Faltan menos de 48 horas para que se de la salida del Maratón de Barcelona 2012. A pesar de estar curtido en bastantes batallas, los nervios han empezado a aflorar y no creo que me abandonen hasta el momento en el que suene el pistoletazo inicial. Han pasado cinco meses desde que crucé la línea de meta en Central Park, después de aquellos desafortunados calambres y desde entonces, mi obsesión ha sido llevar a cabo una dulce venganza en la siguiente gran cita, que ya está a la vuelta de la esquina.
En estos cinco meses he entrenado duro y como siempre he recibido el apoyo y la comprensión de mis amigos y familiares. Como os he contado, ha sido una preparación un tanto peculiar, pues he sufrido lesiones y enfermedades siempre inconvenientes, pero eso no ha sido lo peor, ni mucho menos. Muchos de los que me seguís, ya sabéis que en enero operaron a mi hermana; fueron unos días duros los que pasó en el hospital, pero logró superar los problemas y ahora sigue su recuperación en casa; una recuperación que puede ser más larga de lo previsto, pero que estoy seguro que acabará en una total recuperación.
Mi hermana Feli me ha acompañado a dos maratones, Berlín y Amsterdam, a la media de Lisboa y a algunas carreras más, junto con mi sobrino Manuel y mi cuñado Jesús; son unos de mis seguidores más fieles y estaba previsto que me acompañaran en Barcelona, junto a Marisa y los niños. Pero como os podéis imaginar, esta vez no va a poder ser porque aún es temprano para realizar un viaje de este tipo. Va a ser extraño no verlos en alguna calle animándome y agitando las banderitas que tan bien identifico, pero sé que me van a seguir desde casa con la misma ilusión. Mi hermana siempre dice que admira mi fuerza de voluntad para salir a entrenar todos los días, pero yo creo que no es tan difícil esforzarse cuando algo te gusta tanto como a mi me gusta correr; sin embargo, la voluntad que es verdaderamente admirable, es la de luchar día a día por superar una enfermedad y recobrar la vida cotidiana que tanto le gusta. Por eso, cuando lleguen los momentos malos de la carrera y me invada el cansancio y el dolor, pensaré en que mi hermana supera obstáculos más difíciles cada día y que debo seguir adelante porque es la única manera de llegar al final, en el tiempo que quiero o en otro mayor, pero lo importante es llegar.
El domingo espero poder cruzar la línea de meta de mi decimosegundo maratón y en esos momentos volveré a acordarme de todos los que ha estado a mi lado durante esos 42,195 km; me acordaré de todos los que me seguís por aquí, de mis amigos, de los compañeros del foro, de mis compañeros corredores de Running bajo Control, especialmente de Elena, que correrá conmigo en Barcelona, de mis amigos "maratonianos" que me seguirán en mi próxima cita, de mi entrenador Depa, de mis hermanos, de Marisa y los niños, pero, esta vez, especialmente de Feli, a la que quiero dedicar esta carrera. Ella también va a cruzar la línea de meta en unos meses y con un buen tiempo.
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