La ciudad del Cid fue el lugar elegido para hacer la segunda prueba seria de cara al maratón de disputaré en Valencia el próximo 1 de diciembre; en Burgos se celebraba la cuarta edición de su maratón, con el que también se disputan las pruebas simultáneas de media y maratón por equipos, por lo que decidí apuntarme animado por la bondad de su circuito plano y de la cercanía a casa y a pesar de que debido a mi trabajo el viaje tenía que ser un poco "apretado".
Después del buen sabor de boca que me había dejado mi actuación en la media de Valladolid, esperaba esta nueva cita con la moral alta y debo reconocer que con las expectativas igualmente altas; sin embargo, un resfriado a principios de semana trastocó ligeramente mis entrenamientos pues tuve que trasladar la sesión de calidad al jueves pues el miércoles no tenía el cuerpo para muchos esfuerzos. No le di mucha importancia ni a este hecho, ni al hecho de pasar toda la mañana del sábado de pie en el desfile de las Fuerzas Armadas en el que desfilaba mi sobrino, ni siquiera a que tras el desfile me fui a trabajar y al salir me desplacé a la capital castellana para llegar a media noche a un hotel donde me acosté para estar a tope la mañana de la prueba.
La mañana del domingo amaneció fresca, que no fría y es que debido a los caprichos climáticos que nos están acompañando en los últimos años, ya ni siquiera puedes pasar "pelete" en la ciudad que cruza el río Arlanzón; con 14 grados de temperatura no me importa correr, aunque hubiera preferido algún grado menos al inicio de la prueba. El caso es que recogí mi dorsal y bolsa del corredor en el bonito Museo de la Evolución Humana y me puse a calentar por el parque adyacente a la ribera del río hasta completar los 4 kilómetros que tenía programados previos a la carrera. Durante el calentamiento me di cuenta que no tenía las piernas tan frescas como en Valladolid, pero tampoco le di importancia pues confiaba en que esa sensación se disiparía tras los primeros kilómetros.
Me coloqué bien en la salida, a la vista del globo de la 1h30' al que decidí seguir, pero el ritmo del globo en los primeros kilómetros se les fue hasta 4'10'', bastante más rápido de lo que yo necesitaba, de manera que decidí echar el reno al paso por el kilómetro 2 y poner un ritmo que pudiera aguantar con comodidad. No creo que ese inicio tan rápido fuera decisivo en la prueba, aunque me afectó negativamente, porque la realidad era tozuda, no iba cómodo al paso que debía seguir para cumplir mi objetivo de bajar de los 90 minutos. Aún así, en el primer tercio de carrera que discurre por la zona de la universidad y el monasterio de las Huelgas, mi tiempo se quedó por debajo de los 30 minutos en el kilómetro 7, pero poco a poco iba perdiendo fuelle.
la realidad era tozuda, mi ritmo era de 4 a 5 segundos más lento de lo previsto y a pesar de poner todo mi empeño en mejorarlo, las piernas no respondían y no era capaz de conseguirlo; seguíamos por las afueras de la ciudad, la animación era escasa y me fui dando cuenta que tenía que cambiar mi objetivo final, pero también que no podía reducir más el ritmo, así que seguí apretando los dientes y rodando lo más rápido que podía. No era suficiente, por el kilómetro 14 el crono se iba unos 30 segundos por encima de la hora y me di cuenta que si no aceleraba, iba a perder mucho más en el tramo final.
En el tercio final la carrera se adentra en el maravilloso centro de la ciudad, se deja la imponente catedral a la izquierda, la animación era bastante mayor y al salir de la plaza estaba Marisa animando, pero el paso por el centro tampoco fue muy productivo, se callejea demasiado y volví a perder muchos segundos antes de enfilar el paseo del Espolón y comenzar la parte final de la prueba. Pero la parte final tenía un invitado más, el viento que llevaba soplando toda la prueba, pero que aumentó su fuerza en los últimos kilómetros cuando su dirección era completamente desfavorable, es decir, de cara. Iba bien de fuerzas, de hecho empecé a adelantar atletas, pero era muy difícil mantener un buen paso debido al viento de ara; me fui dando cuenta que había que luchar por el sub 1h31', pero tampoco lo logré y aunque hice el último kilómetro a 4'10'', mi crono total fue decepcionante, 1h31'42'', muy lejos de lo que previsto.
Sinceramente esperaba que esta prueba me diera un empujón moral de cara a las decisivas semanas de entrenamiento que me quedan por delante, pero no ha sido así y quizás esto sólo sea un baño de realidad que me indicado para bajar de 3 horas en un maratón; no obstante, rendirse ahora seria demasiado fácil y lo que tengo que hacer es seguir entrenando duro y bien para llegar a Valencia en el mejor estado de forma posible y entonces, veremos que sale. Burgos ya es historia, ha sido una mala carrera, pero una bonita experiencia correr por algunas calles que formaron parte de mi niñez, cuando iba a Burgos con mis padres o en las excursiones del cole; tendré que volver a correr otra vez en esa bonita tierra.
Después del buen sabor de boca que me había dejado mi actuación en la media de Valladolid, esperaba esta nueva cita con la moral alta y debo reconocer que con las expectativas igualmente altas; sin embargo, un resfriado a principios de semana trastocó ligeramente mis entrenamientos pues tuve que trasladar la sesión de calidad al jueves pues el miércoles no tenía el cuerpo para muchos esfuerzos. No le di mucha importancia ni a este hecho, ni al hecho de pasar toda la mañana del sábado de pie en el desfile de las Fuerzas Armadas en el que desfilaba mi sobrino, ni siquiera a que tras el desfile me fui a trabajar y al salir me desplacé a la capital castellana para llegar a media noche a un hotel donde me acosté para estar a tope la mañana de la prueba.
La mañana del domingo amaneció fresca, que no fría y es que debido a los caprichos climáticos que nos están acompañando en los últimos años, ya ni siquiera puedes pasar "pelete" en la ciudad que cruza el río Arlanzón; con 14 grados de temperatura no me importa correr, aunque hubiera preferido algún grado menos al inicio de la prueba. El caso es que recogí mi dorsal y bolsa del corredor en el bonito Museo de la Evolución Humana y me puse a calentar por el parque adyacente a la ribera del río hasta completar los 4 kilómetros que tenía programados previos a la carrera. Durante el calentamiento me di cuenta que no tenía las piernas tan frescas como en Valladolid, pero tampoco le di importancia pues confiaba en que esa sensación se disiparía tras los primeros kilómetros.
Me coloqué bien en la salida, a la vista del globo de la 1h30' al que decidí seguir, pero el ritmo del globo en los primeros kilómetros se les fue hasta 4'10'', bastante más rápido de lo que yo necesitaba, de manera que decidí echar el reno al paso por el kilómetro 2 y poner un ritmo que pudiera aguantar con comodidad. No creo que ese inicio tan rápido fuera decisivo en la prueba, aunque me afectó negativamente, porque la realidad era tozuda, no iba cómodo al paso que debía seguir para cumplir mi objetivo de bajar de los 90 minutos. Aún así, en el primer tercio de carrera que discurre por la zona de la universidad y el monasterio de las Huelgas, mi tiempo se quedó por debajo de los 30 minutos en el kilómetro 7, pero poco a poco iba perdiendo fuelle.
la realidad era tozuda, mi ritmo era de 4 a 5 segundos más lento de lo previsto y a pesar de poner todo mi empeño en mejorarlo, las piernas no respondían y no era capaz de conseguirlo; seguíamos por las afueras de la ciudad, la animación era escasa y me fui dando cuenta que tenía que cambiar mi objetivo final, pero también que no podía reducir más el ritmo, así que seguí apretando los dientes y rodando lo más rápido que podía. No era suficiente, por el kilómetro 14 el crono se iba unos 30 segundos por encima de la hora y me di cuenta que si no aceleraba, iba a perder mucho más en el tramo final.
En el tercio final la carrera se adentra en el maravilloso centro de la ciudad, se deja la imponente catedral a la izquierda, la animación era bastante mayor y al salir de la plaza estaba Marisa animando, pero el paso por el centro tampoco fue muy productivo, se callejea demasiado y volví a perder muchos segundos antes de enfilar el paseo del Espolón y comenzar la parte final de la prueba. Pero la parte final tenía un invitado más, el viento que llevaba soplando toda la prueba, pero que aumentó su fuerza en los últimos kilómetros cuando su dirección era completamente desfavorable, es decir, de cara. Iba bien de fuerzas, de hecho empecé a adelantar atletas, pero era muy difícil mantener un buen paso debido al viento de ara; me fui dando cuenta que había que luchar por el sub 1h31', pero tampoco lo logré y aunque hice el último kilómetro a 4'10'', mi crono total fue decepcionante, 1h31'42'', muy lejos de lo que previsto.
Sinceramente esperaba que esta prueba me diera un empujón moral de cara a las decisivas semanas de entrenamiento que me quedan por delante, pero no ha sido así y quizás esto sólo sea un baño de realidad que me indicado para bajar de 3 horas en un maratón; no obstante, rendirse ahora seria demasiado fácil y lo que tengo que hacer es seguir entrenando duro y bien para llegar a Valencia en el mejor estado de forma posible y entonces, veremos que sale. Burgos ya es historia, ha sido una mala carrera, pero una bonita experiencia correr por algunas calles que formaron parte de mi niñez, cuando iba a Burgos con mis padres o en las excursiones del cole; tendré que volver a correr otra vez en esa bonita tierra.
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