A los maratonianos nos suele molestar que alguien nos pregunte la distancia que hemos recorrido cuando contamos que hemos competido en un maratón; puede parecer extraño para los que nos gusta esto de "runear", pero la mayoría de la gente ignora que la distancia de Filípedes se compone de 42,195 kilómetros; os preguntarías el porqué de esta reflexión en un post que versa sobre un maratón, pero la explicación es sencilla: mientras corría el pasado domingo en la ciudad cervantina, me crucé en varias ocasiones con viandantes que me animaban con su buena voluntad, pero yo me preguntaba ¿Saben que estoy corriendo un maratón? ¿Acaso saben que se está disputando la segunda edición del maratón de Alcalá?
Es evidente que la joven maratón complutense no tiene tirón entre los habitantes de una ciudad que además de ser patrimonio de la humanidad, oferta cada fin de semana variados actos culturales a los que la gente acude en buena medida; sin embargo, la celebración de una prueba tan emblemática como es un maratóns, apenas tiene eco en la ciudad, al margen de los cortes de tráfico que hacen enfadar tanto a los conductores insolidarios.
En mi opinión, hay que hacer algo más de lo que ha hecho la organización para que la gente disfrute de un acontecimiento como este; es evidente que no es posible hacer de esta carrera una fiesta en toda la ciudad de un año para otro, pero si no se da el primer paso, no se va a conseguir el objetivo. En Alcalá, salvo unos pequeños carteles colgados en la Vía Complutense, no había señal alguna que indicara que se iba a celebrar el evento; no hay feria del corredor, solamente una recogida de dorsales en la entrada de un pabellón y poquito más. Yo pienso que alguna actividad popular, como las típicas pruebas del día anterior o competiciones infantiles podrían atraer la atención del público, pero aquí no ha habido nada de eso y así es complicado crear ambiente.
El día de la prueba, la falta de ambiente quedaba muy patente, a pesar del puñado de aficionados que se dieron cita en la salida frente a la plaza de toros, un lugar, por cierto, mal elegido teniendo en cuenta que la ciudad complutense tienes muchos lugares emblemáticos en los que se hubiera podido dar más enjundia a la salida o llegada de la carrera, pero en realidad se comienza en una avenida muy poco concurrida por los viandantes alcalainos y se termina en un polideportivo. El resto, es un circuito sin apenas animación, ni siquiera cuando se cruza por la Plaza de Cervantes, auténtico corazón de la ciudad, pero vacía de público en las dos ocasiones que pasé, aunque con gente paseando como en un domingo cualquiera, ajenos a la carrera estaban disputando los atletas que corrían por allí es mañana. Tampoco había bandas de animación, ni algún otro reclamo para atraer público, así que supongo que para el atleta no local, el recorrido debe ser un auténtico aburrimiento.
Obviamente mi caso es diferente, porque me considero casi alcalino y porque mi afición volvió a estar de diez en las calles complutenses; esta vez, los clásicos Ana, Toni, Encho y Paco fueron capitaneados por Marisa para animarme en varios momentos importantes de la prueba, pero hubo nuevas incorporaciones, como Belén, Araceli y Javi, que también aportaron esos ánimos que tanto se agradecen. Y a todo ello, hay que sumar la presencia de muchos amigos compitiendo en el maratón y en el 10K y a la participación de Pili con la que corrí gran parte de la prueba, lo cual completó una bonita jornada, corriendo en casa, junto con mis amigos y mi familia; no se puede pedir más.
No obstante, el Maratón de Alcalá me ha decepcionado en cuanto al ambiente que genera y no creo que se puedan buscar excusas por el hecho de ser una prueba modesta y de escasa participación; he corrido bastantes veces en la ciudad complutense y puedo asegurar que la media o incluso la carrera Grutear atraen más gente de los que he visto en esta maratón; tan prueba que cuenta con una ciudad patrimonio de la humanidad, el apoyo de las autoridades locales, un recorrido rápido y que además está al lado de Madrid, debe tener mucha más gente en las calles,
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