Una carrera que congrega una participación global de 1000 atletas se puede considerar bastante modesta, por lo que a la hora de analizar las labores organizativas del Neujahrsmarathon, hay que tener muy en cuenta este dato porque detrás de una idea tan brillante como la disputa de una prueba atlética que se inicia en el primer segundo del día del nuevo año, está una organización equiparable a la de cualquier carrera popular de pueblo un poco mejorada. Espero que nadie malinterprete el comentario anterior, porque los pueblos organizan muy buenas competiciones y también lo hacen los que montan este evento en el pequeño pueblo de Schlieren pues han logrado que participen en su maratón un importante número de atletas extranjeros provenientes de los cinco continentes.
El primer pilar de esta exitosa carrera es una vistosa página web que genera más expectación de lo que realmente te encuentras posteriormente, pero que funciona muy bien no sólo para inscribirse sino también para mantener a los participantes puntualmente informados hasta el día de la prueba de todos los detalles necesarios y sobre todo de la meteorología, básica a la hora de afrontar la competición. Además, cuelgan las clasificaciones en tiempo récord y puedes ver tus fotos sin esperar demasiados, unas fotos muy buenas, por cierto.
Como ya he comentado no hay feria del corredor porque los dorsales se pueden recoger hasta una hora antes de la competición, aunque yo me acerqué el día anterior para ir más tranquilo el día de la prueba; la recogida es ágil, los voluntarios muy amables y la resolución de problemas es bastante efectiva, no tengo quejas en este aspecto, aunque me hubiera gustado que hubiera una pequeña feria pues siempre es interesante.
El día D empieza a las 19 horas en el polideportivo de Schlieren, pues desde esa hora se oferta comida y bebida a los participantes y acompañantes, fundamentalmente pasta y a precios nada populares; la pista se llena de sillas y mesas para celebrar la última cena del año con menos glamour de lo deseable, pero puede resultar práctico para algunos atletas, no para mi que decidí cenar antes en Zurich y llegar una hora antes del comienzo. En el polideporivo hay vestuarios, baños y una temperatura lo suficientemente agradable para cambiarse y para que los acompañantes estén cómodos. Eso si, una vez comenzada la prueba, el la fiesta que se anuncia con DJ, bebidas y diversión a tope deja mucho que desear teniendo en cuenta que el DJ no es precisamente animado y que la fiesta es prácticamente insistente, sin hablar de los galácticos precios de bebidas y avituallamiento general.
Llega la medianoche y todos esperamos una espectacular cuenta atrás, que finalmente decepciona a pesar del buen hacer del speaker, pero personalmente creo que se puede hacer mucho mejor de manera más emotiva para los participantes; justo después se empieza a correr o más bien a caminar porque la pista es pequeña para los mil atletas y más aún los primeros metros de la prueba que se desarrollan en un camino balizado muy estrecho. El recorrido discurre por un camino paralelo al río, es el único camino que hay pero la señalización es escasa o nula, salvo los hitos kilométricos que sólo valen para la primera vuelta, porque en la segunda ya no valen al ser vueltas de 10,50 Km. Que no haya mucha señalización no es un grave problema en la primera vuelta porque hay muchos aprticipantes sumando 10K y media, pero cuando se quedan sólo los maratonianos hay veces que con las oscuridad es difícil orientarse a pesar de llevar un buen frontal.
El camino estaba encharcado en algunos tramos y no culpo de ello a la organización, pero creo que si se podría hacer algo en el tramo final que lleva al polideportivo, muy encharcado y pesado desde el inicio y muy fácil de solventar con un poco de voluntad; tampoco estaban bien señalizados algunos obstáculos en formas de raices o alcantarillas con las que era fácil tropezarse debido a la falta de luz; no pretendo que iluminen todo el recorrido, pero estaría bien iluminar esos obstáculos.
Los avituallamientos son correctos, con agua e isotónicos templados al lado derecho y en vaso; nada que objetar salvo la inexperiencia de algunos voluntarios que no alargaban el brazo para que cogieras bien el vaso. Hay sólo dos, uno justo antes de cruzar el río para volver al inicio y otro a la salida del polideportivo, ambos siempre bien provistos y bien iluminados. También hay dos zonas de fotografía, bien señalizadas y con bastantes flashes para que las fotos quedaran tan bien como lo hacen.
También quiero destacar la buena labor del speaker que animaba mucho y bien hasta la linea de meta tras la cual te espera agua, isotónicos y algún alimento sólido para reponer fuerzas, aunque eché de menos una capa para entrar en calor; unos amables voluntarios te dan la camiseta y te cuelgan la medalla por la que se paga en la inscripción, un hecho un tanto irregular porque no se puede concebir que después de un maratón no te den la medalla de finisher si no pagas, pero imagino que en Suiza las cosas funcionan así, hay que pagar por todo y además mucho dinero.
Para finalizar, te puedes hacer una foto tu mismo en un photocall dispuesto a tal efecto y sin más que hacer, dirigirte a pie a la estación de tren para volver a Zurich. ¿Mi opinión de la organización? Es correcta, pero mejorable en bastantes aspectos.
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