El verano esa una época del año diferente a las demás, fundamentalmente porque la mayoría de los españoles se toman unos merecidos días descanso para ir a la playa, la montaña u otro destino; aparte de descansar, a los españoles también nos gusta hacer otras actividades relacionadas con el ocio, por lo que a lo largo del territorio patrio se ofertan lo que se puede considerar como eventos culturales clásicos del verano, como el Festival de Teatro Clásico de Mérida o el de Almagro, los conciertos del Botánico, o los de la Muralla en Alcalá de Henares... Y si nos vamos al terreno deportivo, todos conocemos los torneos futbolísticos veraniegos más afamados, como el Teresa Herrera o el Carranza.
Yéndonos al terreno atlético, las carreras populares son muy escasas durante los meses de julio y agosto, el calor y las vacaciones no motivan demasiado a los corredores a calzarse las zapatillas; sin embargo, hay excepciones muy notables, como el famoso Gran Fondo de Siete Aguas que he corrido dos veces, o la Media de Navajas, que aún tengo en mi agenda. Sin embargo, mi carrera favorita del verano es el Trofeo San Lorenzo de Atletismo, que este año ha sumado cuarenta y dos ediciones y que discurre por el castizo barrio de Lavapiés en Madrid. Son 10 kilómetros recorriendo lugares emblemáticos del centro de la capital de España, como San Francisco el Grande, el Palacio Real, la Calle Mayor, la Puerta del Sol... Un bonito, pero duro recorrido ya que en esa parte de Madrid está llena de cuestas que hay superar para llegar a la meta de Argumosa.
Este año ha vuelto a hacer calor, como es normal en estas fechas, 26º a la hora de comienzo, las 9 de la mañana; yo llegaba después de una semana de "acondicionamiento" que me había recetado Depa, una especie de transición al maratón para recuperarme del cansancio muscular que me generó el Camino Portugués. Un mes antes de esta, había corrido en Villanueva de la Torre, una divertida carrera de 10 kilómetros en la que sufrí bastante a causa de la inactividad atlética, así que utilicé esa prueba como referencia para no cebarme en la cuesta abajo inicial y regular el esfuerzo; la estrategia funcionó y a pesar de no hacer un buen tiempo (44'42''), mis sensaciones fueron positivas porque logré aprovechar el entrenamiento que llevaba y eso es importante a pesar de la modesta marca.
Ahora toca centrarse completamente en México, una prueba complicada, pero muy atractiva que quiero tener en mi historial; entrenar en verano supone madrugar mucho (otro clásico), con las piernas poco activadas para evitar que la temperatura sea más elevada y generalmente no suelo disfrutar los entreno ni estar cómodo debido a las condiciones en las que se hace; sin embargo, la motivación es alta y es eso lo que distingue a los buenos atletas, así que, vamos a ello.
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