, lógicamente tenía que seguir y sufrir, no quedaba otra y así lo hice, animándome un poco más y mejorando un poco el ritmo; al paso por un túnel recibí los últimos ánimo antes de meta, peor quedaban muchos minutos todavía para seguir corriendo y sufriendo, así que me volví a para otra vez para beber, esta vez más breve y así conseguí tomar un poco de ánimo.
Un momento importante llegó al entrar en el parque, más o menos por el kilómetro 35 en el que el frescor de los árboles y la consiguiente bajada de la temperatura me provocaron una tiritona; me asusté un poco, pero lo achaqué a que estaba empapado por todo el agua que me había echado por encima. Seguí corriendo, pero el cuadriceps de la pierna izquierda estaba agarrotado así que hice una tercera y última parada para estirar. Ya no se podía para más, así que me conjuré para llegar de un tiró  a la meta, apreté los dientes y volví a mejorar mi ritmo en la última fase de la carrera, en la que la animación es espectacular. 
Puede que el ambiente me animara, o quizás el cartel del kilómetro 40, en el que aceleré para acabar como esta carrera merecía, con fuerza, a 4'30'' y esprintando en la recta de meta. No valía para mucho adelantar a atletas en ese bonito final, solo para maquillar un resultado discreto de 3h20'20'', muy lejos del objetivo deseado, pero muy valioso si se tiene en cuenta todo lo que había padecido en esas 26,2 interminables millas de Rotterdam.
Tenía muchas esperanzas depositadas en esta carrera, pero las cosas no han salido, sin embargo debo estar satisfecho porque lo he intentado a sabiendas de que con esa meteorología era casi imposible lograr el objetivo marcado, ahora tocar levantarse, seguir corriendo y seguir buscando objetivos.

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