Madrid, esa ciudad "invivible, pero insustituible" de a la que cantaba Sabina, se transforma en un lugar mucho más habitable en el mes de agosto, cuando la mayor parte de los madrileños emprenden camino hacia la playa en busca del merecido descanso estival. Para los que trabajamos en agosto, la Villa y Corte deja de ser ese lugar molesto, ruidoso, lleno de atascos y escaso de plazas de aparcamiento, para convertirse en un lugar habitable en el que se pueden llevar a cabo sin problemas muchas actividades de ocio.
Quizás sea esa la razón por la que la Agrupación Deportiva Argumosa celebra una bonita carrera justo el fin de semana en el que comienzan las vacaciones estivales para millones de madrileños. Una carrera que ya va por su 29º edición, pero que he descubierto este año y menudo descubrimiento, porque el recorrido discurre integramente por el centro de Madrid y a pesar de su dureza, correr por el Madrid de los Austrias es todo un lujo.
El populoso barrio de Lavapiés es inicio y final de la prueba. Es una carrera modesta, pero bien organizada, aunque sería interesante mejorar la recogida de dorsales y la señalización de los kilómetros. Sin embargo hay que considerar la dificultad que conlleva organizar a 1.000 corredores atravesando la Puerta de Toledo, subiendo la calle Bailén, pasando frente al Palacio Real, cruzando La Latina, Sol y tras descender por la Carrera de San Jerónimo, acabar cruzando Atocha para finalizar en la calle Argumosa. Sin duda el recorrido es espectacular y por eso se pueden pasar por encima algunas deficiencias que responden más a las exigencias de las autoridades locales que al empeño de los organizadores.
Centrándonos en mi actuación, salí con precaución, temeroso del sinuoso recorrido que me esperaba. Los primeros kilómetros son cuesta abajo y no me quise cebar, porque pronto llega la subida por la calle Bailén, larga y mantenida hasta llegar al Palacio Real donde los turistas japoneses nos miraban con incredulidad. A partir de ahí, subidas y bajadas en el recorrido por el centro de la capital en las que pude mantener bien el ritmo sin pasar apuros. Poco más tarde, en Sol, se iniciaba la bajada final, en la que aproveché para acelerar un poco ya que no me sentía nada castigado por el recorrido completado. Al final, 44'02'' en meta, a una media de 4'09'' que no esta nada mal teniendo en cuenta el recorrido.
A partir de ahora comienza la preparación especifica para el maraton de New York, aunque antes de afrontar las medias, volveré a correr en Siete Aguas, después de la bonita experiencia del año pasado. Todos los detalles estarán aquí y espero que con mas frecuencia a pesar e de las fechas.
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