Como ya os he comentado en la primera parte, el maratón de Quebec no se puede considerar masivo, ni mucho menos, pero sería demasiado simple evaluar la calidad de su organización teniendo en cuenta sólo este parámetro, porque hay muchos ejemplos de carreras modestas mal organizadas, algo que no se puede decir en este caso.
Empezaré, como es habitual, hablando de la página web, en la que la inscripción se hace de manera sencilla y los contenidos informativos sobre la prueba son bastante buenos y se actualizan los días previos a la carrera para dar toda la información necesaria. Se puede leer sólo en francés y en inglés y es que, como ya he dicho, no parece una prueba que interese al público internacional.
La feria del corredor es modesta, pero muy amplia, pues está ubicada en un gran pabellón de la feria de congresos de Quebec. La recogida del dorsal es muy ágil con un personal muy atento. Te dan una camiseta con la inscripción junto a una bolsa que valdría para ir a hacer la compra al súper. El resto de la feria es un conjunto de stands de tienes de deporte donde puedes encontrar ropa de atletismo y suplementos alimenticios. No vi stands de otros maratones, ni de marcas deportivas importantes, a tono con el resto.
Pero vamos con lo importante, la carrera, en la que la organización roza a gran altura; se disputan tres pruebas, con salidas independientes y llegadas a la misma meta pero con un amplio margen horario. Los de los 10k (donde corrió Alonso) son transportados por School Buses (como en Boston) hasta la línea de salida, que se sitúa en el mismo recorrido del maratón, en los últimos 10.000 metros. Los de la media también son transportados en autobús, pero son recogidos en un punto diferente y son trasladados a la salida, también situada en el mismo recorrido y 21 km antes. Por último, los maratonianos tenemos que coger in ferry que nos lleva hasta Levis, donde nos esperan unos autobuses que nos trasladan a la zona de salida. En mi opinión, el transporte de los corredores a la salida, es ejemplar.
La zona de salida es pequeña, no hay muchos corredores, pero hay un buen número de sanitarios, te ofrecen agua e isotónicos y además hay zonas de hierba donde te puedes tumbar para relajarte antes de la prueba. Se puede dejar tu propia bolsa en unos camiones que funcionan bien y sin colas. La salida no tiene cajones, pero no son necesarios porque hay pocos corredores y además se ordenan civilizadamente, es decir, no vi a ningún atleta lento por delante en los primeros metros.
En Canadá no se utilizan millas y afortunadamente para los europeos se cuenta por kilómetros, pero de una manera peculiar, pues no se señalizan los kilómetros realizados, sino los que faltan para el final, de manera que a los 200 metros ya puedes ver el cartel que señala que te faltan 42 km para llegar. Nunca había probado este método, pero me ha gustado porque te permite calcular mejor el ritmo.
El recorrido está bien señalizado, es amplio y bien señalizado, con muchos voluntarios que evitan posibles equivocaciones. Hay avituallamientos cada 2,5 km y en la mayoría de los casos en ambos lados del recorrido. Los voluntarios te dan el vaso en la mano (agua e isotónicos) lo que evita pérdidas de tiempo y a partir de la media hay avituallamiento sólido, consistente en plátanos, naranjas y geles.
Tras cruzar la meta te ponen la famosa medalla luminosa y te dan agua, isotónicos y fruta a demanda; por lo que vi, también había capas para el frío, innecesarias en este caso porque acabamos con una temperatura de 30º.
Se puede decir que la organización del maratón de Quebec roza a gran altura y que está capacitado para asumir la presencia demás corredores, aunque es evidente que las fechas no acompañan demasiado, porque correr un maratón en el hemisferio norte y en agosto, es un poco friki.
1 comentario:
Grande como siempre, deseando leer la crónica de la carrera ;)
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