jueves, 5 de abril de 2018

El espíritu de Fabián

Supongo que los buenos aficionados al atletismo recordarán el Maratón de Rotterdam de 1998, áquel en el que el genial Fabián Roncero rodaba a ritmo de record del mundo hasta que una sobrecarga en los isquios le obligaron a parar para estirar y acabar con el sueño de conseguir la mejor marca del planeta, aunque consiguiendo la victoria en la prueba; tres años antes, otro mítico atleta español, Martín Fiz, cruzó vencedor la línea de meta de una carrera que por aquellos años era una de las preferidas por los grandes maratonianos para intentar conseguir una buena marca, no en vano, en Rotterdam se ha batido dos veces el record mundial. Sin duda, el maratón de esta portuaria ciudad holandesa ha sido un referente en la historia de la distancia de Filípedes, aunque hoy en día su importancia ha disminuido con la aparición de otras pruebas en ciudades que pagan fijos más elevados a los atletas de elite y más atractivas para los corredores populares.
Aún tengo grabadas las escenas de esa mítica carrera en mi retina, aunque por entonces yo no poseía el "título" de maratoniano, pues vivía en Tenerife y me estaba preparando recorrer el Camino de Santiago en MTB, algo que hice en 1999 y aunque mi propósito de correr un maratón era anterior a esta carrera, es evidente que esta gesta, así como las de Fiz, Antón y el triplete de Helsinki, reforzaron mis intenciones ade afrontar algún día la prueba reina del atletismo de fondo.
Puede parecer extraño que Rottterdam no forme parte de las 30 participaciones maratonianas en ciudades distintas que llevo en mi contador particular; la razón fundamental hay que buscarla en la concentración de pruebas muy atractivas durante el mes de abril que me hicieron aplazar mi visita a Rotterdam hasta el próximo domingo, con 52 años ya cumplidos y una mochila bien cargada por la esperanza de conseguir una buena marca. Aunque en realidad estoy mintiendo, mi objetivo no es lograr una buena marca, sino que soy más ambicioso y voy a salir a romper la barrera de la tres horas.
El intento infructuoso de hace año y medio en Frankfurt me sirvió para comprobar que aún soy capaz de correr rápido y que puedo estar cerca de esa marca que tanto he buscado a lo largo de estos años; me tomé 2017 como un año de transición para preparar a conciencia un maratón de 2018 y contemplé solo dos posibilidades basadas en las bondades de su trazado, Valencia y Rotterdam; la elección de Rotterdam se basa en criterios meteorológicos exclusivamente, ya que el calor y la humedad de Valencia me asustan un poco, aunque es evidente que en Rotterdam también hay humedad y mucha.
Pero el clima no me va a ayudar a hacer una gran marca si mis piernas no "tiran" y para eso he estado entrenando duro desde que finalicé el maratón de Alcalá allá por noviembre; puedo decir sin miedo a equivocarme que ha sido una preparación prácticamente redonda, adaptada a mis condiciones, pues soy un corredor que coge la forma poco a poco y lso datos objetivos de las marcas indican que mi progresión ha sido adecuada desde noviembre hasta ahora. La preparación que ha diseñado Depa se ha centrando, fudamentalmente, en mejorar mis prestaciones a ritmos altos, por lo que he trabajado mucho las series y los ritmos controlados, sin dar demasiada importancia a las tiradas largas. Las series han ido aumentando en distancia desde noviembre hasta ahora, mientras que los controlados los he realizado básicamente compitiendo, ya que he disputado 8 diezmiles, un cinco mil y una legua, además de la media de Getafe; como ya he dicho, mi rendimiento ha ido mejorando lenta, pero progresivamente en dichas competiciones hasta poner la guinda en mi participación en los 10k de Laredo, donde logré mi mejor marca personal en la distancia.
Teniendo en cuenta los resultados, se podría decir que estoy en el mejor estado de forma de mi vida, pero el maratón es otra prueba y ratificar esa afirmación en Rotterdam no va a ser tarea sencilla; es cierto que me espera un circuito muy rápido, plano y a nivel del mar, pero también lo es que no voy precisamente "sobrado" y si logro mi objetivo va a ser previsiblemente por un puñado de segundos. Para conseguirlo, voy a aplicar la misma táctica que empleé en Sevilla, es decir, intentar pasar la media entre 1h29'30'' y 1h30'30'' y rematar la faena en la segunda parte de la prueba; creo que un ritmo más rápido de paso sería un suicidio y uno más lento no me permitiría remontar. La meteo será favorable pues parece que no va a soplar el viento, pero la temperatura va a ser más elevada de lo que me gustaría, pues se esperan unos 10º a la hora de la salida y unos 15º en la llegada, caluroso para mi. Como es habitual, contaré con un nutrido grupo de animadores dirigidos por Marisa que me darán el aliento necesario para conseguir este reto.
Todo está preparado, ahora hay que templar nervios y esperar al domingo para disputar mi 31º maratón e intentar romper la barrera de las 3 horas de una vez por todas; tengo 52 años y  ya no valen medias tintas, voy a salir a conseguir el premio gordo, a priori no me conformo con un resultado peor, aunque la carretera será quién dicte sentencia; el domigo, a las 10 de la mañana y con el dorsal 5899 en mi pecho, intentaré emular el espíritu de aquella mítica carrera de Roncero y esta vez, llegar a buen puerto. Puede que sea mi penúltima bala, así que tocar correr, pelear, sufrir y sobre todo, disfrutar de nuevo de un maratón.

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